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Brooks Koepka: la consagración de un "aburrido" en el PGA Championship
"¿ Brooks Koepka está 14 bajo par? Ese hombre no tiene frío". El aficionado miraba el tablero del PGA Championship el sábado, temprano en la tarde que el jugador nacido en West Palm Beach terminaría la tercera vuelta en -12 y con 7 golpes de ventaja sobre los cuatro escoltas que se repartían entre consagrados (Dustin Johnson, Jordan Spieth), animadores regulares (Luke List) y una sorpresa (el tailandés de nombre improbable, Jazz Janewattananond).
A Koepka le adjudican varias condiciones y adjetivos, algunos que exceden al jugador de golf y ya invaden a la persona. Es "frío" y también "aburrido". Los aficionados al deporte en los Estados Unidos, pero sobre todo en Nueva York, afectos a los juegos de roce y violentos, como el football, pueden ser implacables, difíciles de complacer, en una disciplina sin contactos, pura precisión.
Y este golfista de 29 años, aunque con músculos al menos de mariscal de campo, y un alcance que puede llegar a las 330 yardas desde el tee, concentrado, sin celebraciones expansivas, encaja en la versión más británica de un profesional.
Koepka fue puntero del segundo Major de la temporada desde el primer día, a despecho de canchas secas, vientos y un clima fresco, que no suele ser el marco de un torneo que, por adelantarse en el calendario tres meses, no tuvo el cobijo del verano, caluroso en la costa este de Estados Unidos. Una paradoja: entre otros motivos, el cambio en la agenda del golf apunta a no juntarse con el comienzo del torneo de la National Football League (NFL).
La espalda ancha de Koepka superó todos los vaivenes del clima y de la cancha, el Black Course de Bethpage Park, el campo municipal de Farmingdale y calificada como la más dura, como dice el cartel que avisa que es un trazado "solo para jugadores extremadamente habilidosos". Y también soportó un cierre inesperado ayer. Con 63 (-7) el jueves, 65 el viernes, el par de 70 el sábado y 74 (+4), al impasible golfista al que cuesta verle una mueca de satisfacción o de desagrado tras finalizar un golpe –¿será por eso que muchas veces ni sigue la trayectoria de la pelota una vez que está en el aire y antes de que la gravedad la atraiga?– alimentó su perfil sereno porque no le dio el gusto a la cancha de caer en alguna trampa que le cambiara el talante, ni se permitió un festejo que su segundo título del PGA Championship consecutivo justificaba.
Dio la impresión de que el domingo Koepka apuraría el paso solo si hubiera sido necesario. Y fue necesario, porque su eficacia comenzó a caer con cuatro hoyos consecutivos, 11, 12, 13 y 14 dramáticos, que terminaron con bogeys, lo que puso a Dustin Johnson a un golpe y hacía tambalear la sólida estructura (emocional, física y técnica) del líder. Sin embargo, el número 1 del mundo, que había marcado tres birdies en la ida, agregó otro y volvió a bajar el 15 de regreso, en el 16 tuvo un bogey que lo frenó y acaso fue un golpe, porque volvió a subir en el par 3 del 17. Fue un alivio para Koepka, que ahora es el N° 1.
El viento que había soplado fuerte y en una hora 15 minutos casi puso de cabeza la definición, se detuvo a tiempo para Koepka, que de todas maneras no podía frenar su declive: falló un putt de menos de un metro para par en el 17 y llegó al hoyo final con dos de ventaja. Poco, para su demoledora actuación de jueves, viernes y sábado –sobre las dos primeras jornadas–, mucho para ese final apagado, extrañamente sin energía, como la tarde que estaba cayendo.
En el 18, se vio a un Koepka terrenal. Johnson ya había terminado. Le llevaba dos golpes ahora, el peligro ya no era tanto, pero la merma en su juego podía abrir una grieta. Entonces soltó lo que había guardado en los 71 hoyos previos: se fue casi corriendo detrás del tiro de salida, ansioso; estudió el green, elevado, y en dos golpes terminó todo. El puño apretado trompeó al aire y al destino y le dio un largo abrazo a su caddie.
Back-to-back.Wire-to-wire.Congratulations, @BKoepka! [R]He's defended his PGA Championship title.#LiveUnderParpic.twitter.com/EgviBhdFNH&— PGA TOUR (@PGATOUR) 19 de mayo de 2019
Brooks Koepka se convirtió en el primer jugador en ganar cuatro Majors en dos años (US Open y el PGA Championship del año pasado), en su caso en apenas ocho participaciones, y el quinto que lo hizo de punta a punta en este certamen. Después de la preocupación, devenida en angustiante intriga, el triunfo coronó una actuación notable.
"Fue una vuelta estresante", dijo tras recibir el Wannamaker Trophy. "Claro que sentí la presión. No es fácil tener a DJ [Johnson] atrás, tan cerca; me hizo jugar mejor". El hombre frío, sin carisma, se afirma entre los grandes. Quién sabe, a lo mejor se autoinflingió el suspenso del desenlace para que ya no lo tilden de aburrido.
Buen torneo de Emiliano Grillo
Emiliano Grillo atravesó un torneo difícil como el PGA Championship con 285 (+4) y y se llevó un 23er puesto valioso. A un arranque flojo el jueves le siguió lo mejor de su actuación, cuando hizo 67 (-3) el viernes; el sábado, el argentino había concretado el par (70). Ayer, en el día más difícil de los cuatro en el Black Course de Bethpage Park presentó una tarjeta de 71 (+1), con dos birdies y tres bogeys.
Así, ascendió a la 55ª posición en el ranking de la FedEx Cup, por lo que el chaqueño se puede ir satisfecho, aunque no conforme, del segundo Major de la temporada. El mexicano Abraham Ancer terminó con un golpe menos, en la 16ª ubicación, y fue el latinoamericano mejor clasificado. Las próximas citas para los Majors serán el US Open, desde el 13 del mes próximo en Pebble Beach, California, y The Open, el Abierto Británico, que se jugará a partir del 18 de julio en Royal Portrush, Irlanda del Norte.
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