El acné le recordaba que la adolescencia no quería despedirlo. Lionel Messi daba sus primeros pasos en la selección argentina y estaba por jugar un amistoso en Salerno, a pocos kilómetros de Nápoles, cuando los paparazzi lo abordaron porque querían saber qué significaba para él estar en el sur italiano, suelo rendido al fervor religioso que había despertado Diego Maradona."Sinceramente no sé muy bien. Pero me dicen que lo que hizo Diego ahí fue grandísimo y por eso lo deben recordar tanto", confesaba Messi, con cierta ingenuidad y sin dejar de frotarse las manos en el pantalón para calmar los nervios. Lógico: cuando Maradona conducía a Napoli hacia el scudetto de 1987, Messi pegaba el primer grito de su vida en la Clínica Italiana de Rosario.
Hace tiempo que los futbolistas se refieren a Maradona por lo que les contaron, por lo que leyeron o por lo que descubrieron en un compacto de YouTube. Casi nadie llegó a verlo en vivo en una cancha. Mucho menos la nueva generación del seleccionado, con apuestas como Juan Foyth, Nicolás Domínguez, Nicolás González, Leonardo Balerdi o Nehuén Pérez que ni habían nacido cuando Maradona ya se había retirado.
Ya se han volado tantas hojas del almanaque..., que un día iba a suceder. ¿Qué? Todos los futbolistas citados por Lionel Scaloni para comenzar desde esta noche las eliminatorias hacia Qatar 2022 nacieron después de México 86. Todos. Ninguno vio a la Argentina en la cima del planeta, ninguno sabe de qué se trata ser campeón del mundo. Ninguno salió a la calle a caballito de su papá, ni se subió al auto para tocar bocina alrededor de la plaza del pueblo. Ninguno vivió la inexplicable sensación de abrazarse con un desconocido.
Otras selecciones
Hasta las eliminatorias pasadas hubo futbolistas con certificado de nacimiento anterior a la consagración en el estadio Azteca. Eran pequeños entonces, desde luego, pero en la lista que presentó Gerardo Martino para abrir la búsqueda del pasaje a Rusia 2018, figuraron Martín Demichelis, categoría 80; Carlos Tevez y Javier Mascherano, del 84; Ezequiel Lavezzi y Pablo Zabaleta, del 85, y hasta Enzo Pérez y Nahuel Guzmán, que vinieron al mundo en el verano del 86. Algunos corrían, otros gateaban y es cierto que un par ni podía escaparse de la cuna, pero ahí estaban cuando la corrida de Jorge Burruchaga entró en la eternidad después de derrotar al arquero alemán Harald Schumacher.
Cambio de guardia, otros nombres toman la posta. La nueva camada, con Lionel Messi como nexo generacional, irá por la clasificación. Estos jugadores intentarán vengar años de angustia. Si la vida es eso que sucede entre mundial y mundial, como exagera el saber callejero, ellos crecieron entre desilusiones. ¿Qué representan las Copa del Mundo entre sus emociones y sentimientos? ¿Cuáles son sus primeras imágenes? Messi siempre es diferente al resto. Mientras para la mayoría de sus compañeros se tratará del bautismo en las eliminatorias sudamericanas, serán las quintas para el capitán. El hombre que desde esta noche comenzará a usar su bala de plata. Sí, la última.
"Como hincha de la selección, el primer Mundial que recuerdo es el del 98, pero poco, un partido contra Inglaterra, ¿creo?, que se ganó por penales... O el gol de Holanda que nos dejó afuera. Pero no me acuerdo mucho", le confesaba Messi a LA NACION hace un tiempo. En 1998, el rosarino tenía 10 años. Y mientras lo relataba ya adulto, a unos pasos se cruzaba Roberto Ayala, el futbolista que no había podido evitar el gol de Denis Bergkamp que eliminó a la Argentina en los cuartos de final, en el estadio Velodrome de Marsella.
"Siempre fui muy fanático de la selección –continuó Messi–. Veía los partidos por televisión, porque nunca pude viajar a Buenos Aires y verlos en una cancha. Después llegó el 2002, cuando quedamos afuera de Corea-Japón. Lo viví con dolor, a la distancia, porque ya estaba en Barcelona", completa. En la Copa del Mundo siguiente, desde Alemania 2006, ya estaría del otro lado, en el campo de juego. Aquí también se vuelve único: Messi es prácticamente el protagonista de sus recuerdos.
Otamendi, la experiencia
Entre los elegidos por Lionel Scaloni para abrir la ruta clasificatoria esta noche contra Ecuador, apenas un puñado tiene recorrido en las eliminatorias. Distinta es la situación de Nicolás Otamendi, de 32 años, uno de los pocos experimentados. "Mis primeros recuerdos de la selección se los debo a Roberto Ayala: lo miraba todo el tiempo. Por su posición, por su estilo tiempista, por el salto que tenía. Él no es tan alto, pero siempre tuvo un timing que daba gusto ver. Yo tampoco soy tan alto y trabajé muchísimo para mejorar el salto, para tener esa explosión", cuenta el nuevo zaguero de Benfica, que para Francia ’98, el primer Mundial del ‘Ratón’, andaba por los 10 años.
Rodrigo De Paul, probablemente la cara más representativa de la renovación en la selección, jura que también conserva imágenes de Francia 98. ¡Pero si tenía 4 años! Él lo asegura. Y lo argumenta. Jugaba desde los 3 en el baby del club Deportivo Belgrano, en Sarandí, pero como su edad todavía no tenía categoría, se mezclaba con chicos dos años mayores. Y lo mandaban al arco. "Ahí empezaron a decirme ‘Lechuga’, por Roa, que era el arquero de la selección. Hasta me regalaron el buzo color violenta que él vestía en el seleccionado, por eso me acuerdo. Ya de 2002 recuerdo levantarme a la madrugada y la amargura de esa eliminación con Suecia. Cuando Alemania nos sacó por penales de 2006 estaba en la escuela. El 2010 y el 2014 ya los sufrí con mi banda de amigos, y el último, en Rusia 2018, un poco más todavía porque en el plantel había amigos como Otamendi y Dybala", detalló De Paul en una entrevista con el sitio FIFA.com.
La selección mayor se demoró en detectar a Lucas Ocampos. Apenas debutó el año pasado, pese a que una década atrás registraba antecedentes en los equipos Sub 15 y Sub 17 con José Luis Brown y Oscar Garré como entrenadores. El primer Mundial que dispara los fogonazos más reveladores de su memoria es Alemania 2006, cuando andaba por los 11/12 años. Y por un jugador muy especial: el portugués Cristiano Ronaldo. "Era mi ídolo, me fascinaba de chico", cuenta el extremo de Sevilla. Durante aquella Copa en la que CR7 alcanzó las semifinales, Ocampos cumplía 12 años.
Como le sucede a Ocampos, a Leandro Paredes también los mundiales le acercan un nombre, un crack, una estrella internacional: en el caso del volante de PSG, se trata de Zinedine Zidane. No alcanzó a disfrutarlo cuando ‘Zizou’ se coronó en Francia 98, pero sí en la primera década de este siglo, especialmente en el Mundial 2006, cuando Francia perdió la final por penales contra Italia. Algo similar ocurre con Juan Foyth y en la misma Copa, pero el que lo enloquecía era un argentino: Juan Román Riquelme, su superhéroe infantil. ¿Alguien dijo Riquelme? Enseguida se anota Paulo Dybala, que tiene dos mundiales enmarcados por las dos estrellas con las que creció en su Laguna Larga natal: Ronaldinho, en 2002, y JR, en Alemania 2006.
Para Lucas Martínez Quarta son días muy movilizantes. La transferencia a Fiorentina, la despedida de River, el debut por los puntos con la camiseta albiceleste y en la Bombonera. La selección le toma examen a su personalidad. ¿Qué representó en su niñez? Las madrugadas del 2002 aparecen cuando aprieta el botón de la memoria. Y desfilan cinco apellidos, los que entonces más le llamaban la atención: la 'Bruja' Verón, Sorin, Aimar, Ortega y Walter Samuel, de quien casi dos décadas después recibe consejos como integrante del cuerpo técnico de Scaloni. Código de zagueros.
Los nacimientos de los jugadores de la selección
Entre las rarezas del actual plantel aparece Eduardo Salvio, que integró la delegación albiceleste en el Mundial de Rusia 2018 y también concurrió a Brasil 2014..., pero como hincha. Entonces era delantero de Benfica, y él mismo se encargó de reflejarlo través de su Instagram: subió varias fotos el 15 de julio, en el estadio Mineirao, en Belo Horizonte, la tarde en la que un agónico gol de Messi destrabó un partido muy cerrado con Irán. Y la otra curiosidad de este grupo es el defensor Nehuén Pérez, de 20 años, ex Argentinos, hoy en Atlético de Madrid y próximo a ser cedido a Granada. ¿Cuál es la particularidad? Viajó a Rusia 2018 como sparring del contingente, fue un testigo directo del derrumbe.
El mismo Mundial 2014 que Salvio vivió como hincha, pero en Brasil, Lautaro Martínez lo siguió desde la pensión ‘Tita’ Mattiussi. Justo ese torneo, por lesión, se lo perdió el futbolista que siempre admiró: el colombiano Radamel Falcao. El ‘Toro’ había llegado ese año desde Bahía Blanca a la concentración juvenil de Racing, y para la final de la Copa se reunieron todos los chicos frente al televisor. Una imagen de entonces se viralizó con el rostro de Lautaro pintado de albiceleste. El goleador estaba en sexta división y muy poco después su carrera tomaría propulsión: al año siguiente debutaría en Primera y en 2018 hasta integró la pre-selección de Jorge Sampaoli.
Gonzalo Montiel es fanático de River. Su segundo nombre, Ariel, no es casual. Es un homenaje al ‘Burrito’ Ortega. Durante una infancia muy ajustada en Virrey del Pino, al escurridizo jujeño no alcanzó a verlo en los Mundiales porque para Francia 98 apenas Gonzalo andaba por el año y sólo 5 tenía en Corea-Japón. El impacto más grande se lo acercó la Copa de Alemania 2006, y aunque José Pekerman no llevó ningún futbolista del plantel millonario, sí estuvieron Aimar y Saviola, por entonces ídolos del pequeño Montiel. Claro que aparecía alguien más..., un tal Messi, con el que nada menos esta noche compartirá la titularidad.
El mayor del grupo
Franco Armani –el mayor del grupo, nació en octubre de 1986– tuvo muy clara dos cuestiones desde chico: su fanatismo por River y su pasión por el arco. Camino a los 8 años, el primer Mundial que recuerda es Estados Unidos 1994..., y le traería una desilusión. Su jugador favorito era Sergio Goycochea, y aunque no había alcanzado a disfrutar de sus proezas en Italia 90, sí tenía presente la fama de ataja-penales por su protagonismo en la conquista de la Copa América de Ecuador 1993. Por eso su expectativa por verlo a ‘Goyco’ en una Copa del Mundo, pero el técnico de entonces, Alfio Basile, siguió otros planes: cuando casi nadie se lo esperaba, le confió la titularidad a Luis Islas.
Debía esperar otros cuatro años Armani, un nuevo Mundial y, ahora sí, disfrutar de un arquero de River en el arco de la selección. Después de Goycochea, el adolescente Armani había sido atrapado por la figura de Germán Burgos. El cuarto en Casilda estaba empapelado de rojiblanco, repleto de posters de aquel River del 95, 96 y 97 con Crespo y Ortega, con Francescoli y Gallardo, que años después serían sus jefes. Pero en sus relatos de fantasía, Franco se convertía en el ‘Mono’ Burgos. ¿Pero qué pasó en Francia ’98? Passarella eligió a Carlos Roa, otra decepción. ¿Quién sería el próximo arquero de River titular en un Mundial? Él, Armani, en Rusia 2018.
Una lesión de última hora, siempre traicioneras, desafectó a Giovani Lo Celso de esta primera doble fecha por las eliminatorias. Pero es una pieza de la base de Scaloni. Sus recuerdos están atados a su ciudad y a la pasión canalla. "Miraba siempre a Ángel Di María. Yo no tenía ni tengo sus características, pero era mi máximo referente, y en el Mundial de Sudáfrica 2010, el primero de ‘Fideo’, yo lo miraba a él. Ya tenía 14 años y jugaba en las inferiores de Central. En mi puesto puntual, a Riquelme lo admiré siempre y había sido mi favorito en la Copa anterior, en Alemania", detalla el ‘Mono’ Lo Celso, que luego compartiría el plantel en PSG y en la Copa América de Brasil 2019 con Di María.
El ’Papu’ Gómez es de los veteranos de plantel. Pero con sus jóvenes 32 años, probablemente se trate del argentino con mejor actualidad en Europa. Él se atreve a ir bien atrás: "Mi primer recuerdo es de Estados Unidos 1994, no me olvido más de ese penal errado por Baggio que le permitió salir campeón del mundo a Brasil. Yo estaba en la casa de mi abuela, en José C. Paz. Cuatro años después se me vienen a la cabeza los penales del ‘Lechuga’ Roa contra Inglaterra porque después salimos a festejar por las calles de Avellaneda".
Y una historia final con los Simeone. El día que Diego Simeone alcanzó los 100 partidos en la selección –fue el primero en lograrlo–, ingresó en el Monumental con sus hijos Giovanni y Gianluca de la mano. El tercero, Giuliano, todavía no había nacido. La Argentina de Marcelo Bielsa cabalgaba por las eliminatorias rumbo al Mundial de Japón, y esa noche de marzo de 2001 la selección apabulló 5-0 a Venezuela. Gio y Gianluca acompañaron a su padre vestidos exactamente igual. Incluso con el 14 en el dorsal, el emblemático número del ‘Cholo’.
"Fui al Mundial de Japón con la familia, estaba por cumplir 7 años. Me acuerdo de ese tiro libre que nos hizo Suecia..., me acuerdo que yo gritaba que nos habían hecho trampa. Mirá mi desesperación infantil. Cuando terminó el partido me fui llorando, solo, a un baño del estadio, y atrás apareció corriendo mi mamá para consolarme. Lloraba porque mi papá se había quedado afuera del Mundial, y lloraba porque mi papá no iba a estar más en la selección. Yo lo sentía", cuenta Gio. Y así fue, el ‘Cholo’ ya no volvió a la selección. Con ese ardor viven los Simeone estos colores. Su padre jugó tres Copas del Mundo, y Giovanni sueña con llegar a Qatar 2022. Como todos sus compañeros. Como Messi y como los Domínguez, los Pérez, los Martínez y los Rodríguez de la selección. Una generación que creció con los ecos de México 86.
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