Superliga: perder contra el peor de todos, una insólita licencia que se tomó Vélez

Percutió Vélez. Por derecha, por izquierda y también por el centro. Pero no pudo nunca, más por sus propios defectos que por los aciertos de Godoy Cruz, y así desperdició una oportunidad de oro ante su gente de quedar como único tercero de la Superliga. Maravillas del fútbol: este buen equipo moldeado por Gabriel Heinze perdió contra el que por amplio margen es el peor del campeonato. Tanto que ni los jugadores del equipo mendocino parecían terminar de creerse la victoria que acababan de lograr mientras formaban ese racimo en el que se abrazaban al final del 1-0, muy cerquita de su área. Allí mismo donde habían vivido todo el segundo tiempo, casi sin poder despegarse de Rodrigo Rey, su arquero.

Algunos datos explican el tamaño de la sorpresa ambientada en Liniers. Vélez llegaba todavía con el envión de su pase de rueda en la Copa Sudamericana, que le reportó triunfos consecutivos ante Arsenal (4-0) y Argentinos (2-0). Godoy Cruz sustentaba con números (y lo sigue haciendo, en realidad) su nada honorífico título de peor de la cuadra: es el equipo con más derrotas (17), más goles en contra (46) y peor diferencia de tantos (-26). Además, solo una vez terminó un partido sin que le anotaran goles: un ya olvidado triunfo por 2-0 ante Patronato…

Con esos elementos, el gol de Brunetta –de los mejores de su equipo– de penal, a los 7 minutos del primer tiempo (luego de una tonta infracción de Cufré a Freites), pudo haber tenido el efecto de un accidente doméstico. Esos resbalones en la bañadera que asustan más de lo que realmente representan. Un rasguño, nada que no quede olvidado cuando se sale de la ducha y se sigue con la vida. En todo caso, el susto que le generó el gol en contra le duró todo ese primer tiempo a Vélez. No logró conectar líneas ni ser profundo: apenas un remate desviado de Galdames, desde buena posición, pudo tomarse como nota significativa. Nada más.

Después del descanso, el refresco mental le dio nuevas ideas al equipo de Heinze. De a poco quebró la resistencia que Sciaqua (el DT rival) intentó crearle en el medio campo con cuatro volantes apenas posicionados delante de los cuatro defensores. Y, de a poco, fue rodeando el área visitante. Así, Hoyos (su arquero) dejó de participar del juego: era tan espectador como esos que en las tribunas del Amalfitani hacían fuerza porque llegara el empate. Al rato, Vélez merecía eso, pasar a ganar e incluso golear. Seis situaciones clarísimas de gol desperdició entre los 21 minutos (un cabezazo alto de Centurión) y los 49 (un taco de Bouzat que se fue por arriba). Godoy Cruz, sin recursos para frenar el aluvión, solo hacía fuerza cada vez que un jugador de Vélez quedaba en posición de remate.

Si fue porque rezaron con fuerza o no es imposible certificarlo. Pero les salió bien. Y ganaron un partido increíble, que Vélez lamentará unos cuántos días. "Se lo dedicamos a nuestra familia, solo ellos saben lo que sufrimos", explicó Brunetta, con la voz casi quebrada por la emoción. Aunque siga siendo el peor de todos, Godoy Cruz había ganado un partido. Suficiente motivo para pellizcarse.

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