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Golpe, desahogo y festejo: la remontada emocional de los hinchas argentinos en la primera fase
Los afortunados que viven su propio Mundial desde Qatar sufrieron en los dos encuentros anteriores, en el imponente estadio de Lusail; anoche, la sensación fue de alegría y también de confianza por lo que viene
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DOHA.- Remeras al aire, manos arriba y el “soy argentino, es un sentimiento, no puedo parar” retumbaba en el estadio 974 de Doha. Había pasado más de media hora desde el final del partido que marcó el pase a octavos de la Selección, y las dos cabeceras seguían casi colmadas de hinchas con la celeste y blanca. Un rato antes, los jugadores, con Leo Messi a la cabeza, habían ido caminando desde un área a la otra del estadio para saludar a su gente. Puños en alto, abrazos y cantitos.
Anoche, el festejo de la Selección fue más medido que el vivido el sábado pasado contra México. La sensación fue de alegría y también de confianza por lo que viene. Los casi 30 mil argentinos que viven su propio Mundial en Qatar cerraron este miércoles una fase de grupos a la par del equipo de Scaloni. Golpazo en el debut, desahogo en la segunda fecha y cierre con felicidad.
En el choque contra los polacos, los argentinos fueron locales. Casi sin “visitantes”. En la cabecera alta donde la Selección marcó los dos goles, se escuchaban los bombos y había cerca de tres mil hinchas parados. Una postal de las canchas nuestras.
Los argentinos tuvieron que sufrir en los dos encuentros anteriores en el imponente estadio de Lusail la presencia de dos de las hinchadas con mayores seguidores en este Mundial: sauditas y mexicanos, que ayer quedaron eliminados. En el 974 solo había un puñado de polacos, que casi no se notaron en el original estadio de acero y contenedores, que será desmantelado al final del Mundial.
La previa se vivió entre una tensa calma y la confianza. Los hinchas argentinos que andan desparramados por la capital qatarí sufrieron la derrota inicial y saben que de ahora en más cualquier traspié los manda derecho a casa. De un sopapo aprendieron a no sobrar a los rivales, ni aún con el mejor del mundo en el equipo.
Casi una hora antes de que se abrieron las puertas del estadio la fiesta empezó a armarse. El clásico “quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial” sonaba desde la salida de la línea amarilla del subte hasta la explanada exterior.
Algunos argentinos buscaron hasta último momento conseguir una entrada en la reventa. El escenario de anoche tiene 40.000 espectadores, la mitad de la capacidad donde la Selección jugó los primeros dos partidos de la zona de grupos. Pese a todo, no hubo mayores problemas en el ingreso.
Como los jugadores, los hinchas también se apegan a las cábalas. El primer banderazo argentino se hizo el lunes 21, un día antes del debut frente a Arabia Saudita. Fue al mediodía junto al reloj que está en la zona de Corniche, en la bahía. El resultado frente a los árabes hizo cambiar de escenario y de horario. La siguiente concentración se realizó en el mercado Souq Waqif, el lugar más concurrido en épocas de Mundial, con miles de hinchas que se quedan cantando y gritando hasta la madrugada.
El triunfo ante México provocó que la convocatoria para el decisivo partido frente a Polonia volviera a hacerse en el mismo sitio. “Las cábalas no se tocan. Banderazo 29/11 a las 19. Toda Argentina al Souq Waqif”, pedían en redes.
“Que mañana cueste lo que cueste, que mañana tenemos que ganar”, fue el grito más escuchado en la concentración del martes a la noche y que se extendió por más de una hora; este viernes volverá a repetirse en la previa del cruce de octavos de final frente a Australia. El estadio Ahmed bin Ali será el escenario del sábado donde Messi buscará su pase a cuartos de final; y la sede donde los hinchas repitan el ritual tribunero de anoche.
Famosos, políticos y jugadores
En el encuentro de cierre de la fase de grupos hubo varias caras conocidas en las tribunas del 974. Políticos, dirigentes, famosos y jugadores argentinos se mezclaron entre el público y también terminaron festejando.
El expresidente Mauricio Macri, titular de la Fundación FIFA, estuvo en el palco principal. A diferencia de aquella primera imagen frente a Arabia Saudita, donde estuvo rodeado de árabes, esta vez se sentó solo con una bufanda celeste y blanca con la leyenda Argentina. El expresidente estuvo en la previa del partido con el extenista Gastón Gaudio, una suerte de “embajador” argentino en Qatar y que tiene desde hace años una relación fluida con la familia del poderoso emir Tamim Bin Hamad.
También estuvo en el estadio el extitular de Boca, Daniel Angelici, y el expresidente de River, Rodolfo D’Onofrio, que está de paseo con su pareja, Zulemita Menem. José Luis Manzano, dueño de Edenor, y el economista Martín Redrado conversaron en un palco. Jueces, empresarios y personajes relacionados a los servicios de inteligencia, también estuvieron en la noche qatarí.
Entre los jugadores, en actividad y retirados, estuvieron el exdirector técnico de Boca, Sebastián Battaglia, el delantero Ramón “Wanchope” Ávila, los exjugadores de la Selección Juan Pablo Sorín, Sergio “Kun” Agüero, Gabriel Batistuta y Maximiliano Rodríguez, entre otros. Susana Giménez encabezó la lista de los famosos argentinos y se llevó una ovación de la hinchada.
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