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Iban 21 minutos del segundo tiempo. Chacarita quedó mal parado, Estévez abrió el balón para Tévez y Sebastián Pena, en el área, fue al piso para cortar el eventual centro del delantero de Boca; la pelota le pegó en la mano al defensor de Chacarita, es cierto, pero no pareció tener intención alguna de hacerlo. El jugador de Boca levantó ampulosamente las manos, el árbitro Grabriel Brazenas –el juez más cuestionado por el club de San Martín– tardó unos segundos y marcó el punto del penal. Fue la bisagra del partido.
La mala relación entre Chacarita y Brazenas viene de larga data. Si bien la última vez que lo dirigió ante Boca ganó el equipo de San Martín por 2 a 1, en la penúltima fecha del Apertura 2000, la bronca nació el 18 de noviembre de 2001, cuando Racing, que finalmente se erigió como campeón del Apertura, se midió con Los funebreros en Avellaneda. El equipo dirigido por Mostaza Merlo no podía y Brazenas cobró mal un penal por una supuesta falta de Javier Pinola a José Chatruc.
Luego de aquel partido los trapitos vieron el sol. "No entiendo por qué nos dirigió Brazenas, si siempre tuvimos problemas con él. Deberían haber sorteado entre los cinco árbitros más importantes", dijo Jorge Quinteros. Leonardo Mas agregó: "Los arbitrajes de Brazenas con Chacarita siempre son dudosos. Nos dirigió tres veces y perdimos siete puntos".
Ayer la historia se repitió. Héctor Almandoz, que ayer estuvo en el banco de los suplentes, fue directo: "La victoria de Boca fue mérito de Brazenas". Pena parecía todavía sorprendido por el fallo del árbitro cuando salió del vestuario: "La pelota me pega en la mano, pero no la quise tocar, si yo casi tenía apoyada la mano en el suelo. El juez dice que yo obstruí la jugada, pero no tuve intención de hacerlo, de ninguna manera. Fue una pena, porque teníamos el partido controlado. No es que merecíamos ganar, pero lo manejábamos tranquilos, y por un error cambió el partido".
Carlos Fernando Navarro Montoya también criticó la decisión del árbitro: "Me voy con bronca, claro. Si Pena no ponía la mano ahí, se desnucaba; en algo tiene que apoyarse si va al piso. Un error del árbitro definió el partido, pero ya está". Matías Delgado fue irónico: "No fue penal, pero bueno, la próxima vez los defensores tendrán que cortarse las manos cuando van al piso. ¿Qué quiere, que cuando se tire un jugador al suelo se guarde las manos en los bolsillos? Los pantaloncitos, por ahora, no traen bolsillos".
Dos personas resultaron heridas al caerse desde el alambrado perimetral; uno en la popular de Boca –sin consecuencias graves– y otro en la de Chacarita –se fracturó la pierna izquierda–. Cuando se cayó el hincha de Chacarita, la barra local intentó romper el portón que los separaba de la platea de Boca porque no lo atendían. Por temor a una invasión, los seguidores xeneizes de ese sector se dispersaron y algunos sacaron las banderas colgadas y se las pasaron a su hinchada, ubicada en la popular. A la salida, hubo escaramuzas entre la policía (el operativo contó con 500 efectivos) y la hinchada de San Martín.
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