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Vernon de Marco: la historia del otro futbolista argentino que llegó a la Eurocopa con Eslovaquia por los caminos menos convencionales
De 31 años, nació en Córdoba y vivió en Rosario; fue alumno en Austria y se hizo jugador profesional en un destino poco habitual
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Si se tratase de un concurso de preguntas y respuestas, cualquier futbolero medianamente informado tendría la contestación a la consulta de un futbolista nacido en la Argentina que esté participando en la Eurocopa. El nombre de Mateo Retegui, en Italia, surgiría instantáneamente. Ahora, si se lo indaga para que mencione a un segundo jugador oriundo de nuestro país, ahí le resultará más complejo. Incluso si repasa todos los planteles, difícilmente llegaría al nombre por deducción. Porque se trata de Vernon de Marco, defensor nacido en Córdoba que se fue de la Argentina con 10 años e integra la nómina de Eslovaquia, que este miércoles buscará la clasificación a los octavos de final ante Rumania.
La historia de De Marco, de 31 años, está marcada por la movilidad. A los dos días de nacer en Córdoba, su familia se instaló en Rosario. Con 10 años se fue a vivir a Mallorca, pasó dos años en Austria, en 2016 empezó la carrera de futbolista profesional en Eslovaquia, donde ganó cuatro ligas y tres copas con Slovan Bratislava, y en 2021 se nacionalizó para integrar el seleccionado. Y en la última temporada jugó en Hatta, de los Emiratos Árabes Unidos.
De chico fue arquero en Rosario Central, incursionó en el básquetbol (mide 1,86m), fue mozo en España y se gana la vida con el fútbol, siendo un marcador lateral izquierdo o zaguero central “con salida de balón y contundente, con presencia y ADN argentino, aunque hace mucho que me fui”, le dice a LA NACION en charla telefónica desde Mainz, donde está instalada la delegación eslovaca.
De Marco todavía no tuvo minutos en la Eurocopa, espera su oportunidad en el banco. “Hay mucha competencia en mi puesto. Actualmente, el lateral izquierdo titular (David Hancko) está en la mira de muchos clubes de Europa. Juega en Feyenoord, que lo compró en siete millones de euros y su valor de mercado se multiplicó mucho, está entre 30 y 40 millones. Seguramente pasará a un equipo más grande. Me toca ser su suplente y esperar. Podría entrar también de zaguero izquierdo, pero está Skriniar”, explicó sobre su situación.
-¿Cómo es el ambiente que se vive en la Eurocopa?
-Es increíble, maravilloso, desde que llegás a los estadios, que están todos llenos. Vino mucha gente de varios países. En nuestro debut contra Bélgica hubo 15.000 eslovacos. Es muchísimo para un partido de visitante.
-¿Y futbolísticamente?
-Es el torneo más importante de mi carrera. Tuve la suerte de jugar la Europa League, la Conference League, también en la clasificación para la Champions, pero no tiene comparación con la Eurocopa. Estamos preparados para ganarle a Rumania. Esa es la mentalidad que hay que tener. Empezamos bien, con todas las pilas, ganándole a Bélgica, siendo la sorpresa. Fue un subidón, una montaña rusa de emociones, porque después perdimos contra Ucrania. Pensábamos que nos podíamos clasificar en la segunda fecha, nos dejó una caída mental. Pero en estos grandes torneos no tenés tiempo para lamentarte. Durante la clasificación a la Eurocopa tuvimos la despedida de Marek Hamsik (tercer goleador histórico de Napoli), fue muy emotiva. Nos dijo que las mayores emociones en el fútbol las íbamos a vivir en un torneo como la Eurocopa.
-Eslovaquia llegó a los octavos de final en 2016. ¿Tienen la presión de al menos repetir ese objetivo?
-No es ninguna presión. La exigencia se la pone uno mismo por estar representando a cinco millones de personas que están esperando que ganes. Ya conseguimos un resultado histórico contra Bélgica. Para la mentalidad del país, porque no somos una de las potencias futbolísticas, ya estar en la Eurocopa es un privilegio. Pero como equipo hay que ponerse metas superadoras. Una de ellas es la clasificación a octavos de final.
-Tienen de entrenador al italiano Francesco Calzona, que fue ayudante de Spalletti cuando Napoli ganó el scudetto. ¿Qué tal es?
-Uno de los mejores entrenadores que tuve en mi carrera. Como todo técnico italiano, tácticamente es muy bueno. Tiene muy claro a qué quiere jugar. Nos está llevando por buen camino, estamos contentos con él.
Vernon de Marco, en acción
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Al margen de la rabiosa actualidad futbolística, De Marco tiene una historia de vida que sale de lo convencional. Se puede empezar por su nombre poco usual, Vernon. “Entre mi mamá y mi abuela tenían como tres o cuatro nombres bastante raros para ponerme. Vernon es inglés, había otros peores que tenían como variante. Lo que sí, es original. Cuando me presento, algunos me han llegado a decir Fernando, de lo raro que les resulta. Mi familia me dice Verni”, fue su explicación.
-A los 10 años te fuiste con tu familia a España.
-Sí, mi mamá se casó con el actual padre de mi hermano. Por trabajo nos mudamos a Mallorca, durante tres meses en la temporada de verano. Después les surgió la posibilidad de trabajar en Austria, donde estuve dos años, volviendo los veranos a Mallorca. La experiencia en Austria, en Maishofen, un pueblito de 3000 habitantes de Salzburgo, fue la que me ayudó a adaptarme a Eslovaquia y a aprender idiomas. Desde el segundo día que llegué a Austria me mandaron a la escuela. Mi inglés era básico. Con mis compañeros me comunicaba con gestos. Me costó, la pasé bastante mal. Estaba en las clases de acogida, a las que van los extranjeros que no saben el idioma y aprenden alemán. Estaba seis, siete horas, desde la mañana estudiando alemán; cuando llegaba a mi casa seguía con cuatro horas más de estudio. En seis meses aprendí el idioma, me queda de por vida. Gracias a todas estas circunstancias sé siete idiomas, aprendí a adaptarme a las diversidades de la vida. No me quedó otra que tener una mentalidad fuerte.
-¿Y cómo surge lo de Eslovaquia?
-Estaba jugando en la cuarta división de España, ascendimos a Segunda B, que es tercera categoría. Durante un mes de vacaciones, me puse a trabajar en un hotel de Mallorca, donde un amigo me consiguió un puesto. Después de tres semanas, sin saber qué hacer, porque tenía que buscar un departamento donde vivir, me sale esta oportunidad de jugar en Eslovaquia y lo primero que se me pasó por la cabeza fue decir que sí. Yo ya estaba pensando en dejar el fútbol, desistir del sueño por motivos económicos. Me fui a probar a Eslovaquia y quedé con un contrato de 400 euros por mes, dos comidas por día y me pagaban el departamento. Yo estaba contento, pero muchos de mis conocidos en España no me entendían, porque un camarero en España estaba cobrando 1200 euros al mes. No podían creer que me fuera a un pueblito chico de Eslovaquia a jugar por 400 euros. No le veían sentido. Hoy puedo decir que no me equivoqué. Viendo desde dónde empecé y adonde llegué, puedo estar contento y orgulloso de lo que hice. Uno se tiene que poner metas altas, tener una dirección adonde ir.
-¿Cuál fue el primer impacto?
-Yo llegué a una ciudad pequeña (Michalovce), de 40.000 personas, lejos de la capital, donde no se hablaba inglés y no estaban acostumbrados a recibir extranjeros. Yo venía de una mentalidad más abierta como la española. Al principio fue muy difícil adaptarme. A partir de que aprendí el idioma se abrieron muchas más puertas. La comunicación es lo más importante. Pasé el sacrificio de estar cuatro años aguantando, después me fui a la capital, al Slovan Bratislava, y todo fue más fácil.
-¿Cuánto tiempo te llevó aprender eslovaco?
-(Suspira hondo) Los primeros dos meses tuve lecciones con una profesora particular. Al año ya entendía y a los dos ya hablaba. Bastante rápido. Ahora lo hablo fluido.
-Junto con Retegui son los dos futbolistas nacidos en la Argentina que participan en la Eurocopa. Retegui dijo recientemente que se siente italiano, que Italia es como su casa. ¿Vos tenés un sentimiento similar por Eslovaquia?
-Sinceramente, me siento más argentino. Yo me fui con 10 años del país, pero tengo a mi familia allá. Cuando me retire del fútbol voy a vivir en Mallorca, mi esposa es mallorquina, como mi hijo. Pero cuando estoy en Eslovaquia me siento un eslovaco más, porque la gente me hace sentir así, por más que sepan que mis raíces son argentinas. Los mayores problemas fueron al principio.
-¿Eslovaquia es la hermana desfavorecida de República Checa?
-No lo veo de esa manera. Son países hermanos. Eslovaquia no es más chica o pobre que Checa. Son idiomas parecidos, hay entendimiento entre ellos. Son dos países amigables, tanto en lo social como en lo futbolístico.
-¿Y qué adoptaste de la cultura eslovaca?
-Lo que más extraño cuando no estoy en Eslovaquia son las sopas caseras, son riquísimas. Hay sopa de pollo, verdura, tomate, ternera. La más típica es de pollo con fideos y zanahorias. Se consumen aunque haga 40 grados de calor. Es sana, la puedo incorporar a la dieta de deportista.
-Terminaste contrato en Emiratos Árabes Unidos y estás sin club. ¿Jugar en la Argentina es una posibilidad?
-Ya le dije a mi representante que ahora no quiero desenfocarme de la Eurocopa. Lo único en que pienso es en pasar a octavos de final. No quiero distraerme. Viajo desde chico, así que no le cierro las puertas a ningún destino. Toda mi familia, en especial mi abuelo y primos, son fanáticos de Rosario Central. Son muy futboleros. Sería hermoso que me pudieran ir a ver algún día al Gigante, pero uno nunca sabe para dónde te lleva la carrera. De todas maneras, mis planes familiares son vivir en España una vez que me retire. Los años de carrera que me queden debo gestionarlos bien.
-¿Estás siguiendo la Copa América?
-Sí, sigo los resultados, pero soy de los futbolistas a los que no les gusta mirar partidos. Igual me fijo en los resultados de la selección y de la liga argentina. Me llama la atención la mentalidad ganadora que mantiene después de haber conseguido todo. Ganaron la Copa América, el Mundial, y siguen, no se relajan, el equipo sigue creciendo y van apareciendo otros jugadores de buen nivel. Scaloni tiene una influencia y un mérito muy grande. Amo a Messi como cualquier argentino. Entre los sueños que me quedan está enfrentar un día a Messi. Nunca tuve la oportunidad. Cuando él vuelve de vacaciones a la Argentina va a un country de Funes. Yo también paro en Funes cuando voy a Rosario a ver a mi familia, estoy cerca. Una vez salieron unas imágenes de él que estaba en un gimnasio y me quise matar, porque yo estaba en otro.
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