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Sophie Braun: los sueños de fútbol de la estadounidense que aprende a hablar en español mientras juega en la selección argentina
Dice que tiene una identidad dividida en dos: 50 por ciento argentina y 50 por ciento estadounidense. Sophie Braun tiene 20 años y habla contadas palabras en castellano: es una de las jugadoras estadounidenses que es parte de la selección argentina gracias a una de sus raíces. En su caso, su mamá, Karina, es el vínculo directo con la celeste y blanca: la que se mudó del país a terminar sus estudios, se enamoró, se casó y armó familia allá. "Viajar a Argentina y jugar con el equipo nacional es especial, es conectarme más con mi mamá y su cultura, estar cerca de mis abuelos que todavía viven allá. Me gusta todo lo que estoy aprendiendo", dice, tímida, desde Estados Unidos, su otro país, esta polifuncional que en la derrota contra Brasil por 4 a 1 en la She Believes Cup, la semana pasada, hizo su debut en la Mayor.
"Más leche, más agua". Esas fueron sus primeras palabras en español. Las aprendió en su casa, donde vio a su mamá tomar mate y la escuchó hablar de los asados. Braun, al igual que la arquera Gabriela Garton y la defensora Natalie Juncos, es una de las estadounidenses que representan al país. Es también una de las que tuvo acceso al fútbol con libertad desde la infancia: "En mi casa no eran futboleros, pero mi papá entrenaba a un equipo así que cuando tenía cinco años empecé a jugar y desde entonces no paré. Pasé a un equipo más competitivo, jugué torneos y hoy soy parte del equipo de la Universidad de Gonzaga, que juega la primera división de la Liga universitaria", cuenta.
Su nombre apareció cuando Diego Guacci, entrenador de la Sub 17, contactó a madres y padres argentinos de futbolistas de Estados Unidos. Hoy, en esa categoría juega Nina Nicosia, un caso como el suyo. Sophie jugó con la Sub 20 el Sudamericano de este año en el que no logró avanzar al Mundial. Con el número 17 -ante Brasil y en la Mayor usa la 13- hizo un gol de tiro libre frente a Ecuador: un derechazo potente que logró meterse pese a que todas las ecuatorianas cubrían el arco.
El día de su golazo a Ecuador
"En el Sub 20 tomé mate", cuenta, tímida. Hija de una madre que es empleada de negocios y un papá ingeniero en software, Braun se mueve en silencio por la concentración. El idioma es una barrera. A Juncos le pide ayuda. Con Garton se juntó a tomar un café en Argentina y hablaron de los "argentinismos". La arquera le explicó que hay modismos muy propios y difíciles de comprender: le contó que cuando ella llegó a River todas le decían "altas llantas" y se reían. Y que ella tardó un tiempo en comprender que se referían a unas "buenas zapatillas".
"Me llama la atención la forma en que se saluda en Argentina, que todo el mundo se da un beso en el cachete o un abrazo", dice, claro, en referencia a la prepandemia.
Cuando tenía 10 años viajó a Canadá a ver el Mundial y también miró partidos por la televisión. Alentó a Estados Unidos y empezó a idolatrar a Tobin Heath, que en la final contra Japón hizo uno de los goles. Hoy, afirma, tiene un juego parecido a Lindsey Horan (juega en Portland Thorns en la máxima categoría de la Liga estadounidense)
-¿Y en Argentina? Qué jugadoras te gustan?
-Cuando crecí no conocía muchas jugadoras y tenía poca información del fútbol argentino, pero me gusta Banini. Después crecí, la vi, jugó en Estados Unidos también. Me gusta mucho.
-Si jugaras con ella, ¿le cubrís la espalda o tirás paredes?
-Sería muy bueno jugar con ella. Me gustaría más tirar paredes que cuidarle la espalda.
Contra Brasil jugó los primeros 43 minutos del primer tiempo en un nivel parejo. Fue la etapa en la que la Selección le jugó de igual a igual al mejor equipo del continente, para irse 1-0 abajo al descanso (el partido teminó 4-1 a favor de Brasil). El entrenador Carlos Borrello la describe como una futbolista "bien de conducta y entrenamiento americano". Dice que tiene muy buena técnica, muy buen comportamiento y muy buen estado físico: "Viene con un recorrido importante, haciendo una carrera que en Argentina no sucede. Tiene una proyección importantísima, con mucho futuro".
La selección participó de un torneo de jerarquía en Estados Unidds, la She Believes Cup. Perdió contra Brasil 4-1 en el debut y ante Canadá ajustadamente en su segundo partido (1-0). El miércolescerró su participación ante la selección local, con una derrota amplia ante las campeonas mundiales: fue 6-0.
Entre la Sub 20 y la Mayor ya jugó de 2, de 5 y de 8. "Soy polifuncional", dice y se ríe. En el campo de juego todavía no se cruzó con Dalila Ippólito, con quien fue compañera en la selección juvenil. Entre las jugadoras de su edad, en aquel Sudamericano, compartía habitación con Victoria Costa, hoy en River, y aunque le costaba comunicarse generaba un código con las de su edad. Al cuarto iban todas porque Braun les hacía trencitas. Dalila era una de las que le pedía las tareas de peluquera.
Hoy le tocó dar esta entrevista, pero cuando tiene ratos libres aprovecha para avanzar en la carrera de Ciencias de la computación.Durante la charla con LA NACION se apoyó en la ayuda de la jefa de prensa de la selección, para que tradujera lo que le costaba transmitir.
"Hay quizá diferencias físicas entre las que jugamos en Estados Unidos y las que juegan en Argentina. Siento que ahí puedo hacer diferencias, acá estoy más arriba del promedio", compara.
-¿Y en lo social o cultural ves algo distinto sobre cómo la sociedad ve a las mujeres futbolistas?
-Antes incluso de jugar con la selección, cuando viajaba a visitar a mis abuelos veía esa diferencia muy grande en cómo se trata el fútbol femenino y cómo al masculino. En Estados Unidos el fútbol femenino no sólo es muy popular, sino que es más respetado que el masculino. La forma de sentir también es muy diferente.
-¿En qué notás esa desigualdad en Argentina?
-Me acuerdo del mal estado de las canchas en las que juegan las mujeres a diferencia de los varones. Me acuerdo también de ver que las mujeres usaban ropa de varones.
Declarada hincha de River por una cuestión familiar (su mamá y sus abuelos son fanáticos), todavía recuerda la sorpresa la vez que visitó el estadio Monumental para ver un partido, aunque no recuerda el rival. "Fue increíble -dice-. La cancha estaba llena, todo era una locura".
En Estados Unidos, el país que ocupa la mitad de su corazón, es parte de una selección que sigue peleando por mejorar en lo futbolístico y también por conquistar derechos para las futbolistas en Argentina. Mientras tanto, en su cuenta de Instagram, entre imágenes universitarias se cuela una suya con la camiseta argentina saliendo a la cancha y un texto en español: "Agradecida por cada minuto, siempre Argentina".
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