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El Pato Cabrera, de aquel impacto de 2007 a otro intento de resurgir
A los 47 años, empieza hoy en Erin Hills con Grillo y Andrés Romero; los vaivenes del recorrido de 10 años tras su éxito en Oakmont
A puro nervio. Ángel Cabrera esperó 45 minutos sentado frente al monitor para saber si se llevaba el US Open 2007. Con los ojos clavados en la pantalla, vivió una situación mucho más tensa que la batalla de cuatro horas y media que había entablado poco antes en la cancha del Oakmont Country Club, en Pennsylvania.
El Pato no aguantaba la ansiedad mientras observaba en la TV a sus dos principales perseguidores, Tiger Woods y Jim Furyk, que todavía no habían completado el recorrido. En un momento no soportó más y salió del Club House para fumarse otro de los tantos cigarrillos de aquel domingo; hasta la transmisión oficial lo había enfocado pitando en los últimos hoyos de la vuelta decisiva. Finalmente, llegó el alivio: los norteamericanos quedaron a un golpe de su total de 285 (+5) y el cordobés desató el festejo junto con su caddie, Eduardo Gardino; su manager, Manuel Tagle (h.) y un variopinto grupo de compinches de su provincia.
Pasaron ya diez años de aquella histórica conquista, uno de los grandes hitos del deporte argentino. Cabrera logró lo impensado: hizo flamear la bandera argentina en el torneo insignia de la nación que domina este deporte. El US Open es un acontecimiento especial para los amantes del golf en los Estados Unidos, y por eso cada año casi 10.000 jugadores se inscriben para tratar de ganarse un lugar entre los 156 privilegiados y más de 80.000 personas lo siguen golpe a golpe en la cancha.
“No quería dejar este mundo sin haber visto algo así”, agradeció por entonces el Maestro Roberto De Vicenzo, fallecido hace unos días. El golf argentino se conmovió con aquella gesta y contagió a varios jugadores que, poco después, también se animaron a ganar en el PGA Tour, el Tour Europeo y otros circuitos internacionales.
Hoy, el Pato Cabrera se parará en el tee del 10 del campo de Erin Hills, en Wisconsin, para el arranque del US Open 2017. Será la última vez que gozará de la clasificación automática para este Major, ya que su triunfo en Oakmont le había dado una exención por diez temporadas. La edad reparte achaques para todos y, a los 47 años, el jugador formado en Villa Allende sabe que se ubica en esa delgada línea que separa a los jugadores competitivos plenos de los que ya padecen la vigencia de las siguientes generaciones: “Estuve pensando y éste puede ser mi último US Open, así que voy a tratar de jugarlo lo mejor posible. Es un torneo muy especial”, le comentó a la cuenta de Twitter @golfenredes. La buena noticia: en los días de práctica tuvo sensaciones positivas en las salidas y entiende que será clave mantener la pelota en el fairway, en un certamen tan peligroso como es siempre el US Open.
Más veterano y experimentado, incluso con la vieja lesión en el hombro izquierdo a cuestas, Cabrera encara hoy una nueva ilusión junto con Emiliano Grillo y Andrés Romero , los otros argentinos en esta cita de Grand Slam. Pero... ¿Cómo le fue al Pato en estos diez años, después de abrazarse a la gloria en una de las canchas más temibles del mundo? Nada mal, si se considera que dos años después obtuvo el Masters en el Augusta National, allí donde en 2011 jugó en el último grupo del domingo con Rory McIlroy y en 2013 perdió el playoff con Adam Scott.
Sin dejar de consignar que su carrera se caracterizó por los altibajos en su rendimiento, además de varios problemas personales, el Pato renovó su crédito en el PGA Tour al triunfar en 2014 en el Greenbrier Classic, en un campo de West Virginia que jugaba por primera vez. Con esa victoria salvó la tarjeta del máximo circuito hasta 2016, después de haberse apoyado en la amplia plataforma que le habían otorgado los dos Majors.
Sin embargo, desde 2015 entró en un claro declive. Y entre numerosos cortes clasificatorios no superados, abandonos y ausencias en el circuito por sus temas físicos y domésticos, terminó perdiendo la tarjeta completa del PGA Tour, más allá de un status que todavía mantiene y le permite actuar en varios torneos, tanto en los Estados Unidos como en Europa. Luego de calzarse el saco verde en 2009 se había fijado una vara muy alta: “No voy a parar hasta ganar cinco Majors”, les decía a los medios argentinos. Un juramento que no pudo cumplir.
Si hay algo que al Pato le molesta particularmente es que los medios le recuerden que debe recuperar la tarjeta del PGA Tour. Ante la pregunta, se defiende diciendo: “Y si no la recupero no me importa. Me iré a jugar a Sudamérica, a Europa o a Asia; yo voy a seguir jugando donde sea”. Por ahora, en pos de ese objetivo, afronta un escenario complicado.
A solo dos años del traspaso al Champions Tour, donde hoy brilla el alemán Bernhard Langer, Cabrera quiere aprovechar el aplomo que adquirió en grandes citas a lo largo de más de 20 años girando en el exterior. “Estos torneos te motivan, por eso juego mejor en campos díficiles y en torneos grandes”, explicaba durante las recientes prácticas con Grillo, el Pigu Romero y el venezolano Jhonattan Vegas. Con su capacidad para dar grandes impactos, nadie se anima a descartarlo de la contienda.
Mientras tanto, allí también aparece el chaqueño Grillo, en el puesto 40º del ranking y el más regular de todos los profesionales argentinos en la elite. Por haber concluido entre los 30 primeros de la FedEx Cup participará también en el Open y en el PGA Championship y deberá armarse de esa paciencia que todavía le falta para trascender en este US Open.
¿Y el Pigu Romero? Marginado del PGA Tour por malos resultados y sin un calendario sustentable, llegó a Erin Hills a través de una clasificación en Memphis. El tucumano es una incógnita, pero siempre confía en su talento y su carrera se ha convertido en una ruleta: busca acertar un pleno con pocas fichas en el bolsillo.
#USOpen un Campeón a tener MUY en cuenta. Pegando su drive como lo pegó hoy @cabrera_pato se va a divertir... Escuchen lo que nos contaba: pic.twitter.com/mvW2ztds8z&— @golfenredes (@golfenredes) June 13, 2017
Los apuntes del 2º major
Las salidas nacionales
El primer argentino que entrará en escena en el US Open es Andrés Romero, que saldrá por el hoyo 1 a las 8.56 de Buenos Aires con los estadounidenses Brice Garnett y Davis Love IV. A las 10.13 y por el 10 será el turno de Ángel Cabrera, junto al inglés Danny Willet y el local Zach Johnson y a las 15.47, Emiliano Grillo comenzará en el 10 con el canadiense Adam Hadwin y C. T. Pan (China Taipei).
Los datos de la cancha
“Si no encontrás el fairway en algunos hoyos de esta cancha, es mejor que empaques y te vayas a tu casa”, sentenció Rory McIlroy acerca de la dificultad del trazado de Erin Hills, un par 72 de 7741 yardas que lo convierte en el más largo de la historia para el US Open. Luego de la decepción por lesionarse un día antes del Masters, el defensor del título, Dustin Johnson (EE.UU.), volverá a la carga. El torneo se podrá ver por ESPN desde las 14 y por ESPN Play.
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