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Barcelona: el DT Koeman ya cuenta con Messi, que a los 33 años deberá recuperar la ilusión de un juvenil
Ronald Koeman siente que empezó a ganarse a Lionel Messi para su causa. Que la polvareda levantada en las últimas semanas se disipa y puede surgir un horizonte más promisorio. El técnico holandés, como en el primer encuentro de hace unas semanas, este lunes le volvió a pedir compromiso y ganas al rosarino, que le correspondió con un gesto: fue el primero en llegar al entrenamiento, media hora antes de la que estaba citado.
En ese sentido, Koeman fue coherente desde el primer momento que lo oficializaron en el cargo: solo quiere trabajar con los que demuestren deseos de estar. Pero Messi, que se quedó porque se vio encerrado en un callejón contractual, ahora debe reciclar su energía escapatoria en una pulsión reivindicatoria. En esa cancha se empezará a jugar su futuro inmediato, que como mínimo lo tendrá ligado a Barcelona hasta el 30 de junio de 2021.
Para esa época, el N° 10 deberá juzgar si esta sensación de abatimiento y claudicación se modifica de acuerdo a lo que depare la temporada: la campaña del equipo, su identificación con el nuevo técnico, su posición dentro del vestuario y la relación con el presidente que después de las elecciones del 15 de marzo reemplazará a Josep María Bartomeu, que le acaba de torcer el brazo. En la manga, Messi se guarda una carta que le otorga el margen de maniobra que ahora no tuvo: desde el 1° de enero puede sentarse en la rambla de Barcelona, a la vista de todos, a negociar con otro club sin ningún impedimento legal.
Este lunes fue el día que Messi volvió a Barcelona después de verse afuera por decisión propia. Llegó al volante de su camioneta Mercedes Benz a la Ciudad Deportiva Joan Gamper, donde estaba apostado un pequeño grupo de hinchas. Quizá la novedad pasaba porque no tenía de copiloto a su amigo y vecino Luis Suárez, que trata de acordar su incorporación a Juventus tras no ser tenido en cuenta por el entrenador holandés.
No es un escenario que el N° 10 hubiera imaginado hace una semana, pero desde el momento en que aceptó la "derrota legal" ante la intransigencia de Bartomeu, el siguiente y extraño paso del rosarino es volver a sentirse integrado en el club que dijo que ama, pero en el que no pudo ser feliz en la última temporada, que se cerró sin títulos y el bochorno del 2-8 contra Bayern Munich.
De acuerdo con las imágenes que facilitó el club, Messi se entrenó en solitario, luego de las pruebas de PCR domiciliarias a que se sometió el fin de semana. Este martes se sumaría al trabajo grupal en doble turno, luego de haberse ausentado durante la primera semana de pretemporada por el litigio que mantuvo con el presidente.
Habrá que ver si el próximo sábado forma parte del amistoso ante Gimnastic de Tarragona. El fin de semana comienza la Liga de España, pero Barcelona debutará el sábado 26 de septiembre, ante Villarreal, por la tercera fecha. Dispone de más tiempo por haber disputado la etapa final de la Champions League en Portugal.
Es cierto que no es la primera vez que Messi regresa al lugar del que dice despedirse. Algo similar le ocurrió en el seleccionado argentino, cuando tras perder la final de la Copa América 2016, en las entrañas del estadio de Nueva Jersey anunció su retiro. A las semanas se retractó y volvió a estar en el siguiente partido de la Argentina. Aquella vez hubo en el medio un cambio de entrenador, como ahora: de Gerardo Martino a Edgardo Bauza, de Quique Setién a Koeman.
Despejada la incertidumbre sobre su continuidad, queda por ver si quiere seguir siendo el capitán, responsabilidad que tanto en Barcelona como en el seleccionado le llegó más por jerarquía futbolística que por liderazgo grupal. No ejerció de tal luego de las duras eliminaciones ante Roma, Liverpool y Bayern Munich, cuando fueron otros compañeros los que salieron a dar la cara ante los micrófonos. Ahora tendría otro motivo para quitarse la cinta: se evitaría discutir algunas cuestiones con su aborrecido Bartomeu. Más que vivirlo como una resignación de poder, para Messi podría significar ir más liviano de equipaje.
La noticia de su permanencia en Barcelona fue saludada por excompañeros y seguida en silencio público por los actuales, salvo la satisfacción que expresó el volante Frenkie De Jong desde la concentración de Holanda. Algunos observadores del día a día del vestuario interpretan el mutismo de los otros tres capitanes, Gerard Piqué, Sergio Busquets y Sergi Roberto, como una desaprobación a las idas y vueltas de Messi.
Más cálidos fueron Carles Puyol y Samuel Eto’o, dos exjugadores que tutelaron los pasos iniciales de Messi en primera división, se mostraron gratificados. "Feliz de que siga defendiendo la camiseta de Barcelona. Yo sigo confiando en estos jugadores y con Leo sin dudas somos más fuertes", publicó "Tarzán" Puyol en Instagram. El camerunés hizo una exhortación para volver a las raíces futbolísticas: "Estoy feliz porque mi hijo se queda en su casa. Pero en el Barça necesitamos otros jugadores con ADN azulgrana. Messi solo no es suficiente. En el mercado hay que buscar futbolistas del estilo tiki-taka y no box to box (área a área)".
Más allá de no ocultar su enojo con el presidente ni su voluntad de buscar otros desafíos, Messi aseguró el viernes que su compromiso y predisposición no variarán: "Daré lo mejor, siempre quiero ganar, soy competitivo y no me gusta perder a nada". A sus veteranos 33 años, Messi necesitará recuperar la ilusión de un juvenil, alimentar el presente y construir futuro en el mismo sitio que lo consideraba como su pasado.
Muchas cuestiones deberán acomodarse rápidamente para aspirar a los títulos que pasaron de largo en la última temporada. Hay un técnico con ideas nuevas para un plantel que no necesariamente será mejor. El presupuesto para refuerzos es escaso y las dos prioridades de Koeman, sus compatriotas Memphis Depay y Georginio Wijnaldum, no están llamadas a revolucionar al equipo.
La mejor noticia que recibió Barcelona fue el gran nivel de Ansu Fati, que a los 17 años dio una exhibición de gambetas y atrevimiento en el seleccionado de España. A ese contagio tiene que abrirse Messi.
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