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Emiliano Grillo: “Para ser el N° 1 del mundo tenés que poner un tiempo extra, pero prefiero volcarlo en casa”
El chaqueño salvó la tarjeta del PGA Tour con comodidad, pero admite que la temporada fue “superfloja”; la importancia de su rol de padre y a qué le apunta en 2025
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No es habitual encontrar a Emiliano Grillo en la Argentina: hace años se instaló en San Diego y abrazó la vida estadounidense para involucrarse de lleno en el PGA Tour, el mejor circuito de golf del mundo. Sin embargo, hace un puñado de semanas volvió al país por un motivo que le gratificó el alma: le puso el nombre y se convirtió en anfitrión de un torneo juvenil que reunió a 96 jóvenes talentos de 11 países. Así, en Pilar Golf Club tomó forma el Emiliano Grillo Junior Open, certamen asociado con la American Junior Golf Association (AJGA), algo así como la PGA de los chicos, una plataforma que los catapulta a las universidades de los Estados Unidos y, de allí, a las grandes giras.
Después de sacarse la foto final entre las caras sonrientes de los aspirantes, el chaqueño que lleva diez años consecutivos en el PGA Tour se reencontró con su mujer, Alexia García Morris, y su pequeño hijo André, de dos años, para pasar las fiestas en Punta del Este. A partir del 9 de enero, el rubio de 32 años regresará al golf competitivo: arrancará la temporada 2025 en el Sony Open de Hawaii.
-¿Cómo nació la idea de ponerle el nombre a este torneo amateur?
-Se la tengo que atribuir a Santiago Garat [fue su instructor en épocas de aficionado en la Asociación Argentina de Golf], que hace ya un par de años vino y me dijo: “Che, tendríamos que tener tu torneo”. Se presentó la oportunidad el año pasado y empezamos a cranear la idea desde diciembre de 2023. Un año después, ahora en diciembre, estuvimos allí en Pilar Golf.
-¿Y qué concepto le quisiste impregnar al certamen, con lo que significa el desarrollo de los chicos?
-No es tanto un concepto, sino una especie de puerta que se puede abrir para entrar al mundo del golf junior en Estados Unidos. Lo difícil no es jugar los torneos, sino cómo entrar a ellos y la manera de ir subiendo y entrando a competencias cada vez más grandes; desde certámenes de college a torneos del PGA Tour. Y los podés tener acá en el patio de tu casa o simplemente a una hora de avión.
-¿Sentís que en tu época de amateur era mucho más complicado el acceso? Y ni hablar de generaciones anteriores.
-Hubiese dado un brazo por tener hoy en día entre 15 y 18 años de edad y poder jugar un torneo como el que organicé o el Latin America Amateur Championship (LAAC). Tener la oportunidad de jugar el Masters a los 16 o 17 años era totalmente impensado hace veinte años. Y hoy es una realidad, porque el LAAC se jugó en Pilar Golf en 2015 y volverá a ser sede el año próximo; siempre digo que este club es como mi segunda casa. Es muy importante contar con tantas oportunidades muy seguidas para estos chicos, con puertas muy grandes por abrirse acá nomás.
-¿Cómo era tu mentalidad cuando jugabas para la AAG a los 15, 16 años?
-No era tanto pensar, sino jugar lo mejor posible y pasarla bien. Era un adolescente que por ahí no tenía la vida de otro chico común y corriente de mi edad, así que los momentos de divertirme eran durante los torneos, viajando. Mi grupo de mejores amigos son aquellos con los que viajaba, y la verdad es que me entretenía un montón. Eso era todo lo que intentaba hacer.
-A veces estaría bueno adoptar aquella mentalidad lúdica para aplicarlo a torneos actuales…
-Ojalá pudiese, pero hoy en día la conciencia te juega muchas malas pasadas.
-¿Cómo analizás tu temporada 2024? En dos majors no pasaste el corte, volviste a los Juegos Olímpicos, tuviste dos Top 10 y tu mejor actuación fue un séptimo puesto en el Sony Open.
-La verdad es que la considero súper floja, la más floja de los últimos años. Fue un bache largo de muchas malas semanas y de las que me costó muchísimo salir. Al final, terminé jugando mejor y me quedé sin temporada… Así que espero retomar ese buen juego de la última semana y ver si puedo empezar de esa manera.
-¿Y ese bajón a qué se lo adjudicas?
-Una semana era una cosa, la otra era otra cosa y así… El golf tiene esas cuestiones muy difíciles de entender que a veces consisten simplemente en una mala racha. Tuvo un poco de todo, incluyendo fallas técnicas. Hay semanas donde lo técnico no está en orden y en otras tenés todo, pero no jugás bien y no lográs resultados. En cambio, hay semanas en las que no andás con buenas sensaciones y terminás haciendo un gran torneo. Son esas cosas del golf. Por ahí un golpe acá, un golpe allá, y la semana que se perfilaba para ser medianamente buena termina siendo de mediocre para abajo.
-Una temporada floja, pero así y todo te alcanzó para mantener la tarjeta. Como si estuvieras en una línea de flotación que permite sostenerte. ¿Eso cómo lo evaluás?
-A ver… era un año donde pude jugar todos los torneos grandes del calendario y muchos certámenes sin corte por mi posición previa en la FedEx Cup. En ese sentido se facilita un montón cuando estás dentro de los majors. En cambio, cuando venís más desde abajo es donde realmente tenés que empezar a jugar mejor y hacer una diferencia en aquellos torneos que jugás. Está claro que jugué con menos presión este año. Al haber encarado una temporada con tarjeta de campeón de torneo, hay otras cosas que por ahí te preocupan más que jugar bien los primeros dos días. Al mismo tiempo, este calendario de los jugadores top te obliga a jugar más torneos, que quizás no sea lo ideal.
-Estuviste ocho años buscando tu segundo título del PGA Tour y lo conseguiste en 2023; ¿se puede decir que este año tuviste cierta falta de ambición? Muchos jugadores se conforman con estar durante mucho tiempo en el PGA Tour, más allá de que ganen o no...
-A ver: el jugador del PGA Tour que es un “mitad de tabla” está siempre muy cerca de ganar.
Y existe una cantidad muy grande de jugadores que son muy buenos en la mayoría de las áreas del juego y les falta que esa pequeña pieza encaje para poder ganar.
-En ese último grupo te ubicas vos…
-Si tuviera todas las áreas completas del juego sería top 10 del mundo y así funciona en todos los deportes. El futbolista N° 100 es muy, muy, muy bueno en todas las áreas y probablemente flaquee en una. Así es el tema: sucede que son pocas las semanas del año donde se colocan todas las piezas juntas. Hay veces que estás en tu casa practicando y encaja cada engranaje, pero no jugaste esa semana. Pasa mucho también que uno viene jugando bien y se cansa. Son realmente muchos componentes que te llevan a tener esa buena semana.
-Estamos a fin de año, ¿cuál es el momento de recargar las pilas y empezar a motivarte de nuevo?
-El 29 de diciembre, cuando vuelva a entrenarme. Los primeros días son difíciles, te duelen las manos, el cuerpo… Te duele todo porque es un movimiento que hace muchos días no lo venías haciendo. Hoy estamos en vacaciones y me las tomo en un ciento por ciento.
-Es imaginable que vas a sostener esa ambición para el año que viene, con un calendario más acotado.
- Sí, en esa primera semana reinsertás el chip y entrás de nuevo en modo competitivo. Las primeras semanas del año son siempre raras, pero una vez que empezás a entrar en ese ritmo de vuelta, ya todo fluye mucho mejor.
-¿Cómo es la vida de los jugadores del PGA Tour? A través de la serie de Netflix, “Full Swing”, la gente pudo conocer algo de la intimidad.
-Primero, no me metería en la serie. Mi vida la mantengo para mí y hago mis cosas para mí. Trato de que todo sea dentro de las puertas de mi casa: eso es sagrado. Después tenés distintos personajes… La realidad de los otros jugadores, obviamente, no es la misma que la mía, pero al fin y al cabo, la realidad del golf es muy parecida en general: todos quieren jugar lo mejor posible. Siempre tenés a muchos golfistas al borde de “perder su trabajo” y ésa es la parte pesada de este deporte. Entonces, cuando llegan esos momentos de final de temporada, cuando ves quién mantiene la tarjeta y quién no, quién ganó y quién no… la realidad cambia según el jugador. Fuera de la cancha de golf, cada uno vive su actualidad de distintas maneras.
-Entonces, no hay lugar para Emiliano Grillo en Netflix.
-No, la privacidad la mantengo para mí. Creo que miré dos episodios porque lo estaban viendo unos amigos en la tele y me daba un poquito de pudor.
-¿Hay solidaridad entre ustedes, los miembros del PGA Tour, en cuanto a la contención de alguien que de repente perdió la tarjeta?¿O es tan hipercompetitivo como se ve desde afuera y cada uno hace lo suya?
-En definitiva, es una competencia. Vos no estás mirando si el otro está por salvar la tarjeta; tenés que ir a la tuya y jugar lo mejor posible esa semana. No podés estar mirando lo que hace el otro. Si al otro le va mejor que a vos, bien, es porque jugó mejor. Y si no, es porque yo fui el primero.
-Es sabido que tenés una amistad con el norteamericano Xander Schauffele, que tuvo un 2024 espectacular, con la conquista de dos majors…
-Creo que me llevo bien con él porque no hablamos tanto de golf, sino de otras cosas. Pero si voy a pedir un consejo busco a alguien experimentado como él u otro ya más mayor en edad, con más años en el tour. Sin embargo, creo que todos los jugadores tienen sus propias respuestas. Cuestión de, por ahí, implementar la teoría. Eso es lo complicado de este deporte: plasmar lo que es necesario para vos. Porque a este nivel, todos tienen las herramientas y el conocimiento, la parte brava es instrumentar en la cancha lo que te sirve para ser competitivo.
-¿Con Tiger Woods tuviste alguna charla mano a mano?
-Muy poco, poco y nada. La verdad que no tengo relación con él. Sí tengo mucha relación con mucha gente que sí tiene contacto con él. Hemos compartido desayunos, pequeñas charlas acá y allá en el locker, pero nada extracurricular.
-Es evidente que a Tiger se le está haciendo muy cuesta arriba el hecho de poder volver a jugar en el PGA Tour, con continuas operaciones.
-Y… son muchas lesiones, muchas intervenciones. El juego y el físico no son los de antes, pero puede pasar que vaya la semana que viene y ¿quién te dice? Ya nos sorprendió más de una vez al ganar.
-¿Cómo te resignificó tu rol de padre? Lo positivo en tu caso, a diferencia de muchos otros golfistas argentinos, es que decidiste radicarte en los Estados Unidos hace mucho y no padecés ese típico desarraigo con la familia.
-Sí, el hecho de ser padre te frena y te lleva a no mejorar en el deporte. Querés tener a tu hijo, querés disfrutarlo y ser parte de otra cosa, no solamente del golf. Trato de estar en casa todo lo máximo que pueda. Obviamente, para ser el número uno del mundo o mejorar en este deporte tenés que poner un tiempo extra y, personalmente, prefiero volcarlo en casa. No dejo de poner muchas horas en esto, pero para ese pequeño extra, demanda justamente algo más.
-¿Te gustaría que tu hijo sea golfista?
-No sé. Si le gusta, le gusta. No es que me muero porque sea golfista. El básquetbol me encanta como hincha de los Lakers, pero se le complicaría con un tema de altura…
-Habrás notado la gran dosis de argentinidad en el deporte mundial, fundamentalmente con los logros de la selección de fútbol y ahora con la irrupción de Franco Colapinto en la Fórmula 1. ¿Cómo lo evaluás?
-Sí, tenemos esa pasión argentina y latina de querer siempre que al argentino le vaya bien, de ir y apoyarlo. Quizás porque lo vivo desde adentro, yo siempre fui de apoyar al deportista, sea el resultado que fuere. Se suele mirar al deportista desde un punto crítico, siempre. Yo disfruto más cuando alguno logra algo diferente y especial. Pero es increíble que tengamos deportistas de alto nivel y muy buenos en todas las disciplinas, en relación a los 40 millones de habitantes que somos en el país. Sobre todo si comparás con otras potencias en el mundo. En el caso de Colapinto, ¡Son 20! Estamos hablando que recientemente hubo un argentino entre los 20 pilotos de la Fórmula 1. Hasta el año pasado teníamos tres argentinos en el PGA Tour, al mejor en fútbol y ya perdimos la cuenta de la cantidad de tenistas que tuvimos entre los 100 mejores en los últimos 20 años. Somos potencia en rugby, en hockey, femenino, masculino, en vóley… Con lo poco que tenemos, la verdad que somos muy buenos.
-¿A dónde te gustaría orientar tus objetivos en la temporada 2025?
-Siempre querés jugar bien. Si tuviera que plantearme un objetivo, sería jugar mejor más seguido. Y ese progreso se encarga de todos los otros objetivos. Son siempre las mismas metas porque son las importantes. Tengo mis expectativas, mis realidades. Y dentro de mis realidades, me gustaría que sean buenas, ¿se entiende? Objetivos altos más constantemente. No digo ganar dos semanas seguidas o llevarme cinco torneos al año. Sí tener la chance de ganar más seguido te vuelve más consistente; eso ni hablar. Si uno no está ahí en el final de la tarde del domingo, en los últimos cinco o seis hoyos, no tenés chance de triunfar. Entonces, ya el hecho de darte la chance es mucho.
-¿Qué vés del futuro del golf nacional? Hoy es difícil proyectar quién puede ser una posible estrella en la Argentina.
-No miro algo por fuera del PGA Tour. Pero hoy, con todas las oportunidades a disposición y todas las herramientas que hay, ha mejorado un montón. Creo que van a seguir saliendo más y más oportunidades como éste torneo que organicé y como el LAAC que mencionábamos. Va a seguir sumando. Hoy en día hay muchos jugadores, tanto en el Korn Ferry como en el PGA Tour Americas. Cuestión de uno o dos años buenos y ya los tenés en el PGA Tour.
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