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Gladiadores: cuáles son los objetivos en Tokio 2020 y quiénes son las caras nuevas
Una generación de handball encadenada por el deseo de seguir progresando y marcada a fuego por estadísticas felices. Los Gladiadores disfrutan el presente, mientras están a punto de disputar los Juegos Olímpicos por tercera vez consecutiva. Se habla de un seleccionado que siempre encuentra una buena ocasión para ensayar alternativas y acentuar el inminente recambio generacional. De eso se trata este año para los argentinos. Del presente, de la ilusión en Tokio 2020, y de pensar en lo que vendrá.
"Si te vas 15 años atrás todo esto que vivimos parecía un sueño imposible", comienza Gonzalo Carou, de 40 años. En 2019, el capitán argentino batió un récord vestido de celeste y blanco: es el único jugador que disputó 10 mundiales de handball. Y es quien en Tokio 2020 vivirá su última gran competencia con esos colores. "Mi idea es jugar los Juegos Olímpicos y calculo que a nivel selección ese será mi último torneo. Y allí anhelamos algo más. El sueño pequeño es el diploma olímpico y el sueño grande -casi inalcanzable- es una medalla. Si el equipo está entero va a batallar por el diploma", dice.
Un tiempo atrás se había señalado que tras la partida de este histórico grupo de jugadores se podía instalar una percepción de cierta incertidumbre. Pero nada de eso sucedió. "Es verdad: hubo dudas en el tema del recambio, pero la gente que viene asomando pisa fuerte. Ellos también hacen que el equipo siga manteniendo un buen nivel", puntualiza Carou, quien es parte de la selección desde 1999 y juega en Ademar León, de España. "Hay una mezcla de experiencia y sangre joven. El recambio es positivo. Yo formé parte de los seleccionados en los últimos 20 años y me pone feliz ver que aparecen chicos nuevos. Sabemos que el día de la despedida vamos a dejar a la Argentina en buenas manos", sostiene el arquero Matías Schulz, de 37 años.
La camada nueva de los Gladiadores la componen, entre otros, Guillermo Fischer (armador, 23 años), Lucas Aizen (lateral derecho, 21 años) y Pedro Martínez Cami (central, 19 años). Este último se incorporó recientemente al club donde milita Carou, que también es dirigido por Manuel Cadenas, el DT del combinado nacional. En tanto que Fischer -hijo de un emblema del fútbol de San Lorenzo como Rodolfo Fischer- se desempeña en Helvetia Anaitasuna de la Liga ASOBAL española. "Entrenar y jugar en la selección es increíble. El hecho de ser uno de los chicos de este recambio implica que tengo que hacer mucho sacrificio y mentalizarme día a día. No hay un puesto ganado", dice ‘Lobito’. "Estoy feliz de estar acá. Ser uno de los más chicos del grupo es difícil porque formo parte de un plantel integrado por monstruos. Quiero aprovechar al máximo esta oportunidad. Y está bien que se les brinden oportunidades a los juveniles. Eso habla maravillas de la selección y de su futuro", asegura Aizen. "Son chicos humildes y respetuosos. Hay que brindarles confianza", apuntan los jugadores más experimentados.
Detrás de este trabajo minucioso hay un ideólogo: Cadenas, de 64 años. ¿Cómo hace el español para trabajar en ese puente que significa el recambio? Progresivamente fue incorporando a otros protagonistas. Una camada "intermedia". Quizás no tan jóvenes, pero con mucho por aportar y varios años por delante en el alto rendimiento. Por ejemplo, allí aparecen Nicolás Bonanno (28 años), Manuel Crivelli (26), Santiago Baronetto (27), Santiago Cánepa (28), Ignacio Pizarro (29) y Ramiro Martínez (24). "Bonanno es un líder del equipo en la cancha. En defensa y ahora también en ataque. Va poco a poco", relatan quienes están día a día con el plantel. Aire fresco y síntomas de vitalidad y esperanza.
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Después de la participación en Tokio 2020, a la salida de Carou del seleccionado se le sumará, en principio, Sebastián Simonet. Y posiblemente Schulz. A muchos de ellos, el triunfo en la final ante Chile en Lima 2019 les dejó el crédito abierto para brindar sus últimas funciones en la gran cita. "Hay muchos jóvenes que se están yendo al exterior y otros ‘viejitos’ que estamos en los últimos años. Lo cierto es que tenemos mucho futuro y Cadenas es clave en eso porque le encanta trabajar con chicos. Si me preguntabas por el recambio hace unos años te hubiera dicho que era preocupante, pero hoy tenemos material para ilusionarnos después de Tokio. Estamos bien", aporta Diego Simonet, una de las figuras argentinas.
Campeones en el torneo Centro y Sur que los clasificó al Mundial de Egipto 2021, el hecho de terminar una etapa tan exitosa no significa que lo que siguiente vaya a ser peor, según explican los jugadores. "La idea es que esto se mantenga. Queremos seguir teniendo ese lugar preponderante en Sudamérica, algo que le brinde al país la posibilidad de viajar a las citas olímpicas. Y este recambio va a ser fundamental post Tokio 2020, serán ellos quienes van a tomar la manija del equipo", enfatiza Schulz.
De la mano de un histórico de este deporte como Cadenas, la Argentina cuenta con un equipo consolidado; coordinado y con variantes. El DT español es una pieza clave en el ensamble de esta estructura. "Manolo pasó por todos lados y te aporta un montón de cosas. Te da libertad, no deja que te relajes, le importa mucho el rendimiento del equipo más allá del resultado y te exige a que entregues lo máximo. Él vive pensando en handball todo el día", confiesa Carou. "Cadenas tiene muchísimas cosas para enseñarme. Creo que la toma de decisiones es un aspecto en el que me influye bastante. Y otros son los sistemas tácticos, tanto ofensivos como defensivos. Es impresionante lo que sabe", añade Fischer.
Algunas postales del [R][R] Argentina- Bolivia [R][R] del martes..[R] Coscabal / Santiago Russo pic.twitter.com/rBNm02G5zP&— Sel. Argentina Handball [R][R] (@CAHandball) January 23, 2020
Para potenciar el desarrollo de jugadores hay algo en lo que todos coinciden: la ausencia de una liga nacional profesional en la Argentina. "No es sencillo, porque faltan inversores y las distancias de este país son muy largas. Por ahora lo que se está haciendo es darle fuerza a la competencia amateur", explican los jugadores. "Es un deporte que funciona bien para la mentalidad argentina. Hay muchos practicantes, hay potencial, pero hacen falta medios económicos para moverlo más en el interior. No obstante, muchos chicos se fueron a jugar al exterior y eso ayuda en la renovación del seleccionado. Es algo se puede aprovechar muy bien en los Gladiadores", analiza Cadenas.
Para los jóvenes, uno de los mayores retos significa poder capitalizar los beneficios de mostrarse al lado de un grupo de jugadores de extensa trayectoria. "Siempre hay algo nuevo para aprender de ellos. En lo defensivo Carou me habla mucho. Schulz me da consejos en el tema de los bloqueos y los hermanos Simonet en los ataques: toma de decisiones, coordinación de jugadas y tiempos, explosividad y las formas de esquivar al oponente", explica Fischer. "Me transmiten muchas de sus experiencias vividas. Me dan consejos, me van explicando movimientos después de cada acción de juego. Me sirve mucho ‘exprimirlos’", agrega Aizen.
"Claro que se puede soñar con Tokio. ¡Eso sería lo máximo!", coinciden Fischer y Aizen. Los jóvenes saben que, de no viajar a Japón, el destino podría ponerlos en Paris 2024. Son los nuevos baluartes de un recambio que ya está en marcha.
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