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Hermosos perdedores
Había que estar el sábado allí. Tigre 5 vs. Atlético Tucumán 0. Gente llorando "de emoción por el puro fútbol". Al dolor del descenso, aquí recargado con palabras como afrenta, drama, catástrofe y tragedia –más torpezas reglamentarias–, el Tigre de Pipo Gorosito responde con juego. Y su gente se contagia. Guido Halfón, autor de "Rugirás lejos", un libro sobre la campaña de Tigre de 2012 (aquel mismo partido que pudo ser título o descenso) me añade que la del sábado fue "una de las noches más maravillosas de nuestra historia". Justamente en esa misma cancha de Tigre se sitúa también un capítulo clave del nuevo libro de Alejandro Wall sobre el nuevo título de Racing. El momento que Lisandro López llora mientras forma barrera en el 1-1 contra Tigre, emocionado porque en minutos más gritará campeón. Nery Domínguez se da cuenta y lo abraza. "Nos abrazaba a todos", escribe Wall. Son hinchas obligados a "deconstruirse". Porque antes hacían una épica de su sufrimiento. Un "tango victimizante". Y ahora, en cambio, Racing celebra seguido. El libro se llama "Ahora que somos felices".
¿Quién, sino Leo Messi, tendría motivos de sobra para estar feliz? Podrá conquistar este sábado la Copa del Rey su título número 35 en quince años con Barcelona. Ni qué hablar de trofeos individuales. Está a un paso de su sexta Bota de Oro y de un sexto Balón de Oro. Sigue haciendo más goles que nadie y jugando como nadie. Pero suma "apenas" cuatro Champions. El título máximo ahora se le niega, parecido a lo que le sucede con el Mundial y Argentina. Nos sirve para ver que la derrota iguala. Y que Barcelona se parece entonces a nuestra selección. Es Messidependiente. Le busca Xavis e Iniestas. Messi se retrasa demasiado. La derrota iguala también a la prensa. Los que tras la ida 3-0 ante Liverpool opinaban que Barcelona debía darle todo al 10, una semana después, tras el 0-4 de Anfield, avisaron que el 10 puede ser dictador o consentido. Porque darle tanto a Leo, dijeron, quita "identidad colectiva" a Barcelona. En rigor, hace ya tiempo que Barcelona dejó de ser lo que era. Messi solo disimula el declive. Leo fue condecorado el jueves pasado por el gobierno catalán. La nota fue cuando dio un respetuoso paso al costado y no se sumó a un aplauso colectivo que reclamó por los "presos políticos catalanes". Nadie lo criticó. Messi en Barcelona es Gardel. Pero tras la dura caída en la Champions, me dicen todos, sufrió un impacto anímico inédito. Es la mochila que, en momentos adversos, pesa cada vez más. "Nunca lo vimos así". Llega la Copa América. Y la selección, al revés de siempre, surge ahora como posible remedio de Barcelona. Porque el crack que nos hace felices perdió felicidad.
"Solo perdedores hermosos, adorables, adorables perdedores, como tú y yo", cantaba Sumo. Ganar es efímero, perder es fugaz, graficó Marcelo Gallardo. Pero hay algo quebrado. "¡Mañana hay que ganar, eh!", cuenta un DT que le gritan cuando llega a la práctica. El que le grita es un pibe de nueve años. La tele se regodea con el "grosero" error del defensor de River. "Menos mal que el Millo terminó ganando el Superclásico", añade el informe. Es novena división. El pibe tiene once años. ¿Qué es ganar? Marcelo Bielsa sería hoy un "Beautiful loser". Si Messi es "pechofrío", Bielsa es "vendehumo". Lo leemos en la web desde hace semanas. Pero el "pechofrío" lleva más de una década en el podio del fútbol mundial. Y el "vendehumo", pese al ascenso fallido, recibe ruegos masivos para seguir en Leeds. "Si se va Bielsa –sintetizó un hincha por TV– hay duelo nacional". Allí está la carta pública de los hinchas. Agradecidos porque Bielsa devolvió "identidad" al club. Por su "nivel de dignidad incomparable". Porque se ganó el "respeto, admiración y apoyo inquebrantable". La carta alude a la sanción de espionaje contra Bielsa. Se suma el gol devuelto. "Que no fue un gesto de fair play –escribió Sebastián Kohan Eskenazi en Un Caño–, sino de "dignidad". Leeds no subió a la Premier League. Pero los hinchas le ruegan que no los deje. "Fracasa de nuevo, fracasa mejor". Porque Bielsa, dicen los hinchas, nos da felicidad.
En su muro de Facebook, Kurt Lutman recuerda cuando jugaba de pibe en Newell’s. Describe a Bielsa. "El Loco –escribe Lutman– da vueltas en el vestuario exigiéndoles a sus dirigidos que dejen hasta la última gota de traspiración para llevarse el triunfo". Pasó mucho tiempo. Hoy, Bielsa sabe que "cada movimiento que él haga generará un impacto". Que todos hablaremos "de eso que acaba de hacer": rechazar presiones de prensa poderosa, educar a sus jugadores, devolver un gol. "El Loco –sigue Lutman: es uno de los artistas más potentes del balompié. Y por artista entiéndase esa persona que genera un hecho artístico, ético y estético… Marcelo Bielsa hace años que viene construyendo una de las obras poéticas más trascendentes del deporte mundial más sanguinario y mirado de la historia. Algunos periodistas deportivos lo miden con solo tres puntos en disputa, o en clave victoria derrota. A estos ñatos les señalan la luna y miran el dedo. Salú Loco, te agradezco tu gesto valiente. Sabiendo que tu obra será alimento en algún momento para nuestros hijos, brindo desde barrio Azcuénaga con un vino en caja en tu homenaje".
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