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Todo comenzó contra Francia: sin saberlo, tras la eliminación de 2018 empezaba a escribirse una historia grande
Aquella derrota por 4 a 3 sufrida por la selección de Sampaoli significó un antes y un después
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DOHA.- Es la última jugada del partido. Di María recibe la pelota desde la derecha hacia el medio en su posición favorita. Por el diseño del equipo había jugado casi todo el partido por la izquierda a perfil natural. Incómodo, sin la chance de enganchar y ponerse de zurdo para tener la cancha de frente. Solo había podido hacerlo una vez en el primer tiempo a partir de un saque lateral. Recibió, se acomodó, aprovechó su tiempo y la clavó en el ángulo para el 1-1 parcial.
Ya había pasado más de una hora de aquel momento de esperanza. Hubo lugar para la euforia con el gol accidental de Mercado tras un remate de Messi apenas comenzado el segundo tiempo. Argentina se puso 2-1 de casualidad. Durante quince minutos furiosos, Francia pasó del 1-2 al 4-2. Pavard acertó un remate de sobrepique imposible. Luego apareció Kylian Mbappé para destrozar a la defensa por habilidad y por velocidad.
Podría haber llegado el quinto tranquilamente. Cerca del final Deschamps empezó a pensar en el siguiente partido. Sacó a Griezmann y a Mbappé. Entraron Fekir y Thauvin. En el 90 más 3, Messi recibió de mediocampista derecho y puso un pase preciso a la cabeza de su amigo Kun Agüero, que había entrado por Enzo Pérez. Recién en el minuto 66 y perdiendo 3 a 2, Argentina tuvo un delantero puro en la cancha. Kun conectó impecablemente y anotó un golazo para decorar el resultado. El 4-3 ayudaba a maquillar una prestación desastrosa del equipo.
La argumentable idea inicial de usar a Messi como falso 9 había fracasado por su ejecución. Leo vivió una pesadilla. Estuvo solo y de espalda al arco contra la zaga Varane-Umtiti. Pavón de 7 y Di María de 11 jugaron pegados a las bandas y a pie natural. Los limitaron la raya, el perfil y el rival. Nunca pudieron asociarse con el 10. Los mediocampistas Enzo Pérez, Mascherano y Banega también quedaron lejos porque ninguno de los tres tenía la dinámica para acompañarlo u ofrecerle un pase al espacio.
A los 20 minutos ya ganaba Francia 1-0. Leo se pudrió y retrocedió a jugar de ocho, a la derecha de Mascherano. Enzo se convirtió en delantero y le tocó fajarse con los poderosos centrales franceses. Me acuerdo perfectamente cómo, dónde y cuándo se produjo ese enroque posicional. Fue la demostración más potente del estado de confusión que invadió al seleccionado de Sampaoli durante todo el traumático Mundial de Rusia.
Pero el destino le ofreció a Argentina una jugada más para lograr el milagro. Volvamos al 90 más 5. Recibe Angelito en su lugar preferido. Está apurado. Sabe que debe tirarla para adelante. Elige bien. Acierta el pase para Agüero que viene de meter ese cabezazo con técnica perfecta. El contexto es de máxima urgencia pero Kun para la pelota de espalda al arco con clase y se gana un tiempo. Como el lateral Pavard lo está marcando detecta que a su izquierda está solo Maxi Meza, reemplazante de Pavón a los 75′. Controla con la derecha, se perfila, gira y lo habilita con la zurda. Meza recibe solo. La para sin problemas con la derecha y le queda para la zurda. Es diestro. Argentina tiene el área chica cargada de gente. Están los dos centrales Otamendi y Fazio, que había sustituido al desgarrado Rojo en el entretiempo.
Tras darle el pase a Kun, Di María pica y también aparece como posible receptor. Por atrás llega Messi. Llegar siempre es mejor que estar en este deporte de tiempo, espacio y engaño. En Barcelona hizo mil goles así. Entraba en el área mientras los defensores retrocedían contra su propio arco. Jordi Alba tiraba el centro atrás y el rival sacaba del medio. En la medialuna, Leo le levanta el brazo tímidamente con lo último que le queda de energía. Con su buen control, Meza también se había ganado un tiempo más para levantar la cabeza. Ve muchos compañeros en su misma línea. Deja picar la pelota cuatro veces. En la repetición a cámara super lenta con alta definición, pareciera que tiene margen para mirar todo el panorama por última vez antes de dar el pase.
Messi está un pasito más atrás con mejor perspectiva para definir. Maxi no lo ve y tampoco tiene ese pase automatizado como Alba en Barcelona. Respeto total para el futbolista de Independiente. Ejecuta como puede y le sale en ese momento de desesperación. ¡Es la última jugada del partido! Mete un zurdazo fuerte en modo buscapié. Le sale a media altura. Di María pone la punta del pie y la toca antes de que Fazio llegue de frente con la cabeza. Otamendi dibuja una chilena en el aire. La pelota sale por el otro costado. Final. Argentina eliminada en octavos. Francia sigue su camino al título. Nadie lo sabe pero en ese mismísimo instante está empezando una historia grande.
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