Y un día el "marquen a los nuestros" se puso la camiseta argentina

El fútbol argentino entró en una guerra que no se sabe cuándo podrá vislumbrar una bandera blanca. Desde el 38-38, hace más de un año, que las internas y los intereses son más poderosos que la AFA como institución misma. Ayer nomás, dos integrantes del Comité de Regularización, que debían ser los primeros unidos en buscar soluciones para el fútbol, se tiraban con munición gruesa. Hasta se le escapó a Armando Pérez un “marquen a los nuestros”, en referencia a Javier Medín , a quien puso como responsable de un tuit que salió de la cuenta de la AFA y que amenazaba con una quita de puntos para el equipo que no se presente el fin de semana. Y Pérez, luego, intentando explicarle a Sergio Marchi por un canal de televisión (ESPN) que -en realidad- lo que salió en el tuit oficial de la AFA es un borrador que él, como presidente del Comité de Regularización, no aprobó.

Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio , que habían arrancado sus respectivos mandatos en Boca y River dando un ejemplo de camaradería, hoy continúan pasándose facturas hasta por hechos pasados; los otros dirigentes de primera siguen sin ponerse de acuerdo con los del ascenso pese a que ya pasaron más de 500 días de negociaciones, 248 asados y 1159 cafés.

Ya es un milagro que el fútbol argentino siga teniendo tres empresas con la intención de transmitirlo por TV, aunque más de una (¿o las tres?) hayan pensado en retirar los sobres con las ofertas luego de que las reglas (de tiempo de presentación, de requisitos) se hayan trastocado varias veces. Pero no sólo hay pelea entre las compañías por transmitir los partidos: anoche también se discutió fuerte en la sede de Agremiados. La solidaridad prevaleció, aunque en un momento la discusión era otra: “¿Qué es mejor, discutir mientras empezamos a jugar o parar definitivamente hasta que se salde toda la deuda?”.

Una vez confirmada la huelga, se habló de más reuniones para hoy, de más posibles soluciones. Pero mientras se iban yendo los futbolistas, también sobrevolaron otras dudas: ¿tienen los dirigentes las herramientas para conseguir ya todo el dinero adeudado? ¿Esa plata estaría también dentro de una semana? No parece sencillo que eso suceda, al menos en los contextos de los antecedentes recientes. ¿Y si eso implica no jugar por dos meses o más?

Ya es imposible querer construir sobre arenas movedizas, pero el fútbol argentino sigue cayendo cada vez más bajo. Los jugadores se mantuvieron firmes en el paro hasta que la plata adeudada esté saldada y siempre es valorable que todo trabajador defienda sus derechos, sea el ámbito que sea. Bienvenido un manto de cordura y solidaridad de los jugadores, sobre todo aquellos que pensaron más en los del ascenso, con mayores adversidades familiares y en el día a día. El tema es que se sostenga con firmeza lo aplicado ayer. Porque nadie le cree a nadie. Porque nadie confía en nadie. Porque el fútbol argentino, incluso en momentos de caos, más de una vez borró con el codo lo que acababa de escribir con la mano.

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