Un triunfo que vale mucho

Por Claudio Mauri

LA NACION

River no tiene permitido deprimirse ni abandonarse a la adversidad. Las circunstancias –dos temporadas calamitosas– lo obligan a continuas pruebas de entereza y carácter. Para que la impostergable recuperación sea duradera y sostenida no puede dejarse arrastrar por las dinámicas negativas, las cuales le provocaron estragos en los últimos años. El triunfo ante Arsenal, que en el Monumental se vivió con iguales dosis de euforia y desahogo, despejó los nubarrones que le habían dejado a River el empate con Argentinos (un partido en el que nunca se sintió cómodo) y la derrota frente Vélez (el único rival que lo superó con amplitud). Recibía a un rival que llegaba sobrado de confianza (puntero, con cuatro victorias consecutivas), liberado de grandes presiones y listo para especular fríamente con las urgencias locales. Arsenal encaja perfectamente en la categoría de adversario peligroso.

River salió fortalecido de ese riesgoso desafío. Hizo valer algunas de sus virtudes y evitó el costo de su defecto más grave: en varios pasajes del segundo tiempo fue un equipo demasiado largo y descuidó espacios que Arsenal no aprovechó por su falta de decisión para atacar. Leguizamón y Obolo son incisivos y se complementan bien, pero les faltó compañía.

Este River, mientras intenta ser fiel a una idea de juego que prioriza el control de la pelota, va encontrando puntos de apoyo en cada una de las líneas. Lo mejor de la defensa pasa por el arquero y los dos zagueros centrales. Carrizo, por personalidad y condiciones, está hecho a la medida de un arco como el de River. Más allá de que pueda equivocarse –no fue el caso de ayer–, nunca se lo ve asustado y transmite seguridad. Cuando su equipo se desbalanceó en el segundo tiempo, Carrizo surgió firme y puntual para desviar un par de remates y una entrada de Leguizamón, y un tiro libre de Krupoviesa. Maidana y Ferrero son contundentes en la marca; con un quite o un anticipo son capaces de sacar al equipo desde atrás. Maidana transmitió esa actitud al recuperar tres pelotas consecutivas cerca del medio campo en el segundo tiempo. Ambos comparten un déficit, mucho más acentuado en el caso de Ferrero: no tiene salida clara y se repite con pelotazos sin dirección. En ese sentido, Carrizo posee mucha más precisión y control con los pies que sus compañeros de la zaga.

Almeyda continúa con su primavera futbolística. Empezó contenido, sin tanto despliegue, porque físicamente está en el límite, con los músculos sobreexigidos. Pero su instinto pudo más. El fuego interior le pide acción, combatividad. Toma por asalto al rival que lleva la pelota. Y cuando ve que a su equipo le cuesta llegar con peligro, se descuelga para intentar con el remate de media distancia.

Más endeble es la actualidad de Ortega, cuya influyente calidad se traduce en detalles, en acciones puntuales, casi siempre en intervenciones estáticas (tiros libres –uno apenas desviado y otro en el travesaño– o el córner del gol de Funes Mori). Por endeblez física, varias pérdidas de pelota del Burrito generan contraataque. La veteranía lo retrató muy tempranamente, a los 21 minutos, cuando no tuvo velocidad para resolver un contraataque.

Como podía preverse, la inclusión de Rojas no aportó nada. El volante paraguayo es demasiado tibio e intrascendente. Aunque el presente de Buonanotte no sea bueno, nunca será tan malo como para ser suplente de Rojas. Buonanotte pagó ayer con la suplencia de 90 minutos algunos gestos de fastidio hacia Cappa en los entrenamientos. Es lógico que el técnico resguarde su autoridad, pero no al costo de perjudicar el potencial de su equipo. Hay otras maneras de solucionar ese tipo de tensiones.

River no mata en ataque, pero no le falta convicción para poner a varios hombres cerca del área rival. Los laterales se proyectan (Ferrari lo hace con mucho más criterio que Arano), Affranchino y Pereyra aceleran por las bandas, Funes Mori sigue creciendo y aprobando materias como centrodelantero, Caruso ingresó en el segundo tiempo para hacer de pivote y aguantar la pelota de espaldas.

Aun a riesgo de que Arsenal lo lastimara con el contraataque en el segundo tiempo, a River nunca le faltaron ganas de ganar ni dudó de su objetivo. Rompió el orden de Arsenal con un estupendo cabezazo de Funes Mori. A River no le sobran goles, pero tiene a alguien que está haciendo carrera en esa especialidad, que está rodeado por un equipo que también se empeña en crecer.

EL AYUDANTE DE CAMPO, CARGO

Debido a la suspensión del director técnico Gustavo Alfaro (vio el partido desde uno de los palcos del Monumental), en el banco de los suplentes estuvo su ayudante de campo, Claudio Cristofanelli, que se mantuvo comunicado con Alfaro mediante un teléfono móvil.

MEDIA HORA PARA EL PIBE ERIK LAMELA

El volante ofensvio, de 18 años, pasó a ser tenido en cuenta por Cappa tras el gol que hizo ante San Lorenzo en el partido de reserva del miércoles. Ayer ingresó a los 15 minutos del segundo tiempo para ocupar el costado izquierdo. Considerado una de las promesas de las inferiores, mostró algo de sus condiciones al gambetear a tres rivales en una carrera. Sólo entró en tres partidos de primera. Debutó hace algo más de dos años (11 minutos ante Tigre). Su segunda participación fue en septiembre pasado, también frente a Arsenal (15 minutos)

HOMENAJE A UN HINCHA FALLECIDO

En el entretiempo, por los altavoces del estadio se recordó a Walter Paz, el hincha de River de 18 años que falleció el domingo anterior en la cancha de Vélez a causa de un infarto.

SE MANTUVO UNA RACHA

Arsenal nunca ganó en el Monumental. De 9 partidos, perdió 8 y empató el restante.

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