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La grieta del golf: un fallo judicial en contra de los rebeldes y la dura frase de Rory McIlroy, que los trató de “resentidos”
Arrancan los playoffs de la FedEx y tres jugadores de la LIV Golf Series quisieron “entrar judicialmente” al torneo. Una polémica en ascenso
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“Creo que el resentimiento viene de los miembros de este tour. que quieren tratar de volver aquí sin consecuencias. Cualquiera que haya leído el manual del PGA Tour o haya respetado las normas y reglamentos, lo consideraría muy injusto para ellos. Fue un buen día para el Tour y para la mayoría de los miembros”. Las palabras del norirlandés Rory McIlroy, una de las figuras del golf mundial y de alguna manera uno de los defensores a ultranza del PGA Tour en la grieta del golf, tenían destinatarios concretos: sus colegas que se dejaron tentar por los millones del LIV Serie, la liga saudí de golf, y que demandaron a aquella entidad por sancionarlos y no dejarlos jugar.
Cuando McIlroy habla de “un gran día para el golf”, se refiere a un fallo judicial de las últimas horas. El martes en California, la jueza Beth Labson Freeman dictaminó que Talor Gooch, Hudson Swafford y Matt Jones, tres jugadores del denominado grupo de los rebeldes que optaron por firmar contrato con la LIV Series y que interpusieron un pedido judicial para evitar la sanción aplicada por el PGA Tour y poder jugar desde este jueves los playoffs de la FedEx Cup, eran “muy conscientes de las consecuencias” de aceptar los millones de LIV en contra de los deseos del PGA Tour y que no habían “expuesto adecuadamente su caso” para que se les levantaran las suspensiones.
En sus observaciones finales Freeman dijo: “Al tribunal le parece que los contratos de la LIV, negociados por los jugadores y consumados entre las partes, se basaron en el cálculo de los jugadores de lo que dejarían atrás y la cantidad que los jugadores necesitarían monetizar para compensar esas pérdidas”. Y remarcó que “no creía que los jugadores sufrieran un daño irreparable si no se les permitía jugar”, una norma legal vital para conseguir una orden de restricción temporal. Contundente.
Pero fue más allá. “Los contratos de pago garantizado de los jugadores con LIV Golf hacen probable que ganen más de lo que han ganado y de lo que razonablemente podrían haber esperado ganar en un periodo de tiempo razonable con el PGA Tour”.
El fallo de la jueza Beth Labson Freeman le otorga, en cierta manera, un apoyo provisional al PGA Tour mientras se enfrenta a un boicot del fondo soberano de Arabia Saudita con la liga paralela. La decisión fue una “victoria” para los esfuerzos del PGA Tour por frenar la escalada del LIV Golf, que en los últimos meses ha minado al circuito estadounidense y generado una disputa llena de polémica y frases cruzadas. Además, claro, del significado propio que representa perder a las grandes figuras del circuito, como lo son Phil Mickelson, Bryson DeChambeau, Sergio García, Brooks Kopeka, Dustin Johnson y hasta Cameron Smith, reciente ganador del British Open. La mayoría de ellos ya fue sancionado por el PGA Tour y hubo un contraataque, también vía judicial, de los “rebeldes”. Aunque ninguno de ellos interpuso un pedido especial para ser autorizados a jugar esta semana en Memphis por los playoffs de la FedEx.
Distintos fueron los casos de Talor Gooch, Hudson Swafford y Matt Jones, que sí hicieron ese pedido legal, para que sus sanciones sean revocadas y poder participar en Memphis, algo que fue denegado por la jueza en cuestión. Y McIlroy aprovechó para dar a conocer su opinión al respecto.
“Desde mi punto de vista, prevaleció el sentido común y pienso que la decisión es correcta. Ahora que ha sucedido, creo que nos permite centrarnos en lo importante, que es el golf. Podemos seguir adelante y no tener ese espectáculo secundario durante las próximas semanas, lo cual es bueno”.
Cuando se le preguntó por las reacciones vía judicial de sus colegas, McIlory señaló: “No envidio a nadie por ir a jugar a la LIV o por recibir el dinero garantizado. Si esa es su prerrogativa y lo que quieren hacer, totalmente bien. Creo que el PGA Tour no es resentido por no dejarlos jugar. Resentidos son los que quieren tratar de volver al PGA Tour sin sufrir consecuencias después de lo que hicieron”.
De todas formas, McIlroy separa las aguas cuando se refiere a lo sucedido especialmente con este pedido para jugar la FedEx. Se le preguntó si consideraba que esta “guerra civil” en el golf tomó un nuevo curso a partir de la petición de los tres rebeldes en cuestión (Talor Gooch, Hudson Swafford y Matt Jones), dijo: “Sí, y fue cuando se presentó la demanda. Y lo que yo diría es que ciertamente tengo un poco más de respeto por los chicos que no han puesto sus nombres en la demanda. Así que sí, quiero decir, se ha vuelto un poco más personal debido a eso”.
Mientras tanto, de acuerdo con un informe de The New York Times, el fallo de la jueza Beth Labson Freeman fue uno de los primeros que podría ensombrecer el golf durante años, en parte porque el litigio podría prolongarse. Lejos de los tribunales, LIV ha anunciado sus planes de ampliar a 14 eventos en 2023, frente a los ocho de este año. También ha dicho que ofrecerá 405 millones de dólares en bolsas el próximo año, frente a los 255 millones de este año, para eventos que se espera que incluyan a jugadores como Dustin Johnson, Sergio García y Brooks Koepka.
El diario estadounidense también señala que “el PGA Tour, decidido a preservar su posición como circuito preeminente para los golfistas profesionales masculinos, ha suspendido a los desertores, y algunos organizadores de los principales torneos han señalado que podrían tratar de mantener a los jugadores de la LIV fuera de sus campos de 2023. Los esfuerzos del PGA Tour han dado lugar a un escrutinio: el Departamento de Justicia ha estudiado si las estrategias infringen las leyes federales antimonopolio, un tema especialmente delicado para los organizadores de deportes profesionales y universitarios en Estados Unidos”.
Claro que no sólo McIlroy se ha mantenido fiel al PGA Tour: Greg Norman, manager de la LIV Golf Series, reconoció en una entrevista que le ofreció entre 700 y 800 millones de dólares a Tiger Woods para que se uniera a la liga saudí. Pero no lo convenció. Y además, durante el último Open Británico, fue crítico sobre el nuevo movimiento del golf.
La grieta continúa. Como dicen algunos, esto recién empezó...
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