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Sin culpas: cómo Boca se las rebusca para encontrar un enemigo en las adversidades
El club de la Ribera tuvo cuatro expulsados en los últimos siete superclásicos, pero se acostumbró a deslindar responsabilidades cuando los resultados deportivos no son los esperados; la respuesta de Riquelme tras la caída con River
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Boca parece encontrar siempre un “enemigo de turno” para señalarle toda la responsabilidad ante la propia adversidad. La expulsión de Marcos Rojo ante River expone otra vez esa actitud. Así, según ese punto de vista, la victoria del equipo dirigido por Marcelo Gallardo fue como consecuencia del arbitraje de Fernando Rapallini. ¿Cómo va a amonestarlo dos veces en dos minutos? Boca nunca tiene la culpa. Siempre se las rebusca para encontrar el enemigo de turno para tirarle encima toda la responsabilidad ante la adversidad.
Seguramente esa sanción de Rapallini haya desvirtuado cualquier análisis del partido. El propio Sebastián Battaglia, el único que habló ante la prensa tras el 1-2 en el Monumental, reconoció que desde ese momento “todo se hizo más difícil”. Pero lo cierto es que, en los últimos tiempos, el equipo xeneize busca esa crítica en otro, ese mote de “malo de la película”, para desentenderse de lo suyo. Para no involucrarse ni hacer autocrítica puertas adentro.
El hecho de que haya tenido a cuatro expulsados en los últimos siete Boca-River (Capaldo, Campuzano, Zambrano y Rojo), para la mirada interior, evidencia una supuesta mano negra en contra del club de la Ribera. Da igual que hayan sido con dos dirigencias y tres entrenadores diferentes. Mientras tanto, la patada karateca del propio Rojo a Julián Álvarez (planchazo en la espalda) en el superclásico por la Copa Argentina (4/8) no generó el mismo pensamiento en el Mundo Boca.
Hay más. Aquella serie con Atlético Mineiro es otro ejemplo de cómo se comporta el club de la Ribera cuando las cosas no salen según lo deseado. Es cierto: esos 180 minutos fueron los mejores en la última etapa del ciclo Russo en 2021. Incluso, marcó dos goles que fueron anulados por el VAR en dos decisiones polémicas. Así y todo, el equipo brasileño logró avanzar a los cuartos de final porque ganó 3 a 1 una definición por penales en la que el xeneize malogró tres remates (Éverson le atajó sus disparos a Sebastián Villa y Esteban Rolón, mientras que Carlos Izquierdoz la tiró por arriba del travesaño).
Adaptarse a esas adversidades, y a las injusticias, también forma parte de la personalidad de un equipo que, desequilibrado, mezcló el resultado deportivo con sus reacciones fuera de la cancha.
Una pelea en la zona de vestuarios detonó a la delegación de Boca. Alguien del Mineiro provocó a Raúl Cascini. Allí se buscó una justificación para lo que siguió: Leandro Somoza revoleando una valla de contención, Marcos Rojo amagando a pegarle a la policía con un matafuego…
“Jugamos dos partidos muy serios, contra uno de los favoritos en la Copa. Boca fue merecedor en los dos partidos. Metió dos goles, ganó los dos partidos y quedó afuera. ¿Cómo se entiende?”, declaró esa misma noche Juan Román Riquelme desde Buenos Aires. Y ayer repitió el concepto en declaraciones a TyC Sports. Y agregó: “El de ayer fue nuestro quinto clásico desde este lugar. De cinco, nos tocó jugar con uno menos en tres. En el primero, Campuzano estuvo bien expulsado. Mal expulsado Zambrano el día que Suárez choca y se deja caer. Ayer, la primera jugada no es ni falta. Ya no es una cuestión de tarjetas. Después el partido se puso complicado. A los 10 minutos de la expulsión de Marcos se encuentran con un golazo y todo a favor y finalizando el primer tiempo nos hacen el segundo que a ellos les dio bastante tranquilidad. Los tres clásicos en nuestra casa fuimos superiores y ayer River fue superior”.
Mientras las redes sociales alimentaron la idea de un plantel que “defendió al club del robo de la Conmebol” tras la eliminación de la Libertadores, más tarde se despotricó contra la AFA, la Liga y el Gobierno nacional por la determinación de que, por haber roto la burbuja sanitaria, el plantel profesional fuera obligado a hacer un aislamiento preventivo.
Que contra Banfield y San Lorenzo jueguen juveniles fue, una vez más, culpa de otros. En esos juegos el equipo perdió cinco puntos que hoy le permitirían pelear el torneo con otras armas y en zona de clasificación a la Libertadores 2022.
Boca terminó en una comisaría en Belo Horizonte por los desmanes provocados por su delegación, no por los goles anulados por el VAR. Sin embargo, recién un mes más tarde se expresó Cascini. “Le pido disculpas a los hinchas de Boca. Más allá de que uno pueda ser temperamental, hay que guardar las formas. Nos acercamos a esperar a los jugadores y nos empezaron a insultar y a cargar. No se aguantó la situación”, declaró uno de los integrantes del Consejo de Fútbol ante los micrófonos del multiplataforma partidario Cadena Xeneize.
Otro ejemplo: el club de la Ribera mastica bronca porque a Diego Pulpo González le labraron un acta contravencional por “provocar el desorden” con sus ademanes y gesticulaciones hacia la tribuna de River, en la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N° 35, a cargo de la Dra. Celsa Ramírez.
¿La culpa es del fiscal o del futbolista que, al irse al vestuario para el entretiempo, comenzó a hacerles gestos provocadores a los hinchas locales, tocándose el pecho y llevándose los dedos a los oídos mientras murmuraba: “No se escucha”?
Los gestos del Pulpo González y Edwin Cardona hacia los hinchas de River en el Monumental, desde el ojo de la #F10CAM. pic.twitter.com/2LmAqpBahL
— ESPN Argentina (@ESPNArgentina) October 3, 2021
Riquelme defendió el lunes su gestión de refuerzos y armado del plantel: “Este mismo plantel lo eliminó dos veces a River. Este equipo tiene jerarquía. Estamos contentos con los jugadores”. Ahora está en el rol de dirigente un hombre que disfrutó de una de las mejores rachas históricas de Boca, celebró varios superclásicos, pero nadie puede recordarle un gesto o una declaración ofensiva hacia un rival. Esa actitud le valió el respeto de propios y ajenos. Hasta los adversarios lo respetan por eso. Del que deslumbraba por lo que hablaba en la cancha, no afuera.
En cada gesto, en cada comportamiento se construye la identidad de un equipo ganador. Con decisiones dentro y fuera de la cancha.
Señales y desplantes
Hay determinaciones que son antagónicas. Puertas adentro se deja trascender la versión de que Alan Varela perdió su lugar en la consideración (de Russo antes, de Battaglia ahora) porque no está enfocado en ser un buen profesional. Por ser “un barrilete”. El objetivo parece sano: que como parte de su proceso de consolidación en primera división logre calibrar su GPS mental. Es una buena actitud.
Sin embargo, en el mientras tanto, el chico observa que Edwin Cardona aprovechó su paso por la Copa América para irse de vacaciones con su familia. Eligió eso a jugar la serie con Atlético Mineiro. El volante no logra jugar 10 partidos seguidos desde hace 5 años, pero todo se le perdonó y volvió a ser titular en Boca. Su despliegue y compromiso físico durante un partido no se condice con su edad, pero igual sigue teniendo oportunidades. De hecho, jugó desde el inicio en el Monumental y se enojó porque tras la expulsión de Rojo fue reemplazado por Zambrano.
Otro caso testigo es el de Sebastián Villa, que será juzgado el año próximo por violencia de género por una denuncia de su exnovia. En julio, el delantero decidió irse a Colombia. Presionó para conseguir una transferencia a Bélgica. Estuvo 42 días sin entrenarse. No consiguió que el club lo venda y volvió. Y allí está Villa: se pone a punto a la espera de otra chance. Sería la tercera, o la cuarta… difícil seguir la cuenta.
Lo importante es que sigue en el plantel. Boca lo considera un activo y le da prioridad a una posible venta. Lo económico por sobre el mensaje hacia adentro. Hasta le extendió el contrato en febrero de este año.
Acciones similares se repiten una y otra vez desde hace varios años.
El respaldo de Beligoy
Federico Beligoy, director del arbitraje de la AFA, respaldó la tarea de Fernando Rapallini en la victoria de River ante Boca por 2-1. “Tenemos consideraciones que son suficientes para poder soportar esa decisión. Claramente hay consideraciones que sostienen la determinación del juez”, dijo Beligoy, sobre la expulsión de Marcos Rojo, de Boca. En TyC Sports, el dirigente agregó: “Fue el clásico menos polémico de los últimos años. No tuvimos que estar discutiendo jugadas dentro de las áreas “.
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