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Sergio Romero, el arquero que disfruta de su plena vigencia en Boca y se angustia por los insultos de los hinchas de Racing
Sergio Romero está serio. Hace apenas unos instantes, el remate de Marcos Rojo sacudió por última vez en la noche el arco en el que se realizó la definición por penales que determinaron que Boca le ganó a Racing por 4 a 1 y avanzó a las semifinales de la Copa Libertadores.
Si un marciano hubiera aterrizado en ese preciso instante en el Cilindro de Avellaneda, hubiera estado convencido de que Chiquito formaba parte del equipo derrotado y los jugadores xeneizes sólo habían hecho una pausa en sus festejos para consolarlo.
Pero no. O en realidad, sí. Porque Romero perdió. Y también ganó. Aunque suene contradictorio, eso es lo que siente. En una era en la que el fútbol está hiperprofesionalizado, mientras el Romero “arquero” internamente se sale de la vaina por haber sido otra vez la figura clave, por atajar dos penales y meter al Xeneize entre los cuatro mejores de América, el Romero “hincha” está golpeado. Porque su corazón está pintado de celeste y blanco desde que tiene uso de razón. Y lo dijo siempre, sin miedo de que alguien lo critique. Incluso después de otra noche de gloria.
"NO ESPERABA QUE ME PUTEEN COMO ME PUTEARON" Chiquito Romero habló sobre su cariño con Racing y la clasificación Xeneize. Los hinchas mostraron su enojo con el arquero...
— SportsCenter (@SC_ESPN) August 31, 2023
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“Me voy con dolor y tristeza. Que la gente me putee no me gusta. Todos saben que soy hincha de este club, pero hoy me debo a Boca y tengo que hacer bien las cosas para que a Boca le vaya bien”, soltó Chiquito ante las cámaras de Fox Sports. Y amplió: “Para eso vine a este club: para demostrarle a todo el mundo que soy un arquero que está vigente y trato día a día de hacer lo mejor para Boca”.
Romero siempre estuvo ligado a Racing, el club que lo formó y le permitió debutar en primera división. De hecho, después de incorporarse a Boca hizo una importante donación a la Academia: el piso de caucho para el gimnasio, seis bicicletas fijas, pelotas, rodillos masajeadores, dos racks, cajones de salto y aproximadamente 300 kilos en discos para que todo sea utilizado por las Inferiores. Y hubo más. Porque en mayo de 2018 les llevó juguetes a los chicos de la pensión. y desde que emigró en 2007 se mantuvo en contacto con la institución, con una enorme predisposición para ayudar.
La historia de ese desencuentro data de hace poco más de un año. Finalizado su vínculo con el Venezia italiano, Romero regresó a la Argentina en julio de 2022. Mientras aguardaba una propuesta laboral, fue a entrenarse al Predio Tita Mattiussi para no perder la forma. En ese mismo lugar, la cancha principal se llama “Sergio Romero”, en su honor. Incluso, el 3 de agosto ofreció una charla para los arqueros de las infantiles de Racing, que disfrutaron todos.
Por ese entonces, nadie del club de Avellaneda evaluó la posibilidad de contratarlo. Los motivos eran válidos: con Gabriel Arias y Gastón Gómez, la valla albiceleste estaba muy bien cubierta. A los pocos días llegó el llamado de Juan Román Riquelme y el acuerdo en tiempo récord. En su presentación, el hombre que más veces defendió la valla del seleccionado argentino dijo: “Boca es el club más grande de la Argentina”. Esa es la daga que acusan haber recibido los hinchas de la Academia.
😏 ¿Penal?
— CONMEBOL Libertadores (@Libertadores) August 31, 2023
🧤 ¡Chiquito Romero!
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Presionado por el contexto, el presidente de Racing, Víctor Blanco, lo cruzó en los medios: “No voy a llamar a Romero, el club y yo tenemos la conciencia tranquila, hicimos lo que teníamos que hacer. Por un tiempo largo tendrá las puertas cerradas del club”.
A los 36 años, Chiquito se reinventó. Se tomó el tiempo adecuado para ponerse en óptimas condiciones físicas y cuando realmente se sintió al 100%, agarró el arco de Boca y no lo soltó más. Al punto que después de promediar 11 partidos por temporada del Mundial Brasil 2014 hasta enero de 2023, este año ya dijo presente en 34 encuentros.
Sergio Romero brindó en el día de hoy, una charla para los arqueros de las infantiles de #RACING. Los más chicos vinieron una experiencia única.
— Racing Radio (@RacingRadioClub) August 3, 2022
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Pero hay un tema más. Porque si en Boca la objeción más grande ante su llegada estaba vinculada con su estado físico, también era un tema importante validar un ítem en el que el arquero saliente, Agustín Rossi, se destacó mucho: los penales.
Y entonces, Romero también completó con un sobresaliente gigante esa materia en su boletín de calificaciones. Desde que llegó a Boca su efectividad es asombrosa: entre acciones de partido y definiciones, a Chiquito le patearon 14 penales. De ellos atajó ¡ocho!, es decir la mitad más uno. Fueron ante Central Córdoba, Banfield, Deportivo Pereira, Independiente, los dos contra Nacional y los dos frente a Racing.
Por el contrario, antes de Boca solo había atajado 15 penales de los 87 que le habían rematado en toda su carrera (Alkmaar, la selección sub 20 y la mayor, Sampdoria, Manchester United y Venezia), divididos en 41 en tiempo regular y otros 46 en definiciones), lo que promedia 0,17 de efectividad. Hubo cuatro remates desviados y los otros 68 fueron gol.
Los sentimientos estuvieron encontrados desde un primer instante. Porque, como reconoció, jamás imaginó la silbatina recibida en lo que él considera su casa. Por eso ese sabor agridulce después de meter a Boca en las semifinales de la Libertadores: “No es raro que no haya festejado al final, porque soy hincha de este club y amo a este club. Esa es mi realidad. Hoy me tocó estar en la vereda de enfrente, y hacer las cosas bien por Boca. Me tocó atajar y mantener mi arco en cero. Por un lado, me voy contento y por el otro, triste”.
Y en relación a una posible lesión cuando se zambulló hacia su derecha para desviarle el remate a Leonardo Sigali, fue contundente: “No tengo nada. Pasa que terminé todo acalambrado. Jugué desde los 20 minutos del segundo tiempo todo acalambrado. Son muchas sensaciones que pasan por la cabeza y por el cuerpo. Por suerte pude terminar el partido”.
Boca es consciente de que debe seguir ajustando clavijas para seguir avanzando lo máximo posible en la Libertadores. Y si bien sería muy saludable para el club que ante Palmeiras vuelva a ganar durante los 90 minutos de un partido de los mano a mano de la Libertadores luego de tres años y 11 partidos (10 empates y una derrota), contar con un as de espadas en el arco para cualquier desempate por penales es algo que le da mucha serenidad. Que lo disfruta y por momentos no puede creerlo, como si Chiquito fuera un marciano.
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