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Masters de Augusta: Jon Rahm y Brooks Koepka, dos pesos pesados que lideran y pertenecen a distintos circuitos
Ya desde la primera vuelta, los jugadores del PGA Tour y el Golf LIV Series arrancaron la pulseada; ambos firmaron 65 golpes (-7), al igual que Viktor Hovland; Tiger Woods se frustró con 74 golpes (+2) y el argentino Mateo Fernández de Oliveira arrancó con 76 (+4)
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Los Masters siempre tienen un condimento especial. La versión 2023 del primer major del año cuenta con la particularidad de que coinciden por primera vez en Augusta jugadores de dos bandos separados, el PGA Tour y el LIV Golf Series, circuitos enzarzados en una feroz batalla legal desde hace muchos meses. Ahora, esa lucha se entabla en un mismo campo, en una puja apasionante ya desde la primera vuelta. Hay dos pesos pesados que figuran punteros, con 65 golpes (-7), y que representan el antagonismo de las dos giras: de un lado, el español Jon Rahm, campeón del US Open 2021 y defensor a ultranza del circuito que comanda Jay Monahan. Del otro, Brooks Koepka, ganador de cuatro majors y que no pudo resistir ante la oferta en petrodólares del circo golfístico que dirige el australiano Greg Norman. A la par de ambos, en la cima del leaderboard, Viktor Hovland, el noruego que quiere escribir su propia historia y adjudicarse su primer torneo grande. Así se presenta la primera postal en el fascinante campo de magnolias y azaleas.
Rahm, N° 3 del ranking mundial, ya se ubicó frente a la chance de batir una primera marca; podría ser el primer jugador en consagrarse campeón después de un doble bogey en el primer hoyo. Poderoso tanto mental como físicamente, siempre sólido en el juego, Rahmbo olvidó rápidamente ese traspié y se rehízo de inmediato con tres birdies. Después, tomó envión con un águila en el octavo hoyo gracias a un excepcional approach que le concedió un putt de un metro y medio. El español nacido un Barrika, entonado con tres títulos este año, sumó otros cuatro birdies en la segunda mitad del recorrido para redondear esos 65 golpes que lo predisponen de la mejor manera.
Jon Rahm eagles hole No. 8 to move to three under par and into solo second place. #themasters pic.twitter.com/SLdYsZxD0B
— The Masters (@TheMasters) April 6, 2023
En tanto, muchos hubieran podido imaginarse que Koepka estaría estancado en su juego al pasar a formar parte de un circuito sin mayores exigencias como el LIV Golf Series, cuyos torneos son solo de 54 hoyos, sin corte clasificatorio, y tiene un calendario espaciado, con mucha menos demanda y presiones respecto del PGA Tour. Sin embargo, el oriundo de West Palm Beach, Florida, recuperó la memoria y brilló en un campo que ya jugó siete veces, y en donde terminó segundo en 2019. Es una fiera competitiva que, en su fuero interno, quiere demostrar que está tan vigente como siempre, más allá de haber optado por una actividad profesional mucho más laxa, que da más margen para disfrutar con la familia. Koepka firmó ocho birdies y solo cometió un bogey en el par 5 del 13.
Hovland, el jugador que siempre parece estar sonriendo, empezó a pedir pista con un águila en el par 5 del hoyo 2 y después coleccionó cinco birdies, en una primera vuelta libre de bogeys. Ya dejó de ser la promesa de Oslo para transformarse en realidad: desde que se sumó al PGA Tour en 2019 ganó tres títulos y es siempre una figura al alza, al punto que llegó a alcanzar el N° 3 del ranking. Le falta dar su primer gran zarpazo en majors para revalidar todo lo bueno que viene haciendo, como ese cuarto puesto en el Abierto Británico de 2022. Además, si se habla de esta primera pulseada entre los de arriba, es el que tiene menos presión.
Pero en ese mismo grupo hubo una figura excluyente, no por lo furiosa actualidad en lo competitivo, sino por lo que representa históricamente para este deporte. Allí estaba la leyenda de Tiger Woods, que con varios impedimentos físicos empleó una vuelta de 74 golpes (+2) que lo compromete para el fin de semana. Como era de prever, a juzgar por las ensayos de los tres primeros días en Augusta National, atrapó a miles de seguidores a lo largo de la cancha. Fanáticos que también observaron con preocupación sus problemas físicos, que le impiden recorrer con normalidad largas caminatas. Todo por sus secuelas del grave accidente automovilístico de 2021.
Para su decepción y la de sus fieles peregrinos, Tiger cometió tres bogeys en sus siete primeros hoyos, aunque recuperó algo de terreno con un birdie en el octavo, donde estuvo a punto de firmar un chip para águila. En la segunda mitad tomó algo de velocidad con dos birdies seguidos en los hoyos 15 y 16, pero un bogey en el último hoyo lo dejó con una tarjeta de 74 golpes (+2). El tobillo derecho sigue teniéndolo a maltraer y esos dolores le repercuten en la pierna derecha, para un stance que le genera incomodidad. Antes del arranque del torneo reconoció que no sabe cuántos Masters le quedaran en su carrera, rumbo a sus 48 años, pero asegura que cada vez que compite se planta con la intención de llevarse el título. Con 15° majors en su haber, resulta difícil imaginar a esta altura que podrá alcanzar los 18 de Nickaus, aunque el crack californiano ya conmovió al deporte mundial con regresos resonantes, cuando se lo daba casi por retirado.
La aventura de Fernández de Oliveira
Por fin, después de su brillante conquista del Latin America Amateur Championship en enero, en Puerto Rico, Mateo Fernández de Oliveira se dio el gusto de jugar por primera vez “por los puntos” en un major. Para el sanisidrense de 23 años, el campo par 72 no fue una sorpresa: ya lo había practicado en tres visitas previas a Augusta National en los últimos meses, como para no toparse con un escenario desconocido. Con los nervios propios del aficionado debutante en medio de las grandes estrellas, firmó una tarjeta de 76 (+4), después de dos birdies en los pares 5 del 2 y el 13 y seis bogeys.
Asistido por el experimentado caddie Rubén Yorio –campeón con Angel Cabrera en el Masters 2009- Mateo tuvo el mérito de nunca desbarrancar ni perder el control, más allá de errores puntuales. Empezó con un bogey y rápidamente corrigió con un birdie. Aunque ya desde el primer hoyo tuvo problemas con los golpes de salida y se vio obligado a darse maña con los hierros para acercarse a la bandera. Particularmente en los hoyos 4, 10, 12, 14, 15 y 17 estuvo comprometido desde lugares malos, pero contó con el mérito de no haber sucumbido con dobles bogeys y solo subió el score de a un golpe. Al mismo tiempo, no pudo aprovechar algunas situaciones para birdie.
Su principal objetivo –como todos los amateurs que se clasifican al Masters- es superar el corte y animarse a disfrutar el fin de semana, pero para conseguirlo deberá extremar esfuerzos, en una jornada que se anticipa con mal pronóstico climático.
“Fue una buena vuelta, me sentí muy cómodo compitiendo. El arranque del tee del 1 tiene su parte especial: ahí sentí un poco más de nervios que en el resto de la vuelta, pero después disfruté mucho competir acá; me sentí bien caminando los fairways”, contó Fernández de Oliveira, que habló de su tarjeta: “El score no refleja lo bien que me sentí, pero la verdad de la historia es que no le pegué bien a la pelota, me puse en posiciones que no eran las ideales. Me pude salvar algunas veces y en otras no y por eso terminé haciendo un par de bogeys”.
Respecto de la fascinación que le deparó el primer major de su carrera, el jugador de la Universidad de Arkansas relató: “Definitivamente se sintió la presencia de Tiger. Cuando pasamos el puente con mi caddie después de pegar el drive del 13, lo veías a Tiger entrando al green del 11 y ese momento fue algo que nunca me voy a olvidar”. Y habló sobre uno de sus compañeros de juego, Bubba Watson, campeón en 2012 y 2014: “Cuando lo seguía por TV lo veía doblar demasiado la pelota desde el tee y ahora lo observé en primera persona. Esos años en los que él ganó coincidió con el período que más vi el Masters desde la pantalla. Fue muy divertido”.
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