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Mileysi Argentel, DT de Cuba en los Juegos Panamericanos: cómo desarrollar un deporte “poco promocionado” y el amor por las Leonas
La entrenadora contó las dificultades que atraviesan, con un enfoque optimista
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SANTIAGO DE CHILE.- Con ese espíritu de vida enérgico, cálido y alegre que probablemente imprima en los genes nacer en el Caribe, la selección femenina cubana, pero en especial su entrenadora, Mileysi Argentel, derraman buenas vibras en el Centro Deportivo de Hockey Césped del Estadio Nacional, sede principal de estos Juegos Panamericanos. Por varios motivos se llevan las miradas de buena parte de los fans, mientras dan forma a una actuación sumamente destacada para ellas tras acceder a la lucha por el sexto lugar. En estas citas, como en tantas, hay triunfos que no son medallas, pero que valen tanto como ellas. Por caso, Mileysi Argentel, pone un ejemplo de ello en su encuentro con LA NACION: “En los Panamericanos de Toronto 2015 enfrentamos a Las Leonas y perdimos ese juego por 10 a 0 y teníamos una felicidad tan grande como si hubiésemos ganado (...) Cuando ganas desde adentro, desde la emotividad y la experiencia, es más que suficiente”. La entrenadora, primera mujer en la historia en dirigir a la selección de su país, cuenta detalles de cómo se desarrolla el hockey en Cuba, a la vez que muestra devoción con la posibilidad de estar tan cerca de las argentinas, a las que les rinden amor eterno. La hermandad tiñe la atmósfera entre los dos equipos, con realidades que son antítesis.
“El hockey en nuestro país es un deporte que no es muy promocionado, sin embargo, se encuentra en todas las escuelas de iniciación deportiva, donde se van creando las bases. Quizás por cosas como que no hay tantas posibilidades de desarrollo o de tener canchas sintéticas. Pero gracias a la Federación Internacional de Hockey (FIH) hoy tenemos dos. Una de primer nivel que está en La Habana, que es donde radica la selección nacional, y otra en la provincia de Ciego de Ávila”, cuenta la DT que vistió la camiseta cubana entre 2004 y 2018, siendo capitana por más de 12 años y panamericana en tres ocasiones. Y sigue: “Nos estamos desarrollando, nosotros tenemos atletas que llevan más de 12 años en la selección y participar de unos Panamericanos, con este nivel es muy bueno. A nivel de Centroamérica seguimos siendo una gran potencia, junto a México, que ahora por primera vez nos ganó. Desde que el hockey fue incluido en 1993 en los Juegos Centroamericanos, siempre ganamos y excepto en 2003 y 1996, Cuba ha participado en todos los Panamericanos”.
La realidad del equipo caribeño es una cuando está en su región y otra cuando la trasciende. Por caso, estos Juegos. Le tocó integrar el grupo B, en el que cayó por 7 a 1 en el estreno ante Canadá, por 1 a 0 ante México y por 2 a 0 ante Chile, que a priori era uno de los candidatos a jugar la final, aunque cayó en la llave de cuatro frente a Estados Unidos por penales. La hidalguía con la que las jugadoras cubanas afrontaron esos duelos ante las norteamericanas y trasandinas son la prueba de que Santiago 2023 ya representa una actuación muy buena para Cuba, que tras vencer a Trinidad y Tobago por 1 a 0 en el cruce siguiente se ganó el derecho a participar por el sexto lugar: ya superó lo hecho en 2015 y 2019. “Estamos bien contentas”, define Mileysi. Y disfrutan a sobremanera enfrentar jugadoras de primer nivel: al ser los Panamericanos clasificatorios a los Juegos Olímpicos, todos ponen lo mejor, “aunque las Leonas están a un nivel extra mundial”, adelanta.
Tras el duelo ante Las Diablas chilenas, se conoció una historia mínima que emocionó a todos. A la jugadora cubana Sunayli Nikle se le partió su palo y la Federación Panamericana llamó a una junta de 10 mil likes en Instagram para entregarle uno nuevo. Sin embargo, a la delantera estrella de Las Leonas, María José Granatto, eso no le importó. Consiguió el número de teléfono de Mileysi y le ofreció uno de los dos sticks con los que llegó a Chile: “Me dijo: ‘Oye, tengo un bastón sin problemas para darte’”, cuenta la DT que le dijo. Se lo hizo llegar y luego, en el comedor de la Villa Panamericana aprovechó para ir a saludarlas. Majo se fotografió con Nikle, que la tiene como ídola, aunque el episodio desnudó otra realidad: las pocas posibilidades que tienen las jugadoras cubanas de adquirir elementos de calidad para el juego, especialmente a raíz del bloqueo económico, que si bien ya no es total, aún rige para Cuba.
“Nos afecta el tema de los implementos, pero nada, lo importante son las ganas y la actitud que tienen las muchachas y los jóvenes que van creciendo y les gusta el deporte”, explica Mileysi, a la vez que aclara que “algunas jugadoras tienen su prototipo, la jugadora a la que se le partió el palo es una de las más fuertes del colectivo, la forma de pegada a veces afecta, pero el bastón se le astilló y se rompió, ya venía con problemas desde los Juegos Centroamericanos”. Hace unos meses, en una gira por España, aprovecharon a comprar insumos deportivos, entre ello muchos “bastones”, porque “comprarlos por intermedio de un tercer país es muy costoso”. A diferencia del béisbol, el deporte nacional de Cuba, que ya tiene productores locales que fabrican bates, el hockey no lo tiene. Claro que sueñan con “montar una compañía que los haga”, pero por ahora es simplemente es eso: un sueño. “De algo malo sacamos algo bueno. Y es que jugadora tan admirada como Majo Granatto, haya tenido el detalle tan grande de quitarse un stick de ella y donárselo a una jugadora cubana, máxime que la misma jugadora es fan Nº 1. Desde el día uno que entramos a la Villa, conocimos a Las Leonas, ¿quién que practica nuestro deporte no conoce o quiere ver a Las Leonas’. Enseguida las muchachas empezaron: ‘Oh, Majo, Majo’”, aunque nos pena (vergüenza) pedirle la foto”, cuenta.
Cuando llegue a Cuba y termine la temporada para dar paso a las vacaciones, Sunayli Nikle hará lo que ya avisó: colgará el palo, literalmente. Como una reliquia, tal vez como el trofeo más grande: “Hemos recibido en estos días bastones de otras federaciones, que se comunicaron más allá de Majo y nos han ayudado, pero sinceramente que tu jugadora ídola te regale el stick... Es como si en mi tiempo Aymar me hubiera dicho: ‘Mira, tengo un bastón para ti’. Yo creo que no se lo sacan ni muerta (risas)”.
De esa última apreciación se desprende otra, que quedó clara desde el primer día en que comenzó la acción del hockey en estos Panamericanos: la admiración de Cuba por la Argentina es total e incluso de antaño. En este sentido, Mileysi se ilusiona con ver por estos días a Luciana Aymar, emblema máximo de Las Leonas y del hockey mundial, que vive en Chile, donde conformó su familia y es una habitué en el Estadio Nacional de Santiago 2023: “Me encantaría tirarme una foto con ella”, se aventura la entrenadora, que promete venir por la tarde a ver si la encuentra. Repara en que en 2015, siendo ella jugadora, divisó a Aymar en un entrenamiento y atinó a sacarse una foto. Pero una compañera le sugirió que espere, que “Las Leonas seguro ganan la final, te la tiras allí”. Aquella fue la primera vez que las argentinas se vieron sorprendidas por Estados Unidos en los Juegos Panamericanos, cayó en el partido por el oro (sólo perdió dos finales en toda la historia) y Lucha se fue hecha una furia. “Era mi jugadora favorita, pero estaba muy molesta, si la mirabas...”, detalla.
“Mira, mi top 3 de argentinas es Lucha Aymar, Carlita Rebecchi y la Majo, por lejos”, sigue Mileysi. Y se sincera en este tramo, ante la pregunta de cuánto, habiendo sido ella defensora central, las sufrió: “Mucho, mucho, mucho... No te puedo engañar, pero nada. Es un gusto, a ese juego lo perdimos 10 a 0 y teníamos una felicidad tan grande como si hubiéramos ganado ese partido. El poder competir en la cancha, jugar con las subcampeonas olímpicas y campeonas mundiales, con atletas de una experiencia y un nivel así es más que un orgullo. A veces no es necesario ganar en resultados deportivos. Cuando ganas desde adentro, desde la emotividad y la experiencia es más que suficiente”, remata.
La entrenadora también tiene su sueño: que “cuatro o cinco” de sus jugadoras puedan tener algún día la posibilidad de jugar en algún equipo de “segundo o tercer nivel de la Argentina o Chile”, porque eso ayudaría a la selección, cuyo principal problema es que no tiene a nadie militando en ligas “foráneas”. Y cree un poco más: “Ojalá se me diera la oportunidad de explotar un poco más a nivel de clubes en algún que otro país para aprender, sobre todo para aprender. Todo lo que se aprenda en este hermoso deporte es algo bien bonito, de verdad, vale la pena aprovechar el sacrificio”.
El cierre, para Cuba, es el mejor posible.
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