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Simon Kuper: "Argentina tiene un problema importante: ya no le quedan grandes jugadores, ni sistema"
MOSCÚ – La Argentina y su fútbol son una referencia inevitable para Simon Kuper, un vínculo emotivo del que no se desprenderá nunca. Hijo de sudafricanos, nació en Uganda, vivió su infancia y adolescencia en Holanda y se instaló alternativamente en Londres, California, Berlín y París. A sus 48 años, Kuper es lo que se llama un hombre de mundo. Y el mundo, para Kuper, tiene con frecuencia forma de pelota. Lo demostró en "Fútbol contra el enemigo" o "Soccernomics", dos libros que le dieron no sólo premios, sino sobre todo prestigio para convertirlo en la gran firma de referencia que es hoy. Columnista de LA NACION durante el reciente Mundial de Rusia, Kuper tiene una muy buena razón para interesarse por la Argentina: fue en Buenos Aires que conoció a su esposa, en los meses posteriores a la gran crisis de diciembre de 2001. Él ya escribía para el Financial Times, ella había sido enviada por el Wall Street Journal para entender qué estaba pasando con la tercera economía de América Latina.
-Conoce entonces muy bien la Argentina, ¿no?
-No es que la conozca tanto, pero fui por primera vez en 1993 cuando investigaba para mi libro ‘Fútbol contra el enemigo’. Yo estaba muy interesado en lo que había pasado en el '78, en lo que fue ganar aquel Mundial bajo la Junta… Me impactó mucho ese país tan lejano, me sentí en Italia en 1947, tanta gente hablando de sus vínculos con Europa, de sus parientes allí. Y esa historia tan trágica en el siglo XX, y ese fútbol fantástico, y esa gente tan amigable y amable… Hay algo de Rusia en Argentina, el deseo de tomar contacto con los extranjeros en un país tan aislado, aunque aislados por diferentes razones. Desde entonces fui muchas veces, la última en 2002 tras la crisis, ahí pude entrevistar al entonces presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri, que me habló de sus ambiciones políticas. Yo ya lo había entrevistado el año anterior en Inglaterra.
-Suele escribir vinculando fútbol, política, economía y sociedad, dependiendo del caso. ¿Por qué?
-Cuando la gente ve una selección, ve al país. Cuando Argentina entra a la cancha con esa camiseta a rayas celestes y blancas, la gente dice "ahí está Argentina". Las selecciones encarnan las naciones. Cuando la gente se pregunta qué le pasa a la selección, en realidad pregunta por el país, por la búsqueda permanente del salvador. Maradona en el fútbol, Perón en la política, Argentina es ese patriotismo y esa falta de estructura. Leí, por cierto, un muy buen artículo en LA NACION sobre que Sampaoli es el más genuino de los argentinos, porque trabaja sin plan, sin metas, sin estructuras, todo improvisado. A veces ustedes tienen un país muy bien organizado, otras veces, no.
-Sampaoli ya es pasado en la selección. ¿Qué piensa de él como entrenador?
-Creo que Sampaoli es un entrenador muy serio que tiene ideas serias sobre cómo jugar al fútbol, piensa mucho en eso. Está en la tradición de Bielsa y Guardiola, demostró en Chile y Sevilla que sabe jugar ese fútbol. Creo que él pensó que con Messi, ese gran jugador que tiene la Argentina, más otros, estaba en condiciones de hacer algo como lo de Chile, y simplemente no funcionó. Se dio cuenta de que los defensores y los mediocampistas que tenía eran demasiado lentos y en la mayoría de los casos demasiado malos para jugar el fútbol agresivo, de presión y ataque veloz al que él aspiraba. Con esos jugadores, Sampaoli no podía jugar el fútbol que quería.
-¿Sampaoli no tenía los jugadores que necesitaba para su plan?
-No.
-¿No debería un entrenador adaptarse a los jugadores que tiene?
-Lo intentó, lo intentó, le preguntó a Messi qué equipo quería. Y Messi es un tema también, un gran jugador que ya no puede gambetear a la velocidad con que lo hacía diez años atrás.
-¿Lo ve menos explosivo?
-Sí. Por muchos años, Messi fue capaz de marcar aquel gol de Maradona a los ingleses, pero ya no puede. Podría si recibiera la pelota a 20 metros del arco, pero la Argentina nunca le deja la pelota a 20 metros del arco. O sea que la Argentina tiene dos núcleos separados. Los defensores se pasan la pelota por diez segundos para dársela a Mascherano, que hizo de Zidane en Argentina, pero no es Zidane. Fue terrible. Viendo hacia atrás, lo que yo hubiera hecho es: ‘OK, no podemos jugar al fútbol, lo que vamos a hacer es tirar la pelota adelante, con Messi y Agüero adelante, que van a agarrar algunas pelotas’. Son dos muchachos que saben cómo marcar goles
-¿La conclusión es entonces que Sampaoli intentó un futbol imposible?
-Sí. Cuando tu defensa hace 15 pases laterales y Mascherano es el dueño de la pelota no hay esperanzas. No va a funcionar nunca.
-¿Quién debería dirigir a la Argentina?
-Creo que le damos demasiada importancia al entrenador. No es el entrenador, cualquiera hubiera sufrido con esta Argentina. Sampaoli delegó en los jugadores muchas decisiones sobre la alineación, algo que también sucedió en 2014 con Sabella. Y está bien. Nadie le hubiera encontrado soluciones a esta Argentina, tiene demasiados problemas. ¿Por qué no pueden hacer lo de Islandia, con 11 jugadores jóvenes, fuertes, rápidos? Creo que es porque ustedes no entrenan ni educan jugadores al modo europeo, un fútbol colectivo y de pases rápidos. Creo que Argentina retrocedió, los chicos de seis años, que es cuando todo empieza en el fútbol, aprenden en Islandia que cuando recibís la pelota se la devuelve rápido y se cambia de posición. Quizás en la Argentina todos quieran ser Messi, no lo sé… Hay muy poca movilidad en la Argentina, poca comprensión de cómo defender en bloque, fue muy fácil anotarle goles. Francia le hizo cuatro.
-Hay una corriente en la Argentina que sostiene que, si Messi hace los goles que hace en el fútbol europeo, es porque los defensores son muy blandos, que en la Copa Libertadores no brillaría.
-Perdón, pero eso es absurdo. Los mejores defensores del mundo juegan en la Champions. ¿Hay mejores defensores en Brasil que Thiago Silva, Miranda? Lo que pueden estar queriendo decir es que el juego en la Libertadores es más duro, que te dan unas patadas para mantenerte a raya. Y lo que hemos visto en el Mundial que acaba de terminar es que las patadas están desapareciendo del fútbol. Hubo sólo cuatro tarjetas rojas, creo que en 2006 hubo 28. Si pensás que tu equipo va a defender mejor por pegar un par de patadas, entonces lo que vas a lograr es que tu equipo se quede con diez jugadores.
-¿Cree que el fútbol argentino le está perdiendo la pisada al europeo?
-Creo que sí. Europa tiene la mejor escuela táctica del fútbol, ni hablar de la preparación física. Creo que un país como Chile se dijo, ok, vamos a jugar un fútbol organizado, de estilo europeo, porque no tenemos grandes jugadores. Pero Argentina sabe desde hace más de diez años que tiene a Messi. Y estuvo bien, jugaron tres o cuatro finales, funcionó. Y la gente critica a Messi, pero el rendimiento de la selección fue muy bueno, y no era solo Messi, tuvieron una muy buena generación de jugadores. Pero ahora esos jugadores se van y ustedes no tienen sistema y tampoco ya grandes jugadores. Tienen un problema importante. La brecha entre Europa y Sudamérica va a crecer.
-Entonces el fútbol sudamericano está acabado…
-No, no está acabado. Brasil fue quizás el mejor equipo en el Mundial. Es una desventaja no jugar un Mundial en tu propio continente, la historia lo indica. El entrenador de México les dijo a sus jugadores que tienen que ir a jugar a Europa, que no dejen de hacerlo. Es tarde si te vas a Europa a los 20 o 22, porque ya estás formado. Messi se fue a los 13, es un gran jugador europeo, entiende el juego colectivo. Y América Latina sigue produciendo los mejores talentos individuales, los mejores gambeteadores.
-¿Le serviría a la selección argentina ser dirigida por un técnico extranjero?
-No lo sé… Ustedes alcanzaron el subcampeonato con Sabella, pero para mí el entrenador fue Mascherano, él realmente entiende el fútbol. Cuando era joven cerraba cualquier hueco. Guía a los entrenadores y a los jugadores. Me pareció bizarro lo que hizo Sabella en la final, cuando sacó a Lavezzi a mitad de partido cuando era el mejor jugador del equipo. Quizás porque habían tenido una pelea, no lo sé. Hay una sola manera de jugar al fútbol: con pases a un toque, rápidos, defendiendo con diez jugadores, atacando con muchos, saltándose las líneas de los rivales. Argentina no hace nada de eso.
-¿Cuál es el futuro de Messi?
- Puede ser un gran número 10 por muchos años, porque ve el juego y tiene una gran técnica, pero perdió esa aceleración que aún mantiene Cristiano.
-¿Jugará Qatar 2022?
-Creo que Messi y Cristiano van a estar ahí, van a seguir siendo los mejores, sus compañeros van a necesitarlos. El rol que Mascherano tuvo en Rusia puede ser perfectamente cumplido por Messi, que en 2022 puede ser un mediocampista retrasado. Y Messi es un pasador mucho mejor que Mascherano. Lo complicado en esto es que Messi corre tan poco… Corrió cuatro kilómetros por partido en este Mundial, algo inusual si asumís esa posición de medio retrasado. Vean a Modric, que corrió todo el tiempo. Siempre yendo a buscar la pelota, pidiéndola. Creo que dentro de cuatro años la selección va a seguir necesitando a Messi. Cuando veo lo que tienen… No hay mucho. Yo sigo el fútbol holandés, veo mucho a Tagliafico. También en el Mundial. Es joven, disciplinado, está en forma y entiende mucho de fútbol, pero en el Mundial tenía tanto miedo cuando le llegaba la pelota, que siempre la pasaba al costado, a Otamendi, que estaba a tres metros. Tagliafico pensaba que su trabajo era no cometer errores, y por eso se la pasaba a Otamendi. Así se frenaba el juego y el rival se posicionaba.
"En la Argentina es muy difícil permanecer puro"
-La Argentina se enfrenta a una nueva crisis económica. ¿Es una condena?
-Cinco años atrás hubiera dicho que la Argentina retrocedía, porque tenía un gobierno populista que no entendía nada de economía. Pero ahora tenemos a los Estados Unidos y al Reino Unido, así que es difícil criticar a la Argentina. Quizás la Argentina era el futuro, quizás estas políticas enfermas del peronismo eran el futuro. Cuando Trump les dice a los empresarios que traigan de regreso las fábricas de México a Estados Unidos, actúa como Perón.
-El presidente Macri aspira a ser diferente. ¿Puede?
-Creo que es muy difícil cambiar un país. Hay tanta corrupción en la Argentina… Soy amigo de Martín Lousteau, y él me contó historias de la elección para ser jefe de Gobierno de Buenos Aires. Es shockeante lo que pasa ahí, todos en esa situación terminan adoptando las reglas que rigen ahí, es muy difícil permanecer puro, limpio.
-No muestra entonces muchas esperanzas sobre la Argentina…
-Estoy lejos del país ahora, pero… Hay otra manera de verlo, Argentina progresó mucho. No tiene al peronismo gobernando, y eso es bueno, no están los militares. Recuerdo que en 2002 sentían que estaban fuera del mundo, ahora están de vuelta. Quizás el camino de la Argentina sea hacia arriba, hacia el progreso, pero doloroso y con muchas decepciones en el medio.
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