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Gonzalo Peillat, tan argentino como cualquier argentino
La derrota de los Leones estuvo acompañada por el morbo de la participación del excampeón olímpico para Alemania
- 4 minutos de lectura'
Tan argentino es Gonzalo Peillat que tras 40 minutos de charla con los medios alemanes se paró frente a los periodistas argentinos y lo primero que hizo fue nombrar a Messi y citar a Maradona (con una de sus frases desagradables, lamentablemente).
La personalidad de los argentinos ha sido analizada por sociólogos, neurocientíficos, filósofos y psicólogos sociales en cientos de oportunidades. Y es muy raro que alguna de esas descripciones no tengan ejemplos deportivos. Allí parece concentrarse y resumirse mucho de lo que nos retrata.
Peillat fue capaz de hacer disfrutar a los hinchas del hockey sobre césped, con la conquista de la medalla de oro en Río 2016 y, para las mayorías fue nada más que parte del todo. Del “somos campeones”. Ahora parece haber roto el corazón de gran parte del país por usar la camiseta de Alemania y gritar un gol que, al final de cuentas, dejó eliminada a la selección en París 2024.
Su fama es mayor ahora, en el momento amargo, que cuando se suponía que éramos felices. Otra mirada muy argentina. Las acusaciones de “traidor” ganaron lugar en las redes sociales con el apellido Peillat y también con el error de “Pelliat”. Es que muchos argentinos no necesitan conocer demasiado de una persona para animarse a juzgarla. Otro rasgo característico.
El motivo de su cambio de nacionalidad, por lo dicho, está vinculado con las condiciones de trabajo con los Leones. No eran buenas. Falta de previsibilidad en la organización del trabajo. Diferencias con Carlos Retegui, que en principio parecían ser avaladas por todo el equipo, pero que, según él cuenta, lo dejaron expuesto en los reclamos.
Es muy probable que otros problemas existieran antes de 2016. Y hasta que hayan sido el sustento para impulsar esa garra, esa “furia” en pos del objetivo. Porque también es así el argentino. Muchas veces es la excusa en la derrota, pero también es capaz de sobreponerse a cualquier adversidad y aún así triunfar.
#GER🇩🇪 2-1 #ARG🇦🇷 | 06:44 2ND | Gol de Alemania
— TVP (@TV_Publica) August 4, 2024
Gonzalo Peillat puso en ventaja otra vez a Alemania frente a Los Leones. El argentino nacionalizado alemán había ganado la medalla dorada con Argentina en Rio 2016
Viví los #JuegosOlímpicos de #París2024 en Televisión Pública pic.twitter.com/bBopb4m7wc
Vivir mejor y tener más comodidad para desarrollar su profesión. ¿Acaso no es lo que la mayoría de los seres humanos busca? El grito de gol contra sus compañeros, para algunos resentimiento, para otros desahogo, también es doloroso. Le hizo “un nudo en la garganta” al sensible Sergio Vigil y desató el odio de muchos otros. Es posible que con el tiempo Peillat se lamente de eso. Arrepentimiento... ¿A que argentino no le ha pasado alguna vez?
Y ya que Peillat lo mencionó, vale la analogía futbolera y seguir el camino de Messi, que se arrepintió después de aquella recordada “Batalla del Lusail”, cuando se burló de Louis Van Gaal o le dijo alguna palabra de más a Weghorst. Dijo que siente vergüenza al verse en las repeticiones. Pero en aquel caso no importó esa solapada disculpa por el mal comportamiento, sino su exacerbación. Porque reconocer el error no suele ser un ítem fuerte del argentino. Ejemplos sobran de último momento con los cantos racistas de Enzo Fernández, que sí pidió perdón, mientras una parte del país argumentaba que no había hecho nada malo.
Messi bien pudo ser español pero siempre se sintió argentino. Nadie valoró su “nacionalismo” cuando perdía. Al contrario. Se lo acusaba de ser “catalán”. Se lo despreciaba. Lo que algunos le señalaban como virtud, su conducta ejemplar, era menospreciada por la falta de resultados. La moraleja distorsionada es que cuando empezó a “portarse mal”, ganó. Otra creencia argentina sin fundamento.
El argentino puede ser orgulloso por sus asados y amistades. Por la forma en la que siente, distinta a la de todos. Se suele gritar tan fuerte como que el país es un desastre y no se cansa de contrastar los desmanejos y corrupción con la rectitud y bienestar del primer mundo. Los mismos pueden decir una cosa u otra.
En estas últimas horas se “investigó” el pasado de Peillat en redes sociales para vincular su ideología con la reacción en el partido de los cuartos de final. Los argentinos podemos mezclar todo si estamos enojados. Es raro que no se haya reparado en su alegría y sus festejos de diciembre de 2022 cuando la Argentina fue campeón mundial. Y eso que ya tenía el pasaporte europeo.
Tendrá Peillat tiempo para analizar sus errores (no por jugar para Alemania, sino por alguna actitud que pudo entenderse como revanchista). Ahora mismo podrá sentirse alemán y tal vez algún día lo sea completamente, pero conserva rasgos muy argentinos. Tendrá que esforzarse mucho para probar lo contrario.
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