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Una luz roja se enciende en el arco de River: Franco Armani ya no está tan firme, pero Demichelis confía en él
El N° 1 tiene el respaldo del director técnico, los dirigentes y el plantel
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“Yo juego siempre con la obsesión de irme con el arco en cero. Me molesta mucho cuando me hacen un gol. No me voy contento”. Franco Armani vive autoexigiéndose, está en su esencia. A sus 36 años, desde hace 10 que está en la elite del fútbol sudamericano y convive con el error más allá de su imponente figura de 1,89 metros y 88 kilos. Por eso, sus caídas retumban tanto cuando son tan consecutivas. En los últimos tres partidos de River se dieron errores del casildense que lo pusieron bajo un manto de cuestionamientos. Y ahora tendrá el desafío de volver a exponer su personalidad que lo llevó a construir una carrera repleta de títulos: con 23 coronas entre Atlético Nacional, River y la selección, está en el top 10 de arqueros más ganadores del mundo.
Tres errores en nueve días. Primero, en la victoria 2-1 ante Platense con doble responsabilidad: un mal pase desde el fondo derivó en un córner en el que quedó a mitad de camino y Ronaldo Martínez aprovechó para marcar la igualdad parcial con un cabezazo. Luego, en el agrio 1-1 con Sporting Cristal tuvo un despeje defectuoso que le sirvió el gol a Yoshimar Yotún. Y este lunes pasado, en el 2-2 con Vélez, ofreció una débil resistencia en un remate cruzado de Francisco Ortega cuando el partido se moría. Así, Armani se fue de Liniers ofuscado y cabizbajo, a la par de la insatisfacción general lógica por los dos puntos que se esfumaron.
“Todos tienen altibajos a lo largo de la temporada. No voy a ser hipócrita y ocultar que Franco no la está pasando bien en estos últimos encuentros. Lamentablemente, sus desaciertos terminaron en goles. Tiene 37 años, es campeón del mundo y subcapitán. Hay que dejarlo tranquilo, mañana volveremos a hablar con él y a seguir trabajando. Las penas de fútbol se matan con fútbol. Hay que volver a trabajar con las mismas ganas del primer día. Tiene experiencia y lo necesitamos bien. Todos nos equivocamos, más o menos”, explicó el técnico Martín Demichelis en conferencia de prensa. Y abrió el debate tan solo días después de no haber sido convocado a la gira de la selección en junio: entre el calendario apretado de River, un largo e incómodo viaje a Asia y el deseo de abrir el abanico, el técnico Lionel Scaloni llevó a Walter Benitez (PSV) como tercer portero.
Nadie está acostumbrado a ver a Armani así. El arquero de River se cansó de ofrecer atajadas de primer nivel y reacciones heroicas hasta en los contextos más adversos, al punto tal que en abril alcanzó las 100 vallas invictas en sus primeros 219 partidos, alcanzando una cifra que lograron solo Ubaldo Fillol (en 263) y Amadeo Carrizo (en 345). Por eso sorprende aún más su fatídica sucesión de equivocaciones. Pero el propio Armani parece tener todos los recursos para levantar la cabeza, hacer pie y erigirse nuevamente como figura. “Franco tiene cabeza para esto, es su primer crítico. Sabe que son cosas que pueden pasar y sobre todo que no es lo que se dice. Está tranquilo, por eso es la figura que es”, asegura una de las personas que más lo conoce dentro de su entorno.
Armani tiene un respaldo total. Del plantel, del cuerpo técnico y de los dirigentes que a principios de 2022 le firmaron un contrato hasta diciembre de 2024. Mismo de los hinchas, que el sábado pasado lo ovacionaron en la presentación de la estatua de Marcelo Gallardo y que seguramente lo harán el próximo sábado en el Monumental ante Defensa y Justicia, más allá de las redes sociales. Y hasta de los “Chila” de Vélez. Porque el emblemático José Luis Félix Chilavert calificó de “injusta” la crítica y dijo que no hubo error del arquero por la pérdida de dirección de la pelota; y Gastón Gómez explicó que para él “no hay responsabilidad ni algo técnico de Armani” por la velocidad y el movimiento del remate.
Puertas para adentro, todos definen al arquero como un jugador humilde y cercano, que acompaña constantemente el proceso de sus jóvenes compañeros (Ezequiel Centurión, Franco Petroli y Lucas Lavagnino), que se entrena siempre al máximo para no perder su lugar y que se repone rápido de los golpes, tal como hizo en Perú. Porque más allá de su error, en el tercer minuto de adición le ahogó el 2-1 a Joao Grimaldo para evitar una derrota catastrófica en la Copa Libertadores. Y aunque pueda parecer reservado, cuenta con una fuerte personalidad en el campo y en el vestuario que hoy lo tienen como subcapitán del plantel. Si no está Enzo Pérez, él lleva la cinta.
Armani jugó 23 de los 24 partidos de la temporada de River con 15 triunfos, tres empates y cinco caídas en los que recibió 24 goles y completó 11 vallas invictas, además de pasar 744 minutos en fila sin recibir goles en el ámbito doméstico. Es que, en la Liga Profesional, solo le convirtieron 11 tantos en 18 partidos para ser la segunda valla menos vencida del torneo por detrás de San Lorenzo. La contracara se da en la Copa Libertadores, con 11 tantos en contra en los primeros cuatro partidos y dos errores ante The Strongest y Fluminense. Por eso, la importancia de volver a ser figura: el miércoles 7 ante el equipo brasileño será una final anticipada en el Monumental. Ganar o ganar.
“Siempre será más fácil atribuirle la culpa al otro, ¿pero por qué no hablan de las dos que sacó en el partido? Ah, no, verdad que eso no lo ven”, tuiteó ayer su pareja Daniela Rendón, quien además sugirió en redes un posible regreso anticipado de Armani a Colombia. Días atrás, había publicado: “La gratitud no tiene memoria”. Pero el arquero de River no tiene Twitter ni se enfoca en las críticas: hoy piensa en respetar su contrato y luego cumplir con su promesa de regresar a Atlético Nacional para culminar su carrera y seguir su vida en Colombia.
Siempre será más fácil atribuirle la culpa al otro, pero por qué no hablan de las 2 que saco en el partido Ahhhh no verdad que eso no lo ven👀🥱
— Daniela (@Dafarendon) May 30, 2023
“Apenas termina el partido reviso las jugadas y analizo en qué me equivoqué y qué podría haber hecho mejor. Si estaba bien ubicado, si podía dar el rebote para otro lado, si podía sacar más rápido... soy muy autoexigente. Yo me encuentro errores”; le dijo Armani a LA NACION, en una entrevista en 2018 cuando daba sus primeros pasos en el club. Ahora, consagrado como una de las grandes glorias de la historia riverplatense, tiene una lupa encima que no es la conocida. Él más que nadie sabe que necesita dejar atrás los traspiés. Y qué mejor que hacerlo cuando River más lo necesita.
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