Augusta: Angel Cabrera, entre los sufridos veteranos a los que frenó el viento

AUGUSTA, Estados Unidos.- Es inevitable sentir orgullo cuando uno se sienta en una de las tribunas ante los greens de Augusta National y escucha elogios para ese hombre que viene caminando con su andar tan reconocible, tan cadencioso que parece estar remontando la pendiente más empinada. “Cabrera”, murmuran algunos veteranos a los que es fácil adivinarles unos cuantos Masters encima, y los jóvenes que seguramente lo vieron ganar aquí en 2009, o saben de su victoria en el US Open 2007, y no se habrán perdido el playoff de 2013 en el que lo venció Adam Scott.

Son 18 las veces que el cordobés vivió la adrenalina de buscar el saco verde, con más o menos aptitud para alcanzar el objetivo, pero con las ganas intactas. Entonces lo que se vio anteayer y ayer, el Pato contrariado, como si fuera consciente de que esta vez las soluciones no estaban, llamaba la atención. Y no podían estar porque para un jugador que ha disfrutado tanto de Augusta, que ha superado obstáculos y vivido los altibajos propios del juego en un escenario maravilloso, estos dos días fueron un suplicio. Ayer quedó fuera del corte con una tarjeta impensada de 75, que sumada a los 79 del jueves le dejó la cuenta +10.

“Ya está, obviamente no estoy contento por no haber pasado el corte, pero así es el golf. Por supuesto que siento el reconocimiento del público aquí, yo gané el Masters y el US Open y te lo recuerdan siempre”, dice ahora el Pato, amargado, después de haber jurado que nunca había jugado en las condiciones que impuso el viento en la primera jornada. “Fueron los peores primeros dos días míos en el Masters, sin dudas”, afirmó.

“Tuve un mal arranque, hice triple bogey en el 1 y no pude hacer nada más”, explicó. En el amanecer de la vuelta con la que desde que terminó el primer día soñó, para darse la chance de salir a dar pelea, Cabrera se dio cuenta de que solamente con una remontada extraordinaria podría cumplir el objetivo. Pero a partir de allí su tarjeta marcaba el +10 con el que terminaría la rueda, en la que agregó dos birdies y dos bogeys.

“No me quedé pensando en ese hoyo, no me enganché, ya había pasado, pero en los 17 que quedaban no me pude recuperar. Es problemático remontar y más en un día así, tan exigente. Fue muy duro, muy frío temprano a la mañana.”, comentó. ¿Los greens estaban más rápidos que anteayer?, se lo consulta. “No mucho, no mucho, algunos un poquito, en los últimos hoyos, pero no tanto. Eso no afectó”. El futuro cercano le ofrece al Pato la posibilidad de rearmarse por el lado del ánimo: "Ahora vuelvo a Córdoba por un semana y después de nuevo a Estados Unidos, para seguir en el PGA. Esta fue una semana más, ya terminó”.

La continuidad de buenos resultados no es lo más común en el golf y Cabrera es de esos jugadores que están a la expectativa siempre, miembro de una clase especial, por eso no sorprende cuando de pronto da un zarpazo. Esta vez, el factor externo, el clima impropio de Augusta, le cerró el camino en el momento en que se decidía todo. Pero no deja que en eso recaiga la razón de su puesto 78°, como dijo anteayer, “las condiciones eran iguales para todos”.

A los 47 años, Ángel Cabrera es uno de los muchos veteranos que juegan el Masters cada año. Con sus largas trayectorias, ellos también se refirieron a lo que sucedió en las primeras jornadas. “Es una locura jugar así”, había resumido con cierto fastidio el español José María Olazábal, de 51, que jugó 28 veces el torneo y ganó dos, en 1994 y 1999. Todo terminó también para el vasco, que no pudo jugar el año pasado por padecer artritis.

En cambio, el sudafricano Ernie Els, de la misma edad que Cabrera, pasó el corte: está con 147 golpes (+3) aunque, a diferencia de los otro dos, nunca ganó en los 22 Masters que jugó. “Uno juega US Open, el British Open (los ganó ambos dos veces) con viento, con posiciones imposibles de las banderas, con greens realmente rápidos y en grandes canchas. Entonces pone todo junto y lo pone en juego”. Ayer, Els se lamentó por terminar con dos bogeys, “pero estamos el fin de semana y nadie sabe qué puede pasar; si el viento continúa no creo que se pueda estar en la punta mejor que -3”. El sudafricano juega el Masters por la franquicia de cinco años que le da haber sido campeón del British Open en 2012.

El fijiano Vijay Singh (54 años) terminó +9. Durante la rueda de ayer fue otro de los que aseguró que nunca había competido con semejante viento, fuerte y cambiante, en el Augusta Golf Club. Se lo dijo a Emiliano Grillo, con el que compartió los dos recorridos con muestras de su categoría, pero también con los altibajos a los que se prestaba la tarde... y los años. A un maravilloso águila en el hoyo 13 le siguió un doble bogey en el 14, por caso. El alemán Bernhard Langer, que este año cumple 60 y es líder del Tour Champions, la gira de veteranos, también hizo +9 y falló el corte, al igual que Mark O'Meara (+12), ya arribado a las seis décadas.

El mejor entre los más longevos es Fred Couples. Ya cumplió 57 y ayer redondeó 70 (-2 en el día) y aparece con 1 bajo par, para entrar cómodamente en el fin de semana. Distinto de lo que sucedió con Danny Willett, el campeón que está entregando la corona con una tarjeta de 151 (+7), a los 30 años, y que admite la responsabilidad de ser “un campeón del Masters; la presión se la impone uno. Pero estoy feliz de haber jugado. Las banderas estaban interesantes, pero no para hacer una vuelta de 65 y no pude mejorar lo de ayer, aunque no esperaba estos 78, sino al menos 74 o 75. Siempre nos quedamos con la sensación de que en el Masters nada es suficiente. Por eso es maravilloso”.

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