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Un número 5 como los de antes: Santiago Cáseres, la revelación de Vélez
"Soy un 5 tradicional, de los viejos tiempos. Me gusta estar siempre bien ubicado, sin recorrer grandes distancias, hacerme fuerte en el quite y tratar de distribuir la pelota con criterio”. En épocas de modernidad exagerada hay discursos que pueden parecer fuera de registro, casi anacrónicos. Más aún si lo emite una voz de timbre cristalino y lo acompaña un rostro todavía salpicado por el acné de la adolescencia.
Sin embargo, no siempre es imprescindible tener el mítico vozarrón ronco de Pipo Rossi, ni el porte imponente de Antonio Rattín o la espalda ancha del Tolo Gallego para ser un volante central “de los de antes”. Lo que de verdad importa es sonar convincente para transmitir seguridad, como ocurre con Santiago Cáseres, de 20 años, apenas 21 partidos jugados, ningún gol y, según el 63% de los hinchas que votaron en diciembre pasado, el mejor jugador de Vélez en 2017.
“Mi viejo, que como mi abuelo jugó mucho al fútbol y llegó a pasar por San Lorenzo, me dice que tengo algunas cosas de Gallego, salvando obviamente las diferencias. No sé, no lo vi, mis referentes son de ahora: Gago y Marcone, de los de acá, y Sergio Busquets fuera de la Argentina”, dice el pibe que nació en Parque Leloir, un vecino de la Villa Olímpica velezana.
En marzo del año pasado, Omar De Felippe lo mandó a la cancha para tratar de reducir los daños: Newell’s ya le ganaba 3-0 al Fortín en el Parque Independencia. A la semana siguiente estuvo de arranque contra Olimpo, y el chico de la camiseta N°35 no largó más el puesto: “Fue todo muy rápido. Subí a entrenar con el plantel de primera en enero y en tres meses era titular. Jamás pensé que iba a consolidarme en tan poco tiempo”.
Mis referentes son de ahora: Gago y Marcone, de los de acá, y Sergio Busquets fuera de la Argentina
Pero Cáseres se afirmó a partir de su inteligencia para ubicarse, su capacidad para robar y soltar la pelota rápido, y su precisión para darle casi siempre el destino que pide la jugada, hasta convertirse en la gran revelación de un equipo lleno de pibes, demasiado lleno de pibes. “Lo que pasó el año pasado”, afirma, “no fue un proceso normal. Nos tocó subir a todos juntos y la mayoría estábamos inmaduros. Nos enfrentábamos a equipos con un promedio de edad de 30 años y nos ganaban por experiencia, por saber aprovechar los detalles. Lo bueno es que hemos progresado muchísimo y ahora con todos los refuerzos que llegaron vamos a andar bien. Este año se va a ver un Vélez muy distinto”.
Algo de esto se percibe en el aire de Liniers. El regreso de Mauro Zárate, recibido casi como un héroe o un salvador, y el proceso iniciado de la mano de Gabriel Heinze parecen haber cambiado el panorama, más allá de los números escuálidos que muestra la tabla de los promedios: “Ilusión es la palabra justa para definir este momento”, se entusiasma Cáseres; “la tienen los hinchas y la tenemos nosotros. Debemos estar atentos por el descenso, pero no preocupados. También estamos a tres puntos de los equipos que se clasifican para la Copa Sudamericana y tenemos que apuntar ahí, a sumar y tratar de meternos en alguna Copa”.
El juvenil ya pasó por la selección juvenil y que este verano estuvo en el radar de River y hasta del Atlético de Madrid.
De respuestas cortas pero certeras, el juvenil que ya pasó por la selección juvenil y que este verano estuvo en el radar de River y hasta del Atlético de Madrid, desgrana con justeza algunas claves del fútbol que promete el Gringo Heinze: “Gabriel apuesta mucho a un juego más abierto, con tres puntas: un “9” y dos “wines” –como él les dice–, picantes y rápidos y que creo van a ser los grandes protagonistas de este Vélez. El reto es ponerlos mano a mano con sus marcadores. Pero por otro lado, pretende un equipo intenso, que presione para tener la pelota y después ser muy verticales. No insiste tanto en la posesión como en ser muy ofensivos una vez que la pelota supera la línea de los volantes. Diría que es algo parecido a lo que hace Holan en Independiente o, de alguna manera, Real Madrid”.
La transformación, por supuesto, abarca el propio juego de Cáseres: “El técnico quiere que sea más dinámico, que cubra los espacios y conduzca por los costados, todo muy diferente a lo que estaba acostumbrado. También me pide que pise más el área rival, dice que tal como vamos a movernos voy a tener más chances de hacer goles. Me estoy acomodando para captar las cosas lo más rápido posible y así llevarme bien con el juego. Me gusta la propuesta, es un estilo más moderno que se nota hasta en las prácticas, porque todo lo hacemos trabajando con la pelota”.
El desafío no parece asustarle. Cuenta con el antecedente de Esteban Rolón, el N°5 que fue pieza clave en el Argentinos Juniors que Heinze devolvió a Primera: “Ojalá me toque asumir su papel y alcance el protagonismo que él tenía en ese equipo”. Aunque todavía no piensa en seguir los pasos del volante de la Paternal, hoy en Málaga: “Para mí y para mi familia es un orgullo que me miren de otros clubes o del exterior, pero la mayoría de los que jugaron en Europa te dicen que el fútbol argentino es el más difícil. Entonces, lo mejor es sumar experiencia, jugar muchos partidos acá para ganar tiempo y estar maduro para el día que llegue esa oportunidad”.
Vélez retomó con un triunfo, 1-0 sobre Defensa y Justicia, su camino en la Superliga. Con la ilusión a flor de piel, esa que transmite Santiago Cáseres, el pibe de voz adolescente que se siente, ordena y manda como un Nº 5 de los de antes.
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