Diego Simonet: "En Francia me dicen que estamos medio locos"

En Francia Diego Simonet es un tipo conocido. Quizás más que en su propia Argentina. Sucede que el handball, el deporte en el que brilla el jugadorazo de Montepellier, es de los más fuertes en el país europeo. Y Chino, a los 27 años, es figura en la liga francesa, la más poderosa del planeta. Al punto de que algunos medios locales lo han llamado “el Messi del handball”, una consideración que al muchacho de Vicente López, por cierto, no le resulta muy cómoda que digamos.

Y no porque no le guste Leo. Al contrario, lo admira. Mucho. De hecho, lo pintó en un cuadro, con una habilidad artística extraordinaria en un deportista profesional. Como pintados deja a rivales en las canchas, con una destreza sensacional que lo hace la estrella de Los Gladiadores y, según el DT nacional, Eduardo Gallardo, uno de los diez mejores jugadores del mundo. Lo extrañó el seleccionado en 2016, tanto en el Panamericano de Buenos Aires, donde la Argentina resultó frustrantemente tercera, como en los Juegos Olímpicos de Río de Janerio, a los cuales faltó también por esa ruptura de ligamentos cruzados de la rodilla derecha.

Ahora el equipo albiceleste lo tiene de regreso, curado a tiempo para el Mundial Francia 2017, en el que Simonet y compañía debutarán hoy, a las 16.45, frente a Dinamarca, nada menos que el campeón olímpico (sus siguientes oponentes serán Suecia, pasado mañana; Qatar, el martes 17; Egipto, el miércoles 18, y Bahréin, el viernes 20). “No quiero pensar ya en la lesión. Estoy muy bien; no tengo secuelas. Quizás me falta entrar más en confianza, pero nada más”, comentó Diego a la nacion, con esa sonrisa permanente tan característica que trasluce picardía. La misma que muestra en la cancha.

–¿Como te sentís ante el debut?

–Con muchas ganas. Extrañaba jugar en la selección, lo que más disfruto. Espero que mi entusiasmo no me juegue en contra, que no me ponga demasiado nervioso, como cuando volví en Montpellier. No debo precipitarme por querer hacer bien las cosas. Tengo que jugar de la forma más natural posible.

–¿Cuál es el objetivo argentino en el Mundial?

–Contra los grandes no tenemos nada que perder. Desde hace tiempo venimos haciéndoles frente, jugando de igual a igual. Ellos tienen la presión, no nosotros. En nuestro grupo Suecia, Dinamarca y Qatar son superiores, pero creo que se puede hacerles partido. Contra Egipto y Bahréin tenemos que ganar sí o sí, y después tratar de ganar otro partido. Se puede pasar de rueda. Ése es el objetivo.

–¿Con qué te conformarías?

–Mhm... Con llegar a cuartos de final.

–En el Panamericano de Buenos Aires se perdió frente a Brasil. ¿Les quedó sed de desquite?

–El Panamericano nos tomó un poco relajados, sin mucho entrenamiento. Y seguramente ahora están todos con muchas pilas para demostrar que no somos los terceros de América sino los primeros.

–¿Como analizás al handball argentino?

–Ha evolucionado mucho. Tenemos una buena camada, formada hace ocho años ya. El equipo femenino también ha progresado, clasificándose para los Juegos Olímpicos. Hemos logrado buenos resultados, y en los medios se empieza a reconocerlo más que, por ejemplo, cuando jugaba mi padre. El balonmano argentino debe seguir creciendo, ahora en el nivel local. Chile y nosotros somos los que cuentan con menos profesionales [doce] en el Mundial. Jugar en Argentina es equivalente a entrenarse en un club de la segunda de Francia. Es importante que el país ayude a los jugadores a actuar afuera. Es el paso que nos falta.

–¿Qué se buscó en estos años en el seleccionado?

–La mística de equipo. Que sea un equipo unido, que tiren todos hacia un mismo lado, que no haya problemas. Gracias a eso conseguimos muchas cosas. Antes, para nosotros era un sueño ir a Juegos Olímpicos, y ya hemos ido dos veces. También pasar de rueda en un mundial, y ya lo hicimos dos veces, también. Y se logró eso gracias a esta camada.

–La marca “Los Gladiadores” transmite unidad, amor a la camiseta, buena conducta, más allá de alguna picardía en la cancha. ¿Fue trabajado?

–Los argentinos somos así, pícaros, de dejar todo en la cancha, de defender los colores. En Francia me dicen que los argentinos estamos medio locos, que nos tiramos al piso por todas las pelotas, que si estamos lesionados jugamos de todas formas. Y creo que es eso lo que nos diferencia. Quizás por eso nos han puesto “Gladiadores”. El periodismo lo puso, no nosotros.

–¿Qué avizorás para este torneo?

–Que se va a correr mucho más, porque con la regla nueva de siete jugadores en el ataque cambia mucho el handball. La táctica es diferente. Si alguien está en el piso y entra el médico, ahora debe salir, así que va a haber menos gente en el suelo. Los referís cortarán menos el juego, que será más vistoso y dinámico.

–A vos te favorece el juego veloz, ¿o no?

–A mí me pegan mucho. Y si me quedo en el piso, van a sacarme de la cancha. Eso no es bueno. Pero también el juego de siete contra seis es más para los que tienen mucha visión, y eso va a ayudarnos mucho.

–El francés Philippe Gardent, campeón mundial de 1995, cree que “sin Diego Simonet, Argentina no es el mismo equipo”. ¿Cómo vivís la responsabilidad de ser la figura del seleccionado?

–Desde hace tiempo tengo esa responsabilidad, pero nosotros nos caracterizamos por jugar en equipo y pelear por todas las pelotas. Jugamos al máximo. Seba [Simonet, hermano de él; el otro en el seleccionado es Pablo] y yo somos los líderes en el ataque y ésa es una gran responsabilidad, pero tenemos que llegar todos al mismo ritmo. Entre nosotros no hay diferencias. Tenemos un buen plantel y estamos muy unidos.

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