Herrera, el cierre de un buen torneo

Darío Herrera tuvo un buen desempeño en la definición entre San Lorenzo y Lanús. Es cierto que se trató de un partido que no le generó complejidad a la hora de tomar decisiones técnicas, pero el duelo sí lo exigió en el campo disciplinario. Desde el inicio aparecieron acciones al límite, como la de Maxi Velázquez contra Buffarini, que merecieron rigor disciplinario -en este caso amonestó al lateral de Lanús-. La tarjeta amarilla empezó a aparecer con frecuencia para despejar la posibilidad de que el partido se le fuera de las manos, especialmente cuando la final tomó un curso definido.

Dueño de una excelente condición física, Herrera generó confianza entre los futbolistas producto de su cercanía con las sanciones, lo que evitó el reclamo de los protagonistas. Trabajó muy bien ante cada pelota parada en el control de los futbolistas para evitar agarrones o empujones. En cada caso se acercó a los involucrados y les dejó en claro el riesgo de una pena si no atendían la advertencia. Cuando la final ya estaba definida, surgió un enfrentamiento entre dos jugadores, Caruzzo y Junior Benítez, pero rápidamente lo desbarató, mostrándoles la tarjeta amarilla a ambos.

Darío Herrera y Patricio Loustau fueron los árbitros más destacados a lo largo del Torneo Transición. Como también los asistentes de este partido, Hernán Maidana y Juan Pablo Belatti, demostraron por qué están considerados los mejores en su función. Todos estuvieron a la altura de la definición del campeonato.

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