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Lucas Moscariello, figura de los Gladiadores: tras el mal trago en Egipto, la expectativa sigue alta en los Juegos Olímpicos de Tokio
Su voz todavía destila tristeza, y en su corazón aún está el vacío por la derrota final. Ese gol de diferencia en el resultado todavía ronda su mente y lo estruja. Tiempo después de perder por 26-25 frente a Qatar por el pase a los cuartos de final del Mundial de Egipto el recuerdo duele, y a Lucas Moscariello lo sacude una mezcla indescriptible de sensaciones. El pivote es consciente del rendimiento de la Argentina, de lo alcanzado, pero le cuesta dimensionar el resultado histórico, esa 11ª posición nunca antes alcanzada. Porque por más que la cabeza lo entienda, el interior siente otra cosa. Se escapó el objetivo. Por casi nada.
El seleccionado masculino de handball tuvo un paso positivo pero insuficiente por Egipto 2021: superó el 12º lugar logrado en Suecia 2011 y en Doha 2015 (dos de sus 13 participaciones), pero no quedó entre los ocho mejores del certamen, lo que se había propuesto. Pero ya se agranda en el horizonte la otra meta del año: los Juegos Olímpicos de Tokio, aun puestos en duda, comienzan a latir en el plantel.
"Viéndolo ahora, viendo el resultado histórico para la selección argentina, a decir verdad fue un gran mundial. Con un poco de mala suerte, pero fue un gran mundial", considera desde España Moscariello, el pivote titular de los Gladiadores. "Nuestro objetivo principal era llegar a los cuartos de final. Sabíamos que era difícil ganarles a Croacia y Qatar, pero era nuestro objetivo. Además de por haber perdido por un gol, quedamos muy dolidos porque íbamos a eso. Estábamos confiados en que llegaría a darse", añade quien tiene 68 partidos oficiales en el equipo nacional, desde 2016, y 144 goles.
Moscariello es quien abrió el marcador ante Qatar, a los 45 segundos, y quien recibió la falta que derivó en un penal a los 59m50s, con 10 segundos por jugar. En promedio pasó 41 minutos en la cancha en los seis compromisos del seleccionado en Egipto. Anotó 21 goles, con una eficacia de 86,5%. Sus números lo dimensionan, su experiencia lo respalda y su historia lo pinta como jugador que no teme a lo desconocido, acepta los desafíos y juega a fondo.
"Al último partido no volví a verlo, pero se habló mucho con los chicos, las cosas nos quedaron en la mente. Creo que durante 40 minutos fuimos superiores a Qatar, pero no sé si nos jugaron un poco en contra los nervios, el hecho de tenerlo tan cerca, que hizo que en los últimos minutos nos desesperáramos y no supiéramos controlar el partido. Hubo un +4 que no aprovechamos. Son cosas por corregir, experiencia que va a servirnos a todos. Por ese lado está bueno. Pero al final no se logró lo que buscábamos", apunta el jugador de 28 años, surgido de Sedalo.
–¿Cómo calificarías la actuación del equipo a lo largo del Mundial?
–Este mundial fue el más completo que tuvimos en la era de Manolo [Cadenas, el seleccionador]. Fuimos contundentes en todas las fases de juego: la defensa, el contragolpe, la portería y el ataque. Creo que fue clave la defensa con Leo [Maciel] y Juan [Bar] en el arco. Dejar en 19 goles a una potencia, como lo son Croacia y Japón, que van a goleos altos, y en menos de 25 a Qatar hasta a nosotros nos sorprendió. Tuvimos momentos muy buenos en el ataque, sobre todo en los primeros minutos frente a Qatar y Croacia, aprovechando todos los espacios y teniendo muy buen manejo de balón y velocidad con la pelota. Creo que fue bastante completo; quizás en los momentos más decisivos nos faltó mejorar el ataque, estar más tranquilos y jugar más largos.
–¿Fue el alto nivel de ambos arqueros el punto más fuerte de la selección?
–Juan y Leo estuvieron en un alto nivel. Juego con Leo y es una locura verlo parar como para, y lo de Juan me sorprendió porque desde hace un año no tiene competencia en la Argentina, y no es lo mismo entrenarse que jugar. Llegó en un gran momento físico y estuvo muy bien, muy rápido, y muy metido. Tener a los dos atrás nos da seguridad y nos motiva mucho. A veces decidimos no jugar a marcar a los grandes lanzadores, sino jugar con el bloqueo, y ellos dan esa seguridad que necesitamos para defender de diferentes maneras. Y lo que sucedió con el padre de Juan [falleció durante el certamen, antes de la derrota a manos de Dinamarca en la primera rueda] y que haya decidido quedarse con nosotros no sólo hablan de lo gran deportista que es, sino también de la gran persona que es.
–¿Cómo cambiaron tu juego y tu preparación desde el primer mundial, Francia 2017, hasta éste?
–Bastante... sobre todo en aspectos que antes yo no veía o en los que no creía, como la experiencia y la importancia de sumar partidos en la selección y en el nivel mundial. Creo que son clave y eso va formando a uno como jugador. Minimizar el error: antes por inexperiencia cometía faltas que ahora no hago. Creo que éste fue mi mayor crecimiento táctico. Además, en España aprendí mucho. Soy de mirar muchos videos y trato de analizar al que me ataca; a la defensa del rival, para ver por dónde se puede entrar. Además, en el tema físico en estos años aprendí mucho acerca de cómo cuidarme para estar más fuerte, más rápido, y atendí el aspecto nutricional. Y una parte fundamental fue lo mental. Desde hace dos años estoy trabajando con una persona que me ayuda con los temas psicológicos y siento que en eso crecí mucho. Es aquello en lo que más fuerte me siento, mayor evolución noto.
–¿Qué aportó Manolo Cadenas?
–Nos dio herramientas para entender más el juego y para que sea más fácil para nosotros rendir mejor. Es muy intenso; en todos los entrenamientos prácticamente jugamos partidos, porque él no deja descansar un segundo. Quizás suene a mucho, pero al jugador eso lo hace mucho más completo. Se juega como se practica, y eso con él está. Por más que uno esté cansado o haya jugado el día anterior, exigirse lleva a rendir al 100%.
Cambió sueños intangibles por objetivos tangibles. Pasó de quedar fuera de los cortes finales de las convocatorias, a ser uno de los protagonistas de finales de la selección. Optó por creer en sí, por buscar su motivación propia e inspiración en sus ídolos. Y trabajó. Eligió emigrar con apenas 20 años, y desde allí construyó una carrera de logros. Hoy disfruta de su presente como una de las figuras del club Ciudad Encantada de Cuenca, España, que dispone de otros cinco argentinos. Y Moscariello toma las oportunidades que se gana y va por más.
"Todo fue experiencia. Me fui con 20 años. Estaba trabajando, estudiando y entrenándome en el Cenard, y no podía hacer las tres cosas. Cuando llegó una oferta de la tercera categoría de Francia me costó bastante decidirme. Era una gran oportunidad y no podía desaprovecharla, pero irme tan chico de mi país fue difícil. Estuve una temporada y me fui a un club de la segunda por dos temporadas. Fueron años difíciles hasta que llegó la oportunidad de venir a España. Primero estuve dos años en Villa Aranda; en el segundo descendimos y llegó la oferta para sumarme a Cuenca. Ya llevo tres años acá y estoy muy contento. Somos muchos argentinos, el grupo es hermoso, el club está apostando muy fuerte y nos mantuvimos entre los primeros cinco en estos últimos años. Jugamos dos veces por la Copa de Europa... Así que estoy muy bien. Y, creo que en parte es el reflejo del trabajo y de lo que me costó llegar hasta acá. Al principio fue bastante duro, pero al final todo tiene su recompensa", recuerda quien jugó en los clubes Saint Gratien y Billere, de Francia.
–En el horizonte ya aparecen los Juegos Olímpicos de Tokio. Tras lo sucedido en el Mundial de Egipto, ¿con qué objetivos irán?
–La postergación del año pasado fue una desilusión tremenda. Cuando empezó la pandemia todos estábamos concentrados y entrenándonos en casa, y la postergación nos golpeó y nos llevó a bajar un cambio. Pero ahora estamos enfocados otra vez. Creo que este mundial nos hizo darnos cuenta de que podemos competir con cualquier equipo; no sé si ganarles a las potencias, como Dinamarca, España y Francia, pero sí competir de igual a igual. No como antes, cuando sabíamos de antemano que íbamos a perder. Es importantísimo para el grupo, con miras a lo que viene. El desarrollo deportivo en Tokio va a depender mucho del sorteo, pero sería una buena culminación de la era de Manolo, si él no sigue, conseguir un diploma olímpico. Lo merecemos y tengo la sensación de que tranquilamente se puede lograrlo. Va a ser muy difícil, pero así como estamos y si seguimos mejorando se puede alcanzarlo.
–¿Qué implicará para vos el debut olímpico?
–Como todo deportista amateur, desde que me tocó estar en los seleccionados juniors, de cadetes, lo veía como a un sueño, pero no posible. A medida que fue pasando el tiempo e iba acercándose, fui viéndolo más alcanzable. Ahora, más que un sueño es un objetivo. Siempre trato de ponerme objetivos que me lleven a superarme, a lograr resultados, y llegar a unos Juego Olímpico va a ser un sueño cumplido, un objetivo enorme. Y una vez ahí, que pase lo que tenga que pasar.
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