Viktor Hovland ganó la FedEx Cup y se llevó un premio de 18 millones de dólares

Si Viktor Hovland parece sonreír siempre sin motivo aparente, en el campo de East Lake Golf Club le quedó dibujada la sonrisa, después de consagrarse en la FedEx Cup, lo que lo convierte simbólicamente en el “Jugador del Año” del PGA Tour. Se apunta a lo simbólico porque el noruego, en realidad, no ganó un major en esta temporada, pero sí dio un gran salto de jerarquía como golfista, después de alzarse con tres títulos en 2023: dos de estos playoffs finales (BMW Championship y The Tour Championship) y el prestigioso Memorial Tournament, en donde Jack Nicklaus es el anfitrión.

El campeón nacido en Oslo exhibió su rostro más feliz –lo apodan Happy Hovland- no solo porque embolsó 18 millones de dólares, el premio más suculento del golf mundial, sino porque totalizó un score de 261 (-27) y soportó el embate de su implacable perseguidor, Xander Schauffele, que figuraba a 6 golpes en el arranque de la última vuelta y llegó a ubicarse a 3, para quedar finalmente a 5. El único que podía arrebatarle el trofeo de la FedEx Cup a Hovland era Scottie Scheffler, pero el N° 1 ya se había desmoronado en la tercera vuelta y estuvo lejos de repuntar en el recorrido decisivo, con lo que el escandinavo, egresado de Oklahoma State y ganador de seis títulos en total en el PGA Tour, terminó neutralizando cualquier dificultad y fue una máquina desde todas las facetas del juego. Resolvió el duelo con una vuelta decisiva de 63 (-7).

Para contrarrestar la presión de Schauffele, Hovland protagonizó tres momentos cruciales: el largo putt que le permitió salvar el par en el hoyo 14 y los birdies en los hoyos 16 y 17. De esa manera, despejó las dudas y encontró la senda del triunfo. Para dar una idea de su solidez, solo cometió dos bogeys en todo el campeonato.

De chico jugaba al fútbol como un pasatiempo en el colegio. Llegó a cinturón negro en taekwondo y se sintió cómodo en la nieve con la práctica del esquí, a tono con la cultura deportiva de su país. Se sumergió en el golf por su padre, Harald, quien aprendió a jugar en Estados Unidos: el hombre trabajaba en Saint Louis, Missouri, y cuando regresó trajo de regalo un juego de palos. Entonces, su hijo tenía tres o cuatro años. A los 12, Viktor empezó a perfilar una carrera en este deporte y su coronación en el US Amateur 2018, a los 20, resultó la confirmación de un camino hacia el profesionalismo, siempre con la referencia ineludible de Tiger Woods, a quien de chico observó en innumerables videos de YouTube.

El putt final de Hovland

A juzgar por su rumbo ascendente y de continuar exhibiendo este nivel, Hovland ya estaría listo para ganar su primer major, aunque ya se mostró cerca este año: quedó 2° y a dos golpes de Brooks Koepka en el PGA Championship que se jugó en Oak Hill. Pero además, el noruego ya jugó cuatro Masters de Augusta y en todos superó el corte clasificatorio. Su objetivo más próximo será la Copa Ryder, en la que se erige como uno de los principales créditos del conjunto europeo, que será local en Roma.

El lado positivo de Grillo

A Emiliano Grillo no le quedará un buen recuerdo de su paso por la FedEx Cup: rindió por debajo de lo esperado en las tres escalas, pero lo más importante es que llegó hasta la última etapa en Atlanta por segunda vez (la primera había sido en 2016), lo que le garantiza su participación en los cuatro majors de 2024 y en The Players. Al formar parte de los 30 golfistas que alcanzaron la última etapa, tendrá el acceso a un calendario ideal, a la par de las máximas estrellas. Pero además, volvió al top 40 del ranking mundial y superó los 6 millones de dólares en premios en un año, con lo que redondeó una temporada casi ideal. Le faltó un major, logro que ya pertenece a otra dimensión.

Grillo, que ayer empleó 71 golpes (+1) en la última vuelta, totalizó 286 (+6) y se ubicó último (29°) junto con Taylor Moore, tuvo su pico en la temporada al ganar en mayo pasado el Charles Schwab Challenge en Fort Worth, Texas, después de imponerse en un desempate a Adam Schenk. De esa forma dejó atrás una larga racha negativa y volvió a ganar en el PGA Tour tras 7 años, 7 meses y 10 días. Muy atrás en el tiempo había quedado su fulgurante consagración en Napa, California, en 2015, que sorprendió porque había llegado a ese torneo en condición de novato del PGA Tour. Ni más ni menos que su debut en el máximo circuito.

Con miras al año próximo, el chaqueño de 30 años se plantea un reto que lo motiva especialmente. Hace unos días señaló: “Los Juegos de París 2024 son un objetivo del que tengo muchísimas ganas de formar parte y sería un orgullo. Desde chico, siempre disfruté de los torneos amateurs en representación del país. Competir en una cita olímpica es una experiencia única; en Río 2016 pude terminar entre los primeros ocho. Esperemos en París poder figurar adentro de los primeros tres. Llevar una medalla a mi ciudad sería una de las cosas que nunca soñé y que ahora tengo la chance de concretar. Los objetivos para 2024 son los mismos de siempre, pero no me molestaría agregar una medalla olímpica a mi escritorio”.

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