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Selección argentina en Qatar 2022: los arbitrajes y las quejas de los rivales por los supuestos “favores” al equipo de Messi
El tema de los arbitrajes siempre resulta polémico; desde la teoría conspirativa de Pepe hasta el desempeño de Mateu Lahoz
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DOHA (Enviado especial).- Lionel Scaloni se lo reclamó a los gritos desde el costado, porque fue absolutamente innecesario. Bruno Petkovic es el atacante que había hecho el gol que sirvió para eliminar a Brasil. Bajó hasta la mitad de la cancha para recibir de espaldas y Cristian Romero lo fue a buscar deliberadamente. Lo embistió desde atrás con violencia. Lo golpeó en la pierna derecha y lo dejó tendido en el suelo. Scaloni se enojó porque el equipo estaba bien parado, y el defensor cordobés podía evitar esa tarjeta amarilla que le sacó el italiano Daniele Orsato. Faltaban algo más de 20 minutos. ¿Para qué complicarse?
Y la respuesta no es sencilla, porque seguramente tiene que ver con las sensaciones de un jugador en pleno desarrollo del juego. Petkovic no es un futbolista talentoso; es más bien lo contrario. Es corpulento, mide 1,93 metro (ocho centímetros más que Romero). En su primera jugada, cuando iban 5 minutos del segundo tiempo, recibió de espaldas contra Otamendi, y se notó que la búsqueda croata iba a ir por ese lado. Tratar de encontrar profundidad con su 9 de área. Nunca lo logró.
Por las dudas, Romero fue a dar un mensaje. A veces el fútbol se trata de eso. Le recordó lo que le podía pasar si la volvía a pedir de espaldas en ese sector. Es riesgoso. El defensor de Tottenham es de los que juegan al límite, como el mismo Otamendi, De Paul, Paredes… En términos que no para todos son bien entendidos, es parte de la personalidad de su juego y de la selección.
“El fútbol se trata de esto, estos partidos se juegan así”, suele decir Scaloni. Una preocupación sobre este equipo era el rigor que los árbitros europeos podían tener con los futbolistas argentinos. Acostumbrados a un ámbito latino más permisivo con el juego físico, sin tener roce internacional contra equipos europeos (y referís) de jerarquía, se temía por ese tipo de sanciones. Pero hasta aquí, el equipo se controló. Sólo dos tarjetas amarillas le mostraron contra Croacia: esa de Romero y otra a Nicolás Otamendi.
Pero como el nuevo sistema de la FIFA, desde hace algunos mundiales, permite que los jugadores se “limpien” a partir de las semifinales, el equipo de Scaloni no tendrá sancionados de cara a la final.
Ocho amonestados tuvo Argentina contra Países Bajos: Romero, Otamendi, Lisandro Martínez, Acuña, Messi, Pezzella, Montiel y Paredes. Eso sí que fue demasiado. El español Mateu Lahoz, en el que probablemente haya sido el arbitraje menos virtuoso del Mundial, dejó hacer y fue el culpable de que todo se complicara. Argentina sólo perdió a dos jugadores por acumulación de amarillas, a los laterales Gonzalo Montiel y Marcos Acuña.
Hay quejas de los adversarios por los arbitrajes. Luka Modric, por ejemplo, comentó: “La Argentina fue mejor, mereció ganar. Pero hay cosas que se deben mencionar. Generalmente no lo hago, porque no me gusta hablar de los árbitros, pero no tengo buena memoria de él (de Daniel Orsato), es de los peores, un desastre. Y el penal no fue. No quiero que se le quite mérito a la Argentina por esto”, repitió.
Hubo momentos tensos, contra los neerlandeses. Y se quejaron algunos jugadores croatas. Hay una estrategia argentina que molesta a los rivales. La selección presiona mucho en el circuito de generación de juego del rival. Sus jugadores están agazapados e tratan de anticipar pases. Muchas veces no llegan a tiempo. Intentar eso es un riesgo que deja espacios para el ataque rival, cuando un futbolista no alcanza a cortar el pase. Entonces los argentinos empujan al jugador que lo dio. De esa manera, no le permite recuperar el terreno vacío para una posible pared. Como la posesión del balón no cambia, los jueces otorgan la norma de ventaja y la falta no se sanciona. Se olvida.
Por este motivo se pudieron ver quejas permanentes de Frenkie De Jong contra De Paul en los cuartos de final, y también de los croatas por acciones similares de Julián Álvarez, Molina y Tagliafico.
La prensa de algunos países europeos empezó a mencionar supuestos favores de los jueces con la Argentina. El periodismo croata, habla de una conspiración: “Miren cómo la FIFA favorece a Messi”, se escribió en el portal Jutarnji. “Si ya decidieron darle el trofeo a Leo Messi, ¡dénselo ya!”, sugiere 24 sata.
Incluso otros jugadores deslizaron la posibilidad de que en todo el torneo exista la intención de favorecer al equipo. “Teníamos la capacidad para ganar esta Copa del Mundo. Después tuvimos la sensación de la arrogancia del equipo arbitral. Argentina será campeona ahora. Nos pusieron cinco árbitros argentinos”, se quejó el defensor Pepe, tras la eliminación de Portugal ante Marruecos.
Hay una curiosidad, que es que los dos partidos más importantes fueron arbitrados por un español y un italiano. Dos árbitros de países que sienten el fútbol de maneras similares a las de nuestro país. Pero es hilar demasiado fino. Cosas que pasan cuando se habla tanto de un mismo tema. Es un buen ejemplo.
¿Ayudaron los árbitros a la selección en este Mundial? De ninguna manera. Hay un momento que es decisivo para contestar eso: los diez minutos de tiempo adicionado que dio Mateu Lahoz y que permitieron el empate de Países Bajos. En un “torneo para la Argentina”, como sugiere Pepe, eso no podría haber pasado. Scaloni y Messi protestaron también por ese arbitraje. Todos se quejan.
Otro tema que se menciona son los cuatro penales sancionados. “¿Acaso la FIFA ha creado una regla para crear penales puramente para Messi?”, se quejó Duncan Castles, periodista de Sunday Times, de Reino Unido. No hubo dudas con los cobrados ante Países Bajos (clara falta a Marcos Acuña) y Croacia (aunque a algunos no les guste la regla, Julián Álvarez llega antes al balón y el arquero croata lo embiste). Los otros dos son más polémicos: agarrón a Paredes contra Arabia Saudita y un golpe involuntario de Szczesny a Messi contra Polonia. Curiosamente, ninguno de los dos sirvió: se perdió el primer partido, y el arquero polaco atajó el segundo.
El equipo argentino había jugado la Copa América de 2021 con un nivel de fiereza y agresividad muy marcado. Hubo varios momentos, en la final contra Brasil por ejemplo, en los que pareció que podía haberse quedado con un jugador menos y no ocurrió.
Esa disposición fue parte del proceso de construcción de la identidad del equipo. Pero no se repitió en lo sucesivo y tampoco se lo vio en este Mundial. Más allá de alguna jugada puntual, no hay acciones violentas de los argentinos ni motivos para señalarlo como un equipo rudo. Tampoco ventajas o favores. A pesar de lo que se diga.
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