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Sergio Massa, el candidato que simpatizó con Chacarita y fue hincha de San Lorenzo, pero encontró en Tigre y su álbum con estrellas del deporte un trampolín incomparable
Sus fotos con figuras mundiales grafican cómo el deporte lo ayudó a posicionarse y extender su red de relaciones
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Hizo campaña con Lionel Messi y Diego Armando Maradona. Toma mates con Juan Román Riquelme, vicepresidente de Boca, y juega al tenis con Jorge Brito, máxima autoridad de River y del Banco Macro, el sponsor principal de Tigre. Fue aliado de Julio Grondona, Daniel Vila y Marcelo Tinelli y hoy, gracias a su relación con Claudio Tapia, es el lazo de poder entre la AFA y la Rosada. Lleva 21 años como “hombre fuerte” del Matador y el 19 de noviembre jugará el partido más importante de su vertiginosa trayectoria política: el balotaje con Javier Milei en busca de la presidencia.
Sergio Tomás Massa fue el candidato más votado en las elecciones del 22 de octubre (36,7%) y quedó a un paso de convertirse en el presidente de los argentinos. Aunque comenzó a militar desde muy chico -primero en el Colegio Agustiniano de San Andrés y luego en la UCeDé, partido liberal fundado en 1982 por el fallecido Álvaro Alsogaray-, el deporte fue, sin dudas, su principal trampolín.
En 2002, durante la presidencia de Eduardo Duhalde, Massa fue designado al frente de la ANSES (Administración Nacional de Seguridad Social), la caja más grande del Estado Nacional. Unos años antes, Massa había conocido a su actual esposa, Malena Galmarini -hija de Fernando, ex ministro de Deportes de Carlos Menem- y, a través de ella, a su hermano Martín, joven promesa del Matador de Victoria. En ese 2002, asumió como vice 1° del Matador, acompañando en la fórmula a Rodolfo Bianchi. El equipo naufragaba por mitad de tabla de la Primera B -la tercera división de AFA- y corría serio riesgo de descender. En su primer partido al mando del fútbol, Tigre cayó 5 a 0 de local ante Temperley, hubo disturbios entre los hinchas y la Policía, el equipo falló un penal y terminó con dos jugadores lesionados. “¿Por qué me tengo que meter?”, pensó. Camino a los vestuarios, un plateista se acercó a Massa y, al borde de las lágrimas, le rogó: “Flaco, hacé algo porque nos vamos a la C”.
A partir de allí, comenzó a pisar cada vez más fuerte en la institución de Victoria hasta convertirse en la figura de mayor peso a través de sus terminales de poder y su creciente exposición mediática. Oriundo de San Martín, simpatizaba con Chacarita pero era hincha de San Lorenzo, y se había mudado a Tigre a fines de los 90 tras contraer matrimonio con Malena, vecina de San Isidro. Massa no necesitó ser presidente de Tigre para manejar durante más de dos décadas los hilos de un club con 121 años de historia. Por el contrario: construyó poder desde las sombras y prefirió mostrarse siempre como un simple “colaborador” a la distancia. Ambicioso, tenaz y de envidiable cintura política, exprimió su agenda de contactos y llevó a Tigre a los primeros planos del fútbol sudamericano. ¿Cómo lo hizo? Moviendo sus influencias políticas y obteniendo dinero a través de los sponsors: Casino Trilenium, Nordelta, Topper, Banco de la Provincia de Buenos Aires y Banco Macro, entre otros.
El fútbol y la política fueron, desde siempre, las dos grandes pasiones del candidato de Unión por la Patria. Mamó desde muy chico el fanatismo por San Lorenzo, ya que su papá, Alfonso, era “enfermo” del Ciclón. En 1981, el club de Boedo descendió por única vez en su historia y su hinchada desbordó todos los estadios donde jugó en los pedregosos caminos del ascenso. Los Massa eran parte de esa marea azulgrana que seguía a todos lados al conjunto de José Yudica. De hecho, el ídolo del joven Sergio no es otro que Ruben Insua, el Gallego, figura de aquel equipo y gloria del club. Aunque se reconoce “100% hincha de Tigre”, no pierde su simpatía por el Cuervo. Y es capaz de recitar de memoria, como el preámbulo de la Constitución Nacional, la formación del equipo azulgrana que logró el ascenso en la cancha de Vélez.
En 2014, San Lorenzo obtuvo la Copa Libertadores y Massa fue uno de los primeros funcionarios en saludar en sus redes al equipo de Edgardo Bauza: “¡Felicitaciones a los hinchas de CASLA por este triunfo histórico! En especial a Joaquín de la Torre (fundador y armador del Frente Renovador) y a mi viejo, que esperó esta Copa toda la vida”.
Pero fue en Tigre donde Sergio Tomás había comenzado a mostrar sus garras. El 15 de mayo del 2004, el Matador venció 1 a 0 a Cambaceres en un ajustado partido en Ensenada y él, disconforme con la actuación del árbitro, Pablo Castagnino, lo increpó en la zona de los vestuarios. ¿El motivo? La expulsión de Martín Galmarini, su cuñado, a los 38′ del segundo tiempo. “¡Vos no dirigís más a Tigre!”, le habría gritado. De acuerdo con el testimonio del árbitro, cuando Castagnino le pidió que se identificara, en vez de presentarse como directivo del club, el marido de Malena sacó la credencial que lo acreditaba como titular de la ANSES. El juez lo denunció por intento de agresión y el caso requirió intervención del Coprosede (Comité Provincial de Seguridad Deportiva) y la Prosef (Programa de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos). Massa ofreció disculpas públicas, le envió una carta al árbitro y el expediente caducó.
A la temporada siguiente, el Tigre de Caruso Lombardi logró el ansiado ascenso a Primera División. Ganó el Apertura 2004 (en cancha de Platense, el clásico rival) y repitió en el Clausura 2005, por lo que ascendió de manera directa. En 2005, Massa participó de las elecciones legislativas para diputado nacional por el Frente para la Victoria, aunque renunció a asumir su banca para continuar al frente de la ANSES e iniciar su campaña proselitista con vistas al 2007, en las que buscaría alzarse con la intendencia de Tigre. Para ello, no había mejor plataforma electoral que sus logros como directivo del club. Con el ascenso decretado se renovó la Comisión Directiva para centrar su energía en su campaña para intendente. Pero dejó gente de su confianza en cargos directivos de relevancia.
Massa conocía poco y nada del mundillo del ascenso. Su fuerte pasaba por los números, los contratos y el acuerdo con los sponsors. A la mayoría de los futbolistas los conocía a través de los videojuegos. Cuando Diego Cagna incorporó a Sebastián Andersen como entrenador de arqueros de Tigre, el hoy candidato a presidente le respondió con holgura: “¿Andersen? Lo conozco del PC Fútbol, ¡era el tercer arquero de Estudiantes!”.
Con Cagna, Tigre fue séptimo en la B Nacional 2005/2006 y quedó fuera del Reducido por diferencia de gol. El exvice del club buscó dar un golpe de efecto: llamó a Matías Almeyda y le ofreció volver al fútbol con la camiseta del Matador. El exvolante de la Selección se había retirado en Quilmes en julio del 2005 y formaba parte del equipo de Maradona en el Showbol. Aunque Almeyda rechazó la oferta, Tigre logró el ascenso en el estadio de Nueva Chicago. “Sé que mi colaboración ayuda a establecer relaciones con empresas, a encarar los juicios. Tenés un teléfono que muchos te atienden, algunos por afecto, porque confían en vos, y otros simplemente por el lugar que ocupás. El éxito de Tigre es la suma de todo esos factores”, dijo Massa en medio de la celebración, empañada por el asesinato del hincha Marcelo Cejas en las inmediaciones del estadio del Torito.
Fue el último partido del Ascenso con público visitante.
El arquero de Kirchner
Su pasión por el fútbol le permitió estrechar un vínculo de amistad con Néstor Kirchner, quien fuera hincha y socio de Racing Club de Avellaneda. La campaña inicial de Tigre en Primera superó todas las expectativas: terminó segundo de Lanús y llegó a la última fecha con posibilidades matemáticas de forzar un desempate. Por la fecha 12, Tigre venció 3 a 2 a Racing sobre la hora y relegó a la Academia al séptimo lugar del Apertura. Todo Racing reclamó infracción en la jugada previa al tercer gol, aunque el árbitro Sergio Pezzotta no la convalidó. Al finalizar el partido, el intendente atendió presuroso un llamado de Kirchner, que no le dio derecho a réplica: “El tercer gol de ustedes fue foul, chau”.
Massa fue durante años el arquero rival de Néstor Kirchner en los picados de los viernes en la Quinta de Olivos. Con Cristina, en cambio, la relación era distinta. Alguna vez, cuentan por la Rosada, la presidenta le llamó la atención porque, al momento de leer las noticias, ojeaba por arriba los titulares de política y de principio a fin el suplemento deportivo. En 2008 asumió como jefe de Gabinete de Cristina tras la renuncia de Alberto Fernández, que llevaba cuatro años y medio en el cargo. Massa pronunció un discurso futbolero, en el que prometió “dejar hasta la última gota de transpiración” y “comerse la cancha”.
Los caminos de Massa y San Lorenzo volverían a cruzarse en la recta final del Clausura 2012. El Tigre de Rodolfo Arruabarrena llegó a la última fecha con posibilidades de ser campeón tanto como de descender. Su rival en la pelea de abajo era el San Lorenzo de Caruso Lombardi, ex DT del Matador distanciado de Massa. Julio Buffarini, figura del Ciclón, había recibido la quinta amarilla en el campeonato frente a Newell’s, pero en el boletín oficial de AFA aparecía con cuatro tarjetas. Tigre realizó el reclamo y el Tribunal de Disciplina sancionó al volante con una fecha. El Matador ganó el partido, quedó cerca de salvarse y dejó al Ciclón en zona de Promoción. En la previa, los hinchas de San Lorenzo arrojaron billetes con el rostro de Massa, que festejó el triunfo en la platea.
A fin de año, Tigre disputó un triangular con San Lorenzo y Boca para definir al campeón del Torneo Apertura. El jefe de Gabinete pidió acomodar su agenda para poder acudir a los dos partidos: vs. Boca tuvo el OK de Cristina; contra el Cuervo se escapó. El ex PJ y UCeDé ofreció un millón de pesos de premio para el plantel y una lujosa camioneta para sortear en caso de conseguir el título: una Honda CR-V gentileza del Banco Macro, la empresa de Jorge Horacio Brito -fallecido en 2020 en un accidente en helicóptero- y su hijo Jorge Pablo, el actual presidente de River. Tigre quedó a un gol de conseguir la gloria, pero Massa reconoció el esfuerzo de los jugadores con la suma prometida.
Como Milei, Massa también es cabulero y bilardista. En 2008, en una visita de Tigre al Gigante de Arroyito, observó el primer tiempo en un palco y el segundo en la popular. Así había visto el último partido de Tigre en la Primera B y la Promoción por el ascenso en el estadio de Nueva Chicago. Tras cinco años al frente del club, con dos ascensos y dos segundos puestos en Primera División, anunció que continuaría ligado a Tigre hasta ver al equipo clasificado a un torneo internacional, pero que una vez conseguido ese objetivo se alejaría definitivamente del Matador bajo la premisa de “oxigenar las instituciones”.
En 2009, Massa rompió relaciones con el kirchnerismo y renunció a la jefatura de Gabinete para reasumir la intendencia de Tigre, cargo para el que sería reelecto en 2011, con más del 73% de los votos. A los 39 años, el dirigente peronista había entendido al deporte no solo como una herramienta de inclusión y transformación, sino como una vidriera para mostrarse a sí mismo y construir poder. Así, logró fotografiarse junto a las más rutilantes figuras de la escena nacional e internacional. En 2010, por ejemplo, convocó a Diego Maradona y su equipo de Indoor Show para celebrar el lanzamiento de las colonias de verano del Municipio. “Me la juego por Massa y por los chicos de Tigre. No soy político, ni voy detrás de ninguno, pero lo que hace en Tigre por los chicos es excelente. Si él me necesita yo por los chicos voy a estar dónde sea. Espero un 2011 en el que no haya más pobres y en el que los chicos no estén más en la calle”, dijo Diego, que años más tarde se tomaría una foto junto a Guillermo Moreno, por entonces secretario de Comercio de la Nación, exhibiendo un llavero que trataba de “boludo” al actual candidato a presidente.
Por supuesto, Massa tampoco se perdió la oportunidad de mostrarse junto a Lionel Messi. Fue 24 horas antes de recibir a Maradona. Massa y Messi firmaron un convenio para la construcción de dos jardines de infantes en Tigre, en el marco de un acuerdo tripartito entre el Municipio, la Fundación Leo Messi y la petrolera YPF, todavía en manos de inversores privados. A lo largo de su carrera política, el multifacético abogado de 51 años también se dio el gusto de pelotear junto a Andre Agassi durante una exhibición en la estación de Tigre y posar junto a otras grandes estrellas del tenis como Pete Sampras, Jim Courier, Mardy Fish y Roger Federer, quien enfrentó a Juan Martín del Potro en el complejo Pipa Tigre ante más de 20.000 personas. Anteriormente, en 2008, Massa había nombrado ciudadanos ilustres de su ciudad a Guillermo Vilas, Bjorn Borg y Pat Cash.
Mi amigo Román
Juan Román Riquelme, vecino de zona Norte, también jugó para Massa en la previa de cada elección. En 2011 inauguraron juntos un polideportivo en Don Torcuato; en 2014 participaron de una jornada de deporte e inclusión para los chicos de la colonia de verano; y en 2015, en la recta final de su campaña a presidente, el rival de Javier Milei en el balotaje homenajeó a Riquelme en el Museo de Arte Tigre. Fue el día que Román minimizó los logros deportivos de Boca y aseguró que “una Copa Libertadores vale diez campeonatos locales”.
Massa había buscado tres veces tentar a Riquelme para sumarlo a Tigre. La primera fue en 2012, cuando el ídolo xeneize dejó Boca por diferencias con Julio César Falcioni. “Me siento vacío, no tengo nada más para dar”, anunció el crack tras la final de Copa Libertadores perdida frente a Corinthians. El desembarco de Román en Victoria podía servir como plataforma para las aspiraciones políticas de Massa. Riquelme, además, tenía buena relación con Rodolfo Arruabarrena, DT de Tigre; con su ayudante Diego Markic, con quien había sido campeón juvenil en Malasia 97; y con Javier García, arquero surgido en Boca y titular en el Matador. No lo convenció, pero volvería a intentarlo más adelante.
A fines de 2012, Tigre debía jugar la final de la Copa Sudamericana ante San Pablo y su estadio no estaba en condiciones de albergar ese partido. El José de la Giovanna tenía capacidad para 26.000 espectadores, mientras que el reglamento de Conmebol indicaba que las finales debían disputarse en reductos para más de 40.000 personas. Lo primero que pensó Massa fue disputar el encuentro en una cancha donde el rival sintiera la presión. Antes de decidirse por una, habló con Riquelme y el 10 le aportó otro dato: a los equipos brasileños no les iba nada bien jugando en la Bombonera. El exdirector de ANSeS aceptó el consejo de Román y el partido se trasladó a la cancha de Boca, con empate 0 a 0. En la vuelta, los brasileños ganaban 2 a 0 y el encuentro fue suspendido en el entretiempo por agresiones a los jugadores de Tigre. El día anterior, Massa había prometido que, si el equipo lograba el título, raparía a Néstor Gorosito en la cancha del Matador y guardaría como recuerdo el cabello del DT. Tras la final perdida, el oficialismo renovó su mandato y Massa no ocupó cargos, aunque tampoco se despidió del todo.
En 2013, de hecho, Riquelme seguía sin club y Massa volvió a hacer un intento por contratar el ídolo boquense. Lo invitó a cenar a su casa junto a su representante, Daniel Bolotnicoff, y le ofreció jugar la Libertadores con los colores del Matador. Boca pedía 2.100.000 dólares para liberar a Román y, aunque la idea de Massa era negociar una rebaja, el club de Victoria tenía parte del dinero asegurado gracias al inquebrantable apoyo del Banco Macro. Riquelme pidió unos días para analizar la situación y antes de responder la oferta de Tigre recibió el llamado de Carlos Bianchi, su padre futbolístico, para ofrecerle la 10 de Boca. El último intento fue en 2014, luego de que el enganche finalizara su vínculo con el Xeneize, pero Román ya tenía resuelto retirarse en Argentinos.
En 2013 formó su propio movimiento para competir en las elecciones de medio término: el Frente Renovador, del que participaron distintos personajes vinculados al fútbol como el expresidente de Lanús, Nicolás Russo, y el periodista deportivo Walter Queijeiro. Massa logró un triunfo resonante en la provincia de Buenos Aires y llamó a “dejar todo en la cancha” para cambiar el rumbo del país. El primer llamado que recibió fue el de Juan Román Riquelme.
Dos años más tarde buscaría por primera vez la presidencia de la Nación. En campaña, Massa se mostró como un dirigente moderado y dialoguista, pero su discurso no convenció. Terminó tercero detrás de Daniel Scioli y Mauricio Macri, que definieron la elección en un balotaje. En su campaña, Massa propuso darle continuidad al programa Fútbol Para Todos, pero vendiendo a empresas las tandas publicitarias que, hasta ese momento, solo tenían avisos oficiales. Además, prometió que el derecho de admisión en los estadios dejaría de ser facultad de los directivos de los clubes para pasar a la órbita del Estado.
A pesar del retiro de Riquelme, y de la derrota de Massa en las generales, el vínculo entre el abogado y el ídolo logró resistir al paso del tiempo. Incluso, el hoy candidato a presidente fue el celestino de la fórmula Ameal-Pergolini-Riquelme para las elecciones de diciembre de 2019, en la que el frente opositor arrasó con el 52% de los votos y terminó con 24 años de macrismo en Boca. STM (sus iniciales) y Jorge Amor se habían conocido décadas atrás a través de la figura del Pato Galmarini, suegro de Massa y compañero de militancia de Ameal, dirigente de raigambre peronista surgido de Berazategui.
Tras el triunfo de Riquelme como vice de Boca, y de Sergio Massa como diputado nacional, el líder del Frente Renovador denunció en la Cámara Baja que, durante el gobierno de Daniel Angelici en Boca, Aysa (Agua y Saneamientos Argentinos) le pagaba al club de la Ribera $3.200.000 por mes para invitar periodistas a la Bombonera. Aysa ya era presidida por Malena Galmarini, quien mandó a “destruir” el convenio. La propuesta de contrato entre Boca y Aysa y los números distaban mucho de lo denunciado por Massa, aunque el acuerdo era real: incluía seis plateas medias protocolares con acceso VIP a los partidos, dos visitas al entrenamiento para diez personas, tres camisetas firmadas y 30 entradas para el museo.
La AFA, otro polo de poder
Massa, por supuesto, también jugó -y juega- su partido en la interna de la AFA, desde la época de Julio Grondona hasta esta nueva etapa con Claudio Tapia a la cabeza. Con Don Julio lo unía una relación de respeto y admiración, aunque supo mostrar sus diferencias con su manera de conducir el fútbol del exdirigente de Independiente y Arsenal. Creía necesario profesionalizar el management de la AFA y proponía que cada institución presentara al comienzo de la temporada un programa de financiamiento que les permitiera mantener los números ordenados.
Los primeros encuentros con Grondona se habían producido a principios de los 2000, cuando Massa tomó las riendas de la ANSES y comenzó a involucrarse cada vez más en el fútbol del Matador. En 2003, sin ir más lejos, Massa, Grondona y Sergio Marchi, titular de Futbolistas Argentinos Agremiados, anunciaron un acuerdo mediante el cual los jugadores que se hubieran desempeñado profesionalmente entre 1978 y 1986 quedaban formalmente incorporados a la base de datos de la ANSES y podían cobrar su jubilación sin tener que presentar certificados emitidos por los clubes en los que habían prestado servicio.
Tras la muerte de Grondona, en julio del 2014, la AFA quedó sumergida en la peor crisis económica e institucional de su historia. Un año después, Marcelo Tinelli, vice 1° de San Lorenzo, y Luis Segura, presidente de Argentinos Juniors, se midieron en las urnas para elegir al reemplazante del histórico vicepresidente de la FIFA. Massa, en plena campaña por la primera magistratura de la Nación, apoyó públicamente a Tinelli y aportó voluntades para posibilitar el triunfo del conductor de Showmatch. El final de la historia es conocido: empate 38-38 y la AFA intervenida.
El 2 de junio del 2019 Massa cumplió el primero de sus dos grandes sueños: ver a Tigre campeón de Primera División. El equipo de Pipo Gorosito obtuvo la Copa de la Superliga ante Boca pese a que tres semanas atrás había perdido la categoría. Rápido de reflejos, Massa y su gente buscaron evitar la caída del Matador a la B Nacional, aduciendo que, de acuerdo a un supuesto artículo del reglamento de AFA, un equipo que se consagraba campeón quedaba automáticamente a salvo. “Campeonato mata descenso”, dijo Malena Galmarini abrazada a Sergio Massa, en medio de los festejos en el estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba. Sin embargo, se trataba de una norma no escrita, que nunca antes había tenido que ser considerada. Además, Tigre había sido campeón de una copa nacional y no del Campeonato de Primera División, por el que había caído en desgracia.
De ese modo, el club de Victoria se mantuvo dos años en segunda división y logró el ansiado retorno a Primera con el infaltable respaldo de Massa. De hecho, el candidato de Unión por la Patria fue acusado de haber promovido una modificación en el reglamento de la Primera Nacional para beneficiar abiertamente al conjunto de la zona Norte. Es que al declararse la emergencia sanitaria por la pandemia, San Martín de Tucumán lideraba la Zona B del campeonato y conservaba grandes chances de ascender de manera directa. Tigre marchaba quinto, a cinco puntos de la zona de clasificación. Pero llamativamente, la AFA decidió resetear el torneo y que los 32 equipos disputaran un torneo desde cero para definir los ascensos. El presidente de San Martín, Roberto Sagra, apuntó directamente contra el presidente de la Cámara de Diputados: “Me acuerdo cuando dijo que le entraron a su casa (en 2013, durante su campaña para las legislativas) y violaron su intimidad, yo hoy me siento así. Creo que Massa nos mandó su gente a nuestra casa para sacarnos lo que era nuestro”. Un año después, Tigre venció en la final al Barracas Central de Claudio Tapia y selló el regreso a Primera División con el dirigente y su esposa celebrando en la platea del estadio de Banfield.
Massa cuenta con buenos y variados vínculos en las más altas esferas de la Asociación del Fútbol Argentino, incluida la Dirección General de Arbitrajes a cargo de Federico Beligoy. Y si bien Tigre fue beneficiado y perjudicado por igual, sus rivales mantienen la guardia alta cada vez que se enfrentan al Matador. En especial, luego de la “bendición” de Claudio Tapia a la candidatura de Massa para presidente.
A principios de octubre, Tapia convocó al ministro para formalizar el anuncio y compartir el logro de que el Mundial 2030 se juegue, al menos por un partido, en territorio argentino. “Bienvenido, compañero Sergio Massa”, dijo el mandamás de la AFA, con mirada cómplice hacia el titular de la cartera de Economía. “El ministro nos acompañó, administrativamente hizo todo muy rápido”, lo elogió Tapia, para luego pronunciarse sin eufemismos a favor de las ambiciones presidenciales del tigrense: “Esta situación me hace acordar al año 2017, cuando asumí al frente de la AFA. Tanto el resto de los dirigentes como yo éramos parte de la conducción porque estábamos dentro del Comité Ejecutivo, aunque a partir del 29 de marzo de ese año comencé a presidir. Y todos saben lo que era la AFA en ese momento, lo mal que estaba el fútbol argentino. Tendrás un enorme desafío cuando te toque seguramente conducir este país”.
El hilo rojo que une a Claudio Tapia con Sergio Massa es el número 2 de AFA, Pablo Toviggino, quien responde políticamente a un histórico aliado del candidato oficialista: el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora. Toviggino es el enigmático secretario ejecutivo de la Asociación del Fútbol Argentino y mano derecha del presidente campeón del mundo. Es el hombre fuerte detrás del poder. Llegó a Viamonte tras un acuerdo político entre Daniel Angelici y Gerardo Zamora, y fue tesorero de la comisión normalizadora que intervino la conducción de la AFA durante la presidencia de Mauricio Macri. Toviggino es además el presidente del Consejo Federal y tiene incidencia directa en las designaciones arbitrales de los torneos federales y del fútbol del Ascenso. Massa y Toviggino son amigos desde hace tiempo y juegan de memoria en los pasillos de la AFA. Hace pocas semanas, de hecho, trascendió en las redes sociales un comunicado oficial del Consejo Federal junto con la Liga Riojana de Fútbol que “respalda a Pablo Toviggino en el acompañamiento a Sergio Massa en la campaña electoral presidencial por Unión por la Patria”.
Para estas elecciones, las propuestas de Sergio Massa vinculadas al deporte tienen que ver por el regreso del público visitante a los estadios; el fortalecimiento de los clubes de barrio y del Ente Nacional de Alto Rendimiento (Enard) a través de los bienes incautados al narcotráfico y los impuestos internos a la venta de bebidas blancas.
Aunque hoy pelea en el fondo de la tabla, Tigre logró reforzarse de gran manera en los últimos mercados de pases gracias al lazo de amistad que une a Sergio Massa con Juan Román Riquelme y Jorge Brito. De Boca, por ejemplo, se sumaron a préstamo Agustín Obando, Aaron Molinas, Ezequiel Fernández y Mateo Retegui, el 9 de la selección de Italia. De River, para este torneo llegaron Robert Rojas y José Paradela.
A falta de dos fechas para el final del campeonato, Tigre pelea por la permanencia en Primera División, aunque dos victorias en fila le dieron algo de respiro al equipo que actualmente dirige Lucas Pusineri. Hace algunas semanas corrió fuerte el rumor de que algunos dirigentes de Primera, en especial los de los clubes más comprometidos, le habían solicitado a Claudio Tapia la anulación del descenso por tabla general, por el que pelean palmo a palmo clubes como Tigre, Colón, Unión, Huracán, Gimnasia y Vélez. “Queda todo así, a veces la prensa se equivoca y bastante”, buscó disipar dudas el presidente de la AFA. Pero en la Argentina, se sabe, todo puede pasar. En el fútbol, y también en la política.
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