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Superclásico en febrero: un debut soñado, el Boca-River único y la remontada que desniveló el historial
Apenas 48 de los 384 partidos entre los rivales eternos se disputaron este mes; y solo 8 fueron oficiales
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Febrero fue, durante casi medio siglo, sinónimo de amistosos de verano en lo referido a los Boca-River. En ese lapso, Mar del Plata y Mendoza fueron escenarios de cruces inolvidables. Sin embargo, el fixture de la Copa de la Liga determinó que este domingo vuelvan a estar cara a cara, lo que invita a recorrer la historia y destacar historias de los superclásicos disputados en un mes como este.
De los 384 capítulos que escriben el libro de la eterna rivalidad, unos 48 se disputaron en febrero. Y de ellos, apenas ocho fueron oficiales. El del próximo fin de semana será apenas el noveno “por los puntos”. A continuación, cuatro historias superclásicas escritas en febrero.
El primero y el último
Hay que viajar hasta 1938 para encontrar el primer Boca-River disputado en febrero. El 12 de ese mes, en un amistoso disputado en el viejo Gasómetro de San Lorenzo, el Xeneize venció por 3 a 1 con goles de Mesa, González y Sabio. Descontó Rongo para los Millonarios.
Boca formó con Claudio Vacca; Víctor Valussi, Luis Menéndez; José Mesa, Francisco Angeletti, Pedro Suárez; Pedro Agostini, Alfredo González, Daniel Sabio, Rafael Sanz y Mario Tossoni. Su entrenador era Juan José Tramutola.
Emérico Hirsch, DT de River, alineó a Arsenio López; Francisco Angió, Francisco Fatecchi; José Ramos, Fernando Sánchez, Aaron Wergifker; Manuel Ferreiro, Renato Cesarini, Luis María Rongo, Ángel Labruna y Gregorio Samaniego. El árbitro fue Alberto Neme.
El último cruce superclásico en febrero se dio hace 10 años, en Mendoza. Con dos próceres en el banco de suplentes (Carlos Bianchi y Ramón Díaz), el 1º de ese mes el Millonario ganó 2 a 1, con goles de Gabriel Mercado, de cabeza, y el colombiano Teófilo Gutiérrez. Daniel Cata Díaz había anotado el 1 a 1 parcial.
El mejor debut
El 3 de febrero de 1974, Carlos María García Cambón escribió para siempre su nombre en la historia grande del fútbol argentino. Esa tarde, en la Bombonera, el hombre surgido en Chacarita Juniors hizo su debut con la camiseta de Boca. Y anotó nada menos que cuatro goles en el triunfo xeneize por 5 a 2 ante River, por la primera fecha del Metropolitano.
El gran Ubaldo Fillol nada pudo hacer ante su voracidad. Nadie, ni antes ni después, logró igualar esa marca en un superclásico, de la que se cumplió medio siglo hace unas semanas.
Boca formó con Rubén Sanchez; Pernía, Mouzo, Rogel y Tarantini; Benítez, Trobbiani (Casares) y Potente; Ponce, García Cambón y Ferrero. River, en tanto, alineó a Fillol; Zuccarini, Horacio Coll, Hugo Pena y Héctor López; Wolff, Merlo (Di Meola), Alonso; Mastrángelo, Morete y Ghiso.
“Nadie puede imaginarse un debut así. Yo venía de salir campeón con Chacarita en 1969. Me fui a fines de 1973 y me llevaron para reemplazar a Hugo Curioni, que habían transferido a Nantes”, resumió García Cambón en varias entrevistas posteriores.
El partido único
El Campeonato 88/89, el penúltimo de los denominados “largos” en nuestro país, contó con la participación de 20 equipos. Se desarrolló en 38 fechas, repartidas en dos ruedas en las que se alternaba la localía. Y tuvo otro condimento: por primera vez, el ganador de cada juego sumaba tres unidades.
Pero el mayor atractivo fue que en la AFA propusieron resolver los empates con definiciones por penales para sumarles entretenimiento y emoción a los espectadores. Quien salía victorioso en los remates desde los 12 pasos sumaría un punto extra. Pero el experimento terminó siendo contraproducente: los equipos más mezquinos apostaban a la igualdad para después sumar un puntito más en la definición.
Así las cosas, se dio un superclásico único, ya que se definió por penales, después de un discreto 0 a 0 en la Bombonera. Ocurrió el 5 de febrero de 1989, y el triunfo millonario fue 4-3, gracias a las anotaciones de Omar Palma, Julio Zamora, Daniel Passarella (que caminó desde el mediocampo hasta el área tapándose los oídos para no escuchar los silbidos de los hinchas locales) y Sergio Batista, mientras que Héctor Enrique y Abel Balbo desviaron sus ejecuciones. Para Boca convirtieron Enrique Hrabina, Alfredo Graciani y Jorge Comas. La gran figura fue Ángel David Comizzo, que atajó los remates de Walter Perazzo, Ivar Stafuza y José Luis Cucciuffo.
También hubo un momento que pudo haber sido histórico para el fútbol argentino. Passarella, con un soberbio tiro libre, anotó su gol número 100 en primera división. Sin embargo, el árbitro Juan Bava anuló el tanto por un supuesto off-side. El Kaiser se tomaba la cabeza, sin poder creerlo. Meses más tarde, el 26 de julio de ese año, Passarella disputó su último partido oficial con River, precisamente contra Boca, por la final de la rueda de perdedores de la Liguilla pre Libertadores. Duró apenas 35 minutos en el campo de juego, momento en el cual fue expulsado por… Juan Bava.
La bisagra de la historia
Si hay un punto que marca un antes y un después en la historia de los superclásicos, eso sucedió el 27 de febrero de 1991, la última vez que se enfrentaron en dicho mes por un partido oficial. Esa noche de Copa Libertadores terminó siendo épica para Boca. River, con un fútbol de altísimo vuelo, ganaba el primer tiempo 3 a 1, con dos goles de Juan José Borrelli y uno de Gustavo Zapata. Diego Latorre había anotado el 1-2 parcial.
La jornada parecía ser complicada para el local, aunque la expulsión de Leonardo Astrada en la visita encendió una luz de esperanza. Cuando a los 11 minutos del complemento, Blas Giunta marcó el 2-3, los hinchas xeneizes creyeron que la remontada era posible. Y cuando Víctor Hugo Marchesini estampó el empate, la efervescencia fue todavía mayor.
Si bien la alegría local ya era importante (porque al final de la primera etapa todo parecía anticipar una goleada millonaria), todo se convirtió en delirio y carnaval azul y oro cuando a tres minutos del final Latorre, con una media tijera en el punto penal, sentenció el 4 a 3, el triunfo y la felicidad de escribir una de las páginas más emocionantes del Superclásico.
Esa victoria trajo un plus: después de décadas de completa paridad, con ese triunfo Boca se puso otra vez por delante en el historial con River e inició una ventaja que acentuó durante los años 90 y a principios de los 2000, y que perdura hasta la actualidad, con siete partidos de ventaja, a pesar de que los millonarios redujeron distancia en los últimos tiempos.
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