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La relación histórica de Donald Trump con el golf y cómo puede destrabar el conflicto que enfrenta al PGA Tour con el LIV
El presidente electo de los Estados Unidos confía en una pronta solución entre las dos giras
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Ya pasó lo peor de la tormenta, pero el golf mundial sigue sin encontrar un punto de acuerdo para que todas las estrellas jueguen en un mismo circuito, como sucedía hasta mayo de 2022. El LIV golf, la liga árabe comandada por Greg Norman, abrió una enorme grieta en este deporte al crear un tour paralelo hace unos años. Y a fuerza de una billetera infinita, empezó a quitarle muchos de los grandes jugadores al PGA Tour con una montaña de dólares en contratos.
Si bien en los últimos tiempos se limaron asperezas para aunar criterios, después de que el comisionado del PGA Tour Jay Monahan cediera varias posiciones después de su dureza inicial, todavía no existe arreglo alguno para unificar un calendario de torneos dentro de una misma gira, ni tampoco hay un visto bueno para que todos los jugadores vuelvan a puntuar para el ranking mundial, beneficio hasta hoy vedado para los del LIV. Sin embargo, el segundo arribo de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, después de vencer en la votación a Kamala Harris, favorecería a una pronta alianza. Al menos, el republicano se mostró sobradamente confiado en que el largo conflicto entre ambas entidades se solucionaría en un pestañeo.
“Sin duda, creo que yo podría ayudar, que podría conseguirlo. Diría que no me llevaría más de 15 minutos cerrar el acuerdo”, aseguró Trump antes de las elecciones presidenciales. El entonces candidato opinó sobre las negociaciones que llevan adelante hace varios meses el PGA Tour y el Fondo de inversión Saudí, y que tienen como principal obstáculo al Departamento de Justicia de los Estados Unidos, en relación con un problema de competencias.
En un podcast conocido como ‘Let’s Go!’, en declaraciones recogidas por Bunkered, el mandatario de 78 años amplió: “Cuando Scottie Scheffler gana o cuando los otros muchachos triunfan en la otra gira, se miden ante un montón de grandes rivales, pero estaría bien que todos pudieran jugar juntos. Es terrible que alguno de ellos se quede fuera de un Major. Pero claro, están muy contentos con Arabia Saudita. Si hablas con ellos te das cuenta de que están convencidos de su decisión. Ganaron más dinero del que probablemente nunca podrían haber soñado, recibieron cheques, en algunos casos, de cientos de millones de dólares. Así que es difícil pensar que no estarán contentos por no poder jugar en un sitio determinado. Eso no es tan importante”.
Es difícil determinar si la solución puede ser realmente rápida o si se trata de la clásica postura de autosuficiencia de Trump, pero hubo algunos personajes importantes del golf que vieron con buenos ojos su llegada a la Casa Blanca. Como Rory McIlroy, que manifestó: “Teniendo en cuenta las noticias de hoy sobre lo sucedido en Estados Unidos, creo que eso despeja un poco el camino. Así que veremos”, apuntó el norirlandés, que agregó: “Trump tiene una gran relación con Arabia Saudita. Tiene una gran relación con el golf. Es un amante del golf. Así que, tal vez... ¿quién sabe? Pero creo que, como presidente de los Estados Unidos, probablemente tenga cosas más importantes en las que centrarse que en este deporte”.
El vínculo de Trump con el golf es muy fuerte, al punto que cinco eventos del LIV Golf se organizaron en campos de su organización, Trump Golf, que comenzó a adquirir y construir canchas desde 1999. Varias de ellas, también, fueron sede de la serie de torneos WGC del PGA Tour y de certámenes del Legends Tour (veteranos de Europa), LPGA (mujeres) y citas juniors de la USGA. Hasta hoy el portfolio incluye 18 campos: 11 en los Estados Unidos, dos en Escocia, dos en Indonesia y una en Irlanda, Omán y Emiratos Árabes Unidos.
Y claro que hubo margen para el golf en la fiesta de Donald Trump, una vez elegido presidente de los Estados Unidos. Mientras celebraba en el escenario su triunfo en las elecciones, reclamó la presencia de Bryson DeChambeau, ex figura del PGA Tour que ahora brilla en el LIV. “¿Dónde está Bryson? ¿Está pegando bolas?”, bromeó el mandatario, antes de felicitarlo por su triunfo en el US Open de este año: “Hiciste un excelente trabajo”. Segundos después, el Científico subió al estrado para acompañar a Trump; lo hizo ataviado con un saco negro y una gorra negra con el lema “Make America Great Again” (“Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grande”).
El presidente y DeChambeau jugaron juntos en varias ocasiones: en diciembre de 2017, el golfista le regaló un juego de palos valorados en 750 dólares. “Fue un honor jugar con Trump. Cada vez que tienes la oportunidad de jugar con un presidente, ya sea anterior o actual, es un honor, sin importar quién sea”, aseguró el Bombardero, que también se adjudicó el US Open en 2020. Ahora, orgulloso del destino que tomará su país, el jugador que representa con fuerza a la liga árabe aseguró: “Me siento extremadamente honrado de representar a Trump Golf. El equipo siempre está detrás de mí y estoy agradecido por su apoyo”.
En sus múltiples facetas, Trump se erigió desde hace décadas como desarrollador inmobiliario y empresario del golf, pero también como jugador aficionado. Durante un debate en junio pasado con Joe Biden –cuando el presidente demócrata todavía era candidato a un segundo período-, uno de los temas discutidos fue la edad y las capacidades físicas de los precandidatos. En medio de aquel intercambio, Trump mencionó su buen estado físico y una reciente victoria en dos campeonatos de clubes en uno de sus campos de golf. “Para hacer eso, hay que ser bastante inteligente y hay que ser capaz de pegarle a la bola muy lejos”, chicaneó, al sugerir que Biden no podría seguir sus pasos.
De acuerdo con Associated Press, las estadísticas indican que el handicap de golf de Biden ronda los 6,7 en el sitio web de la Asociación de Golf de Estados Unidos, con la última actualización en julio de 2018. Asimismo, la última actualización de Trump se produjo en junio de 2021 y figura como 2,5. Estos números determinan la habilidad de un jugador y quienes posean el más bajo se clasifican como los mejores.
Trump también tiene una excelente relación con Tiger Woods. En marzo de 2019, el entonces primer mandatario le entregó al crack californiano la Medalla Presidencial de la Libertad, la más alta condecoración civil en Estados Unidos, durante una ceremonia en la Casa Blanca. “Sus destacados éxitos en un terreno de golf y su triunfo sobre la adversidad física, su voluntad implacable de ganar, ganar, ganar… Estas cualidades encarnan el espíritu estadounidense de empujar los límites”, declaró Trump, en un emotivo homenaje dedicado al campeón de 15 majors. El golfista se emocionó mientras agradecía a su madre y a sus dos hijos durante la ceremonia: “Han visto lo bueno y lo malo, los altos y los bajos”.
En julio de este año, justo antes de la salida del vuelo hacia Escocia para jugar el Open, a Woods le comunicaron la noticia del intento de asesinato de Donald Trump durante un mitin en Pensilvania. Luego, a propósito de su bajo rendimiento en los días de práctica previos al torneo, el californiano reconocería: “No me fue bien porque no estaba en el estado de ánimo adecuado. Fue una noche larga (debido al intento de asesinato) y eso es todo lo que vimos todo el tiempo en el camino hacia aquí. No dormí en absoluto en el vuelo, y fuimos directamente del aeropuerto al campo de golf”.
Además, Trump y Woods jugaron juntos en algunos torneos benéficos e incluso Tiger ganó en 2013 el prestigioso WGC-Cadillac Championship; lo hizo en el Trump National Doral de Miami, después de un fenomenal rendimiento de 27 birdies en cuatro vueltas.
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