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Ricardo Centurión brindó un dramático testimonio y contó la penosa situación que atraviesa
El delantero de Vélez dice que no le permiten tener contacto con sus compañeros y también habló sobre sus inconductas y su delicada historia de vida
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Fue una constante durante toda su carrera, aun en los momentos en los que parecía despegar. Ricardo Centurión, cíclicamente, aparecía asociado a algún incidente extradeportivo, a alguna inconducta que lo llevaba a los ojos de todos a verlo como ese futbolista con un potencial enorme desaprovechado por causa de una personalidad conflictiva y una etiqueta de hombre indomable. Pero desde hace rato su nombre desapareció de la coyuntura futbolera, incluso de aquella que lo vinculaba con escándalos fuera de los campos de juego. Centurión, literalmente, desapareció del mapa en los últimos meses.
El presente lo encuentra en Vélez Sarsfield, club dueño de la mitad de su pase (el otro 50 por ciento pertenece a Racing), pero en el club de Liniers -por orden del director técnico, Alexander Medina- está totalmente apartado del plantel profesional, entrenándose en solitario con un preparador físico. Centurión es casi un paria en el Fortín. Sus minutos más recientes como jugador fueron vistiendo la camiseta de San Lorenzo, donde estuvo a préstamo desde enero hasta junio de este año. Fernando Berón fue el último que le brindó confianza, pero desde que el 23 de abril jugó el segundo tiempo en la derrota como local del Ciclón frente a Patronato, por 2 a 1, Ricky no volvió a pisar un campo de juego.
Ni Rubén Darío Insua bregó para que se quedara en el equipo de Boedo ni, a su vuelta a Vélez, el Cacique Medina quiso tenerlo en el plantel. Por el contrario, el entrenador uruguayo dio la orden de que lo quería directamente fuera del grupo.
Después de varios meses de silencio, Ricardo Centurión habló y dio un dramático testimonio de la pesadilla personal que le resulta estar en esa situación. A los 29 años, quien fuera un delantero intratable en la cancha, que brilló en sus inicios en Racing y que tuvo destellos luego en Boca, habló a corazón abierto en Radio La Red. “Estoy entrenando en Vélez por la tarde y con una vida normal. Es difícil entrenarse solo con un kinesiólogo y un preparador físico. Ya cerró el libro de pases y quedan seis fechas y después veremos qué pasa. Me pusieron todos los días por la tarde para que no me cruce con el plantel profesional. Voy a las dos y media, entreno una hora y me vuelvo a mi casa”, comenzó a explicar sobre su presente en el club de Liniers. Y continuó: “Estoy yendo todos los días a entrenarme por la tarde, pero a veces pienso ‘¿para qué sigo yendo?’ Hoy fui a saludar a los chicos y me sacaron cagando los de seguridad. No me dejan ni tomar unos mates con los pibes. A ellos no les importa nada”.
Sin diálogo con el Cacique Medina, repasó su pasado reciente en Vélez: “Con Heinze tuve uno de mis mejores niveles y fue uno de los tipos que más me ayudó en el fútbol. Fue un tipo muy frontal y me tuvo siempre con el dedo atrás y eso me ayudó. Como yo volaba y estaba bien en peso, estaba muerto y cuando llegaba a casa me tiraba a dormir. Con Pellegrino volvimos después de la pandemia, volví un poco excedido de peso y la vara que tenía con Heinze no la tuve con Pellegrino. No tuve la misma relación y después me puso algunos minutos con un equipo o con otro y ahí me calenté”.
Sin embargo, Centurión ahondó en su situación personal, en los demonios con los que tiene que lidiar, y se mostró tan transparente como vulnerable en sus palabras, que sonaron casi como un dramático pedido de ayuda: “Estoy solo y el momento es muy duro. Sigo viviendo en pandemia, sin contacto con nadie. Hoy a mí no me llama nadie. Te encontrás solo. Te das media vuelta y está tu vieja, tu señora, nadie más. Yo sabía que esto en algún momento iba a pasar, no le escapo. No me asusta si hoy no puedo pagar un departamento en Puerto Madero y me tengo que volver a casa. No te voy a mentir que te acostumbrás a un estilo de vida y después molesta un poco. Por suerte mantengo el sueldo en Vélez, que es como si estuviese jugando. Pero te levantás y no concentrás, no jugás a la pelota. Eso duele”.
Centurión no niega las inconductas que lo llevaron a portar el cartel de jugador conflictivo: “Lo de no ir a entrenar es algo de pelotudo grande, porque antes no lo hacía. Nunca había faltado antes. Y si me la pegaba cuando era más chico, iba a entrenar igual. Fue de grande, por un montón de problemas que tenía. Si yo tengo una oportunidad, suelto todos los vicios. Si me empiezo a entrenar, sé que en poco tiempo estoy bien. Se que hice muchas cosas mal, pero no puedo solucionar las cosas. Lo que digo con mi boca después lo tengo que bancar con el pecho. Me da bronca cuando me boicoteo cuando las cosas me van bien. Yo sé que si me pongo las pilas, tengo posibilidades. He probado con psicólogos y he ido al psiquiatra. Pero la verdad es que tampoco creo. Soy un pibe muy cerrado y cuando hablo lo voy a torturar al psicólogo, porque hablo tres horas por día. Mi psicólogo era el vestuario”.
Por momentos, sus palabras cobraron un tinte descarnado: “Me cansé de la vida. Había agotado todo. Me sentía agobiado. Estuve con ataques de pánico, estuve desparecido varios días. Necesitaba irme de todo. No me soportaba ni a mi mismo, era difícil”, dijo el hombre que se crio en el muy humilde barrio Villa Luján, de Sarandí. “Perdí a mi viejo a los cinco años y él me faltó. Vos podés tener un montón de cosas, oscuridad, pero no le podés faltar a tu hijo. Yo me crie entre mujeres. Mi vieja laburó 24 horas en una fábrica y en un hotel y no la veíamos nunca. Después aprendí a vivir”, contó.
Centurión comenzó su carrera en Racing, donde debutó en 2012, a los 19 años, de la mano del entrenador Luis Zubeldía. Algunos problemas personales hicieron que fuera dado a préstamo a Genoa, de Italia, en 2013. En 2015 fue transferido a San Pablo, que pagó 4 millones de dólares por el 70 por ciento. En el club brasileño no tuvo un gran desempeño, por lo que recuperó terreno con un préstamo en Boca, donde salió campeón en la temporada 2016/2017. Ello le valió que Genoa comprara su pase. Sin embargo, su nivel en el calcio no fue bueno y volvió a Racing, que recompró su pase a comienzos de 2018.
La tercera etapa de Centurión en Racing terminó de mala manera, peleado con el técnico, Eduardo Coudet, y con el manager, Diego Milito. Otro tanto le ocurrió en San Luis, de México, donde estuvo a préstamo en 2019. Finalmente, Vélez compra el 50 por ciento de su ficha en 2020: tiene un aceptable rendimiento con Heinze como DT, pero la llegada de Pellegrino le restó continuidad. A principios de 2022 pasó a préstamo a San Lorenzo, donde jugó 11 partidos y anotó dos goles (a Argentinos Juniors y Atlético Tucumán). Su último partido fue el 23 de abril, cuando jugó el segundo tiempo del encuentro que el Ciclón perdió como local ante Patronato por 2 a 1.
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