Carla Rebecchi: "Estoy feliz con la decisión que tomé"

Comenzar una nueva vida a los 32 años no es una oportunidad que se le dé a cualquiera. A Carla Rebecchi sí, ella es consciente de que tiene esa tesoro en sus manos. La vida número 1 fue buena, o más que buena: formó parte de un grupo exitoso, el de Las Leonas del hockey, y llegó a ser líder de ese equipo como capitana. Ahora llega la vida número 2. Habrá algo de hockey, porque seguirá empuñando el stick en el Club Ciudad, pero la selección ya es pasado y el futuro está claro: llega el momento de "mamá Rebecchi". ¿Cuándo? Muy pronto, da a entender en una entrevista del ciclo Conversaciones en LN+.

-Le pusiste fin a tu carrera en las Leonas. ¿Estás empezando los primeros días de tu segunda vida?

-Sí. Desde que terminé el colegio no hice otra cosa que jugar al hockey porque enseguida arranqué con la selección, así que estoy empezando a vivir otra vida: la vida real.

-¿Qué vida soñaste cuando comenzaste con el hockey y cómo imaginaste el final?

-No sé si soñé algo. Uno nunca se imagina cuándo va a ser el final, pero creo que relacionado con formar mi familia, tener mi casa, empezar a hacer otras cosas. Me veo ligada al hockey, en actividades relacionadas.

-Vas a seguir jugando en tu club, en Ciudad, pero te retiraste de las Leonas después de 14 años, en un amistoso contra Nueva Zelanda, y metiste un gol. Fue de película.

-Sí, fue muy linda la despedida. Tuve la suerte de poder vivirla con mi familia, amigos, gente de mi club, ex jugadoras con las que compartí muchísimos años. Pero bueno, ahora se viene otra etapa. Fueron varios años dándole todo a la camiseta argentina.

-El deporte es esparcimiento, es desconexión, pero no siempre resulta así. ¿Para vos el deporte qué era?

-Fue mi vida todos estos años, a lo que le dedicaba la mayor parte de mi día. Yo no lo sentía como un trabajo porque estar al aire libre y hacer lo que me gusta no lo siento como un trabajo, pero me demandaba las mismas horas que un trabajo normal, así que lo tomaba de esa manera. Y hace 4 o 5 comencé a estudiar diseño gráfico, más como una desconexión y para enfocar la mente en otro lado.

-Dejar las Leonas me imagino que fue difícil. ¿Tuviste que trabajar la culpa, también?

-La verdad, no me costó tanto. Me levanté un día en las vacaciones y le dije a Jorge "no tengo más ganas, me parece que quiero retirarme". Eso fue a principios de enero. Lo estuve pensando y viendo si realmente estaba segura. Y cuando me di cuenta de que estaba segura, me junté con Gabi (Minadeo) para comunicárselo y también a las jugadoras más grandes del equipo. Quizá ya estaba haciendo un proceso sin darme cuenta. Después de los Juegos Olímpicos estuve muy triste por el resultado y no quise tomar ninguna decisión. Es más, quería seguir por la bronca que tenía. Después, más tranquila, de vacaciones, lo pensé bien. Por eso estoy segura y feliz de la decisión que tomé.

-Las Leonas van a extrañar a una experta en córners cortos, van a tener que reconstruirse sin vos. ¿Las ves en situación de hacerlo?

-Sí, por más importante que sean todas las jugadoras, ninguna es irremplazable. Quizá Lucha Aymar sí. Hay mucho futuro y jugadoras de gran nivel; muchas chicas que vienen de ganar un Mundial junior el año pasado. Son muy jóvenes y hay que formarlas, pero quedan tres años hasta los Juegos de Tokio. Hay que ensamblar de nuevo al grupo. Tenemos mucho futuro.

-Hablabas antes de la bronca que sintieron en Río 2016. ¿Podés describirla?

-Me costó mucho hacer ese duelo. Fue quizá la derrota más dura que me tocó vivir, tal vez por la expectativa que había. No pudimos jugar en nuestro nivel. Ni Holanda ni la Argentina estaban en su mejor nivel y por eso les dimos la chance a Inglaterra de ganar.

-¿Y cómo vivían ese mal momento y que a los Leones les estuviera yendo cada vez mejor?

-Disfruté mucho que a los chicos les vaya bien, tuve la suerte de estar en la final en el estadio, fue increíble y emocionante. Sé del trabajo y del esfuerzo que hicieron durante un montón de años con el fin de obtener resultados y que finalmente se les haya dado me parece algo único y nos suma mucho a todo el hockey. Fue una experiencia única.

-Jorge Lombi, tu esposo, tiene una historia ganada en el hockey argentino. ¿Cómo funciona una pareja tan cruzada por el deporte?

-Muy bien, somos bastantes compañeros y hacemos muchas cosas juntos y tenemos proyectos relacionados al hockey, pero también nos gustan otras cosas, como deportes extremos tipo kitesurf, snowboard, wakeboard.

-Si hay algo que hacés bien es el córner corto. Te lo enseñó Jorge tengo entendido.

-Él es muy estricto como técnico, es un apasionado de enseñar. Me gusta mucho cómo transmite cosas como entrenador y me enseñó muy bien.

-¿Es lo mismo dirigir a un grupo de hombres que a uno de mujeres?

-No, es diferente. La mujer es un poco más sensible en el trato. A las mujeres tenés que tener otro tacto para decirle algunas cosas.

-¿Son más difíciles?

-Tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Quizá la mujer es más disciplinada y los hombres más anárquicos y en la cancha lo hacen a su manera.

-¿Y para un grupo de mujeres qué conviene más, un cuerpo técnico estricto o uno más flexible y comprensivo?

-Para mí siempre fue mejor con los técnicos exigentes.

-¿Qué dejó el paso de Aníbal Fernández por la Confederación Argentina de Hockey?

-Hubo bastantes cambios, cosas que fueron pasando y afectando a los grupos. Las Leonas tuvimos cambios de entrenadores en los últimos 4 años e internamente nos fue afectando porque hace que no agarres confianza en un sistema de juego. No sé si fue sólo Aníbal ni si fueron años negativos, pero sí revueltos.

-Encarás otra etapa de tu vida. Basta de Leonas entonces. Querés ser madre.

-Sí, me encantaría, es un sueño de chica, tener 2 o 3 hijos. Durante la carrera, para la mujer es díficil. Y en algún momento hay que tomar la decisión. Sentí que era el momento.

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"La propuesta de Jorge fue los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Él estaba como entrenador ayudante con su hermano en los Leones, así que nos encontramos en la ceremonia inaugural, en el estadio. Él no iba a ir porque había ciertos cupos, pero finalmente fue. Y en el momento en que se encendió la llama olímpica, me dio el anillo. ¡Yo no entendía qué estaba pasando! ¡Fue increíble! Ya de por sí es un momento único. Lloraba y las chicas no entendían por qué estaba tan emocionada. En ese momento no les conté. Preferí esperar que pasaran los Juegos para no sacarlas de foco, no quería que fuera motivo de desconcentración. ¡Y para mí también, claro! Así que guardé el anillo en el cajón y les conté a todos después".

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