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Habían transcurrido 22 minutos de la segunda mitad. El campeón del mundo tenía la pelota, el dominio, al gobierno del espectáculo. Sin embargo, chocaba con Sergio Rochet, una muralla de 1,90. Julián era el guionista (juega de todo, hace todo bien). Enzo y Alexis (así, a secas) se desempeñan de cinco, arriesgan en el área de enfrente, se entienden de memoria, sin la necesidad de suscribir sus apellidos. Giuliano, el invitado a la fiesta, corría, metía, suerte de 8 adelantado, 7 atrasado. Siempre por la derecha.
Hasta que tomó el balón Thiago Almada, el pichón de crack de Fuerte Apache. Corrido a la izquierda, camiseta número 11 (un gesto a la nostalgia), trotó unos metros, levantó la cabeza y clavó el triunfo allá arriba, imposible para el arquero uruguayo y hasta para Dibu Martínez, que desde el otro arco hacía un gesto del estilo “¡por favor! ¡Qué hizo!”. Una obra de arte, por el contexto, por la grandeza de un equipo que sigue ganando, contra casi todos. Con un segundo capítulo de altísimo nivel, en un clásico, como visitante y con el hambre de siempre.
Almada había jugado en el picadero aquel en Venezuela, la tarde del diluvio. Se debía (le debía Lionel Scaloni, en realidad) un partido de características más normales. Disfrazado de Messi –un Leo diestro–, suerte de reemplazante del genio rosarino, el pibe de oro que pateaba en el potrero es cosa seria. Campeón del mundo, desde luego, pero el futuro es otro asunto: posiblemente cada día vaya a tener mayor participación.
Mágico en la MLS, campeón de la Copa Libertadores y el Brasileirão en Botafogo, instalado en Lyon –con Nicolás Tagliafico– como una carta ganadora, a Almada le sonríe el fútbol. El atacante salió a cinco minutos del final, reemplazado por Angelito Correa con la camiseta número 10, con el simbolismo a cuestas.
¡GOLAAAAZO DE ARGENTINA!
— TyC Sports (@TyCSports) March 22, 2025
A los 68', Almada puso el 1-0 ante #Uruguay. #EliminatoriasEnTyCSports pic.twitter.com/vOl3gS7KG3
Días atrás, el jugador de Ciudadela, de 23 años, marcó su primer gol en el campeonato francés, para cerrar el 4-2 de Lyon (alcanzó el quinto lugar) sobre Le Havre, por la 26ª jornada de la Ligue 1. Anotó en partidos consecutivos después de ocho meses. Ahora mantiene su sonrisa.
Se siente a gusto entre las destrezas ofensivas con Julián Álvarez, en los cambios de posición con Giuliano Simeone, utilitario también cuando las obligaciones defensivas así lo requieren. Baja hasta como mentiroso número 3, para respaldar a su colega Tagliafico como cuando algunos embates uruguayos inquietaron algo, un poquito. “El pase de Almada al fútbol europeo ha sido clave. En pocos partidos se ganó el puesto en su club; eso quiere decir que el entrenador ya lo reconoce. Además, lo conocíamos desde los tiempos juveniles”, sostuvo Scaloni, minutos después del partido.
Seguramente el entrenador le valora que, siendo un talentoso, también se sacrifique para defender. Frente a los uruguayos fue el argentino que más veces recuperó la pelota, nueve. Y con diferencia: su escolta en el rubro fue un especialista, Leandro Paredes, con seis.
ردة فعل ديبو pic.twitter.com/6g1DeahO2h
— Señor Talal 🇦🇷 (@iiiTalalz) March 22, 2025
Sin ser parte de la página original de los 26 convocados para viajar a Qatar, Thiago ingresó en la nómina definitiva por una traicionera lesión de Joaquín Correa. No lo esperaba nadie, menos él. El talentoso, que jugaba en Atlanta United por esos días, estaba recostado en la camilla de su odontólogo cuando recibió la llamada que le cambió la vida.
“Estaba en el dentista, no sé qué me estaban arreglando y me dijo Mati Manna «¿estás para hablar? ¿Estás en el Fuerte?». Y ahí me dijo: «¿Querés venir?». «¡Sí, voy corriendo!». Y ahí le corté y llamé a mi familia”, contó tiempo atrás el volante ofensivo la simpática anécdota de aquella comunicación con uno de los ayudantes de Scaloni.
“Después de eso hicimos un asado en el barrio con amigos para festejar y nos fuimos en caravana”, recordó alguna vez el crack, camarada de Juan Román Riquelme y que alguna vez –está seguro– va a salir por el túnel de la Bombonera.
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