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Juan Manuel Vivaldi: "La Argentina no tiene peso en el hockey internacional"
El arquero del campeón olímpico sostiene que, a pesar del logro, nada cambió en la consideración hacia nuestro país; cree que las Leonas seguirán siendo más populares que los Leones
Chatrán es el apodo del tatuador de confianza de Juan Manuel Vivaldi. Apenas tres días después de la conquista de la medalla dorada en Río 2016, el arquero se entregó al buen pulso de su amigo y se hizo grabar en sus bíceps los anillos olímpicos, el logo de los Juegos y la palabra “gold”. “Los tatuajes son para toda la vida, se van con vos. Y yo me voy a ir de este mundo siendo campeón olímpico”, suspira el hombre que vive el hockey sobre césped detrás de un casco con rejas.
Los Leones fueron artífices de una epopeya que nadie había sido capaz de pronosticar. En la sede olímpica de Deodoro, el equipo se fue fortaleciendo con el transcurso del torneo y ya en la definición se había convertido en un invencible ejército de espartanos. El seleccionado resultó claramente el mejor de todos, sobre todo al golear 5-2 a una potencia como Alemania, más el triunfo contundente en la final sobre Bélgica (4-2). Sin embargo, faltó esa caricia necesaria después de un gran logro: en la fiesta de premios anuales que se realizó en febrero pasado en la India, la Federación Internacional de Hockey ignoró por completo el éxito argentino en la máxima cita. Fueron ternados cuatro representantes: Gonzalo Peillat y Pedro Ibarra (ambos para Mejor Jugador 2016), Carlos Retegui (mejor DT) y el propio Vivaldi en el rubro arqueros. Sin embargo, ninguno de ellos recibió la distinción.
–El día en que se conocieron los premios escribiste unos tuits muy desde adentro, expresando tu descontento…
–Fue algo sentido, pero no por los premios en sí. Lo que me dolió y me disgustó fue el ninguneo de la FIH, esa decisión de ignorar que había cuatro integrantes del equipo campeón olímpico ternados. Sobre todo viniendo de nuestra realidad y sabiendo que no somos un país potencia. Por haber sido protagonistas de una hazaña, habría sido lindo el gesto de reconocer al menos a uno de los Leones en nombre de todos. En el año más importante de la Argentina en la historia, sin ser un equipo tradicional y como artífice de una proeza, a uno pudiste haber reconocido. Yo me saco, si querés, ¡pero tenés al goleador, al capitán y al DT campeón!
–¿Y por qué creés que sucede esto?
–Porque realmente estamos lejos de donde se maneja el deporte, de las federaciones y de un lugar de poder. Lamentablemente, la Argentina no tiene peso político en el hockey internacional porque la FIH no le da lugar y no le interesa. No tenemos una representación de nuestra federación en el exterior. Es la verdad.
–¿Nunca hubo una representación?
–No me podría remontar tiempo atrás. Pero ya nos pasó el año pasado, cuando nos sacaron la sede del Champions Trophy, torneo previo a los Juegos Olímpicos. Jugar de locales era clave para sostenernos en el ranking y para la preparación rumbo a Río. Tuvimos que salir a armar una gira que por suerte se organizó de la mejor manera. Pero si no conseguíamos esos amistosos, nos quedábamos sin cinco o seis partidos de primer nivel que iban a servir para ajustar cosas para los Juegos. Mi bronca interna viene de ahí. Pero como dice el Chapa Retegui, lo más importante es la medalla, el valor de lo que ganamos en la cancha. El tema de los premios es ciento por ciento anecdótico y, como en cualquier entrega de galardones, hay una cuota de subjetividad, más allá de que hubo un porcentaje de votos de la gente. Expresé mi desacuerdo y punto, ahí se terminó la cuestión.
–¿Ni siquiera el título olímpico puede ayudar a tener mayor peso internacional a nivel dirigencial?
-Me parece algo muy difícil, pero no por el lado de la Argentina, sino porque no creo que las naciones europeas que manejan la FIH le hagan un lugar a nuestro país para sentarse a la mesa a discutir, a proponer ideas o para tomar decisiones.
–También es negativo que la Argentina no sea sede de certámenes FIH en 2017 y 2018…
–Si hubiésemos sido una federación europea, con todo lo que generamos tanto los varones como las mujeres en el plano deportivo, estoy seguro de que un torneo por año, masculino o femenino, como locales tendríamos.
–¿Cómo los han tratado en general a nivel delegación en el exterior?
–Normal. Por nuestra forma de relacionarnos no somos mucho de hacer lobby o de hablar con los dirigentes de la FIH. Hacemos la nuestra y no estamos viendo qué dirigente está de la Federación, porque aparte no los conocemos. Excepto con el ex presidente español Leandro Negre, con el que había una afinidad por los chicos que jugaban en la liga de España y él se acercaba. Lo único que tenemos que hacer es seguir nuestro camino, y por suerte el oro en Río puso en alerta a todo el mundo. No considero bueno gastar energías en temas extradeportivos que no nos corresponden.
–La cuestión de los arbitrajes complicados siempre está latente en este escenario político desfavorable.
–Siempre hemos tenido problemas con los arbitrajes y el tema se ponía más bravo en torneos donde no había video-ref. A ver: juega la Argentina contra Alemania y alguna en contra te va a venir. Y también nos tienen catalogados como un equipo que protesta, entonces esa relación recíproca entre los árbitros y nosotros no ayuda mucho. Igual, en Río 2016 no hubo problemas, ni de parte de los jueces ni desde nuestro equipo. Como ahora te sacan tarjeta si se acerca más de un jugador para reclamarle al árbitro, esta situación se apaciguó.
–En abril llegan las elecciones en la Confederación Argentina de Hockey. ¿Qué medidas te gustaría que se tomaran?
–Me gustaría que pudiéramos utilizar la imagen de los jugadores para poder llegar a los chicos y traerlos a practicar este deporte. Una posibilidad es hacer clínicas a lo largo del país con un león y una leona. Otra chance es formar una Liga Nacional y que los jugadores de los dos seleccionados se repartan en regiones para que el 80% no se concentre en la selección de Buenos Aires. Esta distribución se hace en Australia a nivel nacional y está muy bueno, ayuda al desarrollo de las regiones. Para sostener todo esto, necesitamos que los chicos se acerquen.
–¿Y qué pretenderías para la “salud” de los seleccionados mayores?
–Al depender mucho del Enard y de la Secretaría de Deporte, en el día a día estamos de diez. No me puedo quejar, porque aparte nos entrenamos en la cancha del Cenard, que es idéntica a la de Río. Las giras, los viajes y los lugares de alojamiento se aprueban, así que estamos contentos y agradecidos. Podemos entrenarnos de la mejor manera.
–¿Qué tan explotable es el hockey con todo lo que hicieron? Porque el título no los visibilizó al gran público y la gente no los termina de conocer.
–Tenemos que copiar las políticas que tomaron otros deportes, como el rugby. Si querés que tu deporte crezca, tenga más sponsors y llegue más a la gente, debés invertir. Invertir en los medios, por ejemplo, porque hoy el hockey no tiene un programa de TV que te muestre cómo es este deporte por dentro, más allá de la transmisión de los partidos en vivo, que está buenísimo. Mi idea es un programa en que se exhiban situaciones de juego curiosas, mostrar habilidades… Hay un montón de material dando vueltas que se puede recopilar y convertirse en un producto vendible. Por ahí la gente lo mira y dice: “Uy, mirá, están pasando diez goles de revés al ángulo”, “Diez atajadas diferentes”. Hacer un producto en el que la gente diga “Che, está bueno el hockey, ¡mirá a la velocidad que viaja la pelota!”. No sé, son ideas.
–¿A los Leones les interesa la popularidad?
–No es algo que nos llame. No buscamos salir a la calle y que nos paren quince en la esquina para sacarnos una foto o firmar un autógrafo. Prefiero que la imagen de los jugadores sirva como inspiración o modelo para los chicos, más allá de que después de Río 2016 nos reconocen un poco más. Quizá vas a algún restaurante y te dicen “¡Qué bueno lo que hicieron!”, pero nada más.
–Al margen de los resultados, parece inmodificable que las Leonas sean más populares que ustedes.
–Es porque las nenas se identifican con alguien de su mismo género. Con el boom de las Leonas en 2000, las mujeres encontraron un lugar y una identidad con ese equipo que va más allá de lo deportivo. Hoy es el deporte N°1 femenino a nivel nacional, sin dudas. Y que se haya generado eso está buenísimo, es algo muy positivo y que vino acompañado de todos los resultados obtenidos estos años, además de las figuras que salieron. En cambio, nosotros competimos con el fútbol, el rugby, el básquetbol, un montón de deportes que los chicos seguramente prefieren por delante del hockey. Por eso digo: hay que tratar de abordar a esos jóvenes varones para que vean en el hockey una alternativa.
–¿Los Leones pueden seguir siendo competitivos en el tiempo?
–Sí, porque la capacidad de los jugadores para mejorar es notable, más allá del alto promedio de edad. Sabemos que es un plantel de una edad avanzada. La camada intermedia ya tiene entre 28 y 30 años, más algunos viejitos como yo que seguimos estando, con 37. La base de los campeones juniors de Rotterdam 2005 va a llegar bien al Mundial de la India 2018. Después, proyectar a cuatro años ya es otra cosa, es más difícil. Si nos clasificamos para el Mundial, el equipo tiene proyección para seguir logrando objetivos.
El arranque en Banco Provincia como volante y el paso al arco
A los 8 años, Juan Manuel Vivaldi empezó a jugar al hockey sobre césped en Banco Provincia. Si bien había arrancado en la función de volante, un día lo probaron al arco, en la 8a división, porque faltaba alguien que cubriera el puesto y respondió satisfactoriamente. Debutó en la Primera del club en 1997 y conquistó 9 títulos metropolitanos. En la selección ya cuenta con 221 partidos internacionales y sus principales logros fueron la medalla dorada en los Juegos de Río 2016 y las de bronce en el Mundial de La Haya 2014 y el Champions Trophy de Rotterdam 2008.
Cómo ser campeón olímpico con una liga deficitaria
El éxodo de jugadores de hockey sobre césped a Europa no es un fenómeno circunstancial, sino que se amplía: ya no se van sólo los de la selección argentina, sino también figuras emergentes de distintos equipos. Entonces, los conjuntos de la liga local quedan diezmados y el campeonato se empobrece, sumado a muchas superficies de canchas que no están acorde con un nivel internacional, otro factor limitante. Por estos motivos, la conquista del oro en Río cotiza todavía más alto: “Lo nuestro fue una hazaña muy grande por la realidad comparativa respecto de las potencias. La cantidad de jugadores en la Argentina es inferior a la de Holanda, Alemania y Australia. Nuestro seleccionado tiene que entrenarse muchas horas más en la semana para compensar las falencias de infraestructura de los clubes, en donde muchas veces te entrenás y jugás en canchas de arena. Eso en Europa no pasa, porque planifican el calendario del seleccionado en conjunto con las ligas y con la misma calidad de entrenamientos. Los campeonatos locales allá son de primer nivel, entre las figuras y las contrataciones de figuras de otros países”, dice Vivaldi, formado en Banco Provincia y que tuvo un paso por la liga holandesa en el Den Bosch.
–Además de jugador de hockey, sos periodista deportivo. ¿En donde ubicás la medalla de oro de ustedes en la historia?
–Si lo comparo a nivel repercusión y masividad, obviamente estamos muy por debajo de los Mundiales de fútbol de 1978 y 1986, del oro del básquetbol en Atenas 2004 y de la Copa Davis del año pasado. Figuramos a años luz. Pero que el hockey masculino haya sido campeón, sabiendo incluso lo difícil que es para la Argentina conseguir medallas en Juegos Olímpicos, sobre todo doradas, es un logro comparable a cualquier otro.
–¿Cuál es tu sueño a nivel deportivo?
–Que podamos sostener lo que construimos hasta el Mundial 2018. No me gusta anticipar porque soy medio cabulero, todavía debemos clasificarnos, pero la idea es hacer una Copa del Mundo digna del equipo que tenemos. Mi cautela se mantiene siempre, más allá de ser campeón en Río. El hockey internacional es tan parejo que la final olímpica la jugaron el 6° contra el 7° del mundo. Cuando vos creés que estás bien, aparece uno que está mejor y te pasa por arriba.
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