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Scaloni: dos decisiones fuertes y una que jamás se animará a tomar
La selección después de un partido que dejó muchas dudas ante Ecuador
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“No lo disfruté nada esta vez. No sé ustedes. Pero ganar así no se disfruta”. Lionel Scaloni sufrió mucho. No lo ocultó. Aparte quedó señalado por el mal partido de la selección ante Ecuador, pese a la clasificación para las semifinales. ¿Por qué no jugó Di María?, ¿por qué salió Lisandro Martínez? Son apenas un par de preguntas. De esas que se hacen los hinchas. Responderlo es algo que, seguramente, no será sencillo. Ni siquiera lo debe ser para el técnico que es vigente campeón de América y del mundo.
Nicolás Otamendi (36 años), Ángel Di María (36) y Lionel Messi (37) son jugadores emblemáticos. Es cierto que los tiempos de caducidad de los deportistas no son los de hace un par de décadas. La prolongación de la vida útil gracias a cuidados y métodos modernos permite disfrutar de esas estrellas más tiempo del habitual.
La presencia de esos tres jugadores, indirectamente, obliga a realizar ajustes. Hay distintos ángulos desde la mirada del entrenador. Por un lado, se valora su aporte y la gratitud por lo que le dieron. Eso será eterno. Por el otro, eso lo obliga a convertirse en un incómodo equilibrista entre el respeto por los ídolos y las necesidades reales del equipo. Hoy. Ahora mismo.
En ese complejo lugar se encuentra hoy Lionel Scaloni. Puede ser diplomático y sereno en las conferencias de prensa y entrevistas. Puertas adentro, es el que debe ejecutar. Y en este torneo en particular, la toma de decisiones se puede simplificar en esas tres personas. Es posible que hoy se sienta acorralado por las decisiones que tienen nombre y apellido.
Nicolás Otamendi
El caudillo del equipo, uno de los tres mejores del Mundial (menos en la final) junto con Messi y Emiliano Martínez. Su presencia fue siempre positiva por el liderazgo, la contundencia en el mano a mano y el gran juego aéreo. El tiempo pasa.
En otro momento, sacarlo del equipo hubiera sido un escándalo. Hoy, la noticia, si bien sorprendió, transcurrió con naturalidad porque los antecedentes inmediatos de Scaloni son inmejorables. Además, Lisandro Martínez es rápido, implacable y tiene similares dotes de caudillaje.
La decisión no era para nada fácil. Fue una declaración de principios respecto de la competitividad. Pero los argumentos previos eran válidos y quedaron confirmados en estos cuatro partidos.
Si Lisandro hubiera fallado, la posición del DT podía haber quedado en jaque. Pero fue de los mejores. Y no solo eso, con su gol ante Ecuador cubrió una cuota que el equipo había perdido por completo desde que salió Otamendi: anotar en acción de pelota parada.
El otro dato que lo avala fue la primera jugada de Otamendi en el match de cuartos de final. Frío (y sin los reflejos de la juventud) quedó desorientado ante el primer quiebre de cintura de John Yeboah en el momento en el que salió a cortarlo cerca de la media cancha. El atacante ecuatoriano avanzó por el centro con enorme peligro y se generó un tiro libre frente al área.
Las razones de la salida de Lisandro Martínez por Otamendi no fueron explicadas. No es descabello suponer que, después de un año complejo con las lesiones y con mucha inactividad, tres partidos en 10 días pesaron sobre el defensor de Manchester United, que necesitaba un descanso.
Más allá de eso, la primera jugada le dejó dos sensaciones claras a Scaloni. En lo inmediato, habrá sufrido por el riesgo corrido. En su interior, habrá tenido la tranquilidad de espíritu de saber que no se equivocó con su determinación.
Tomó una decisión y acertó.
Ángel Di María
Vaya relación que tiene el DT con el futbolista que acaba de dejar Benfica. No lo quiso en el arranque, no estuvo en varias convocatorias y se pensó que era el símbolo elegido para el recambio.
Di María tuvo que reclamar públicamente en entrevistas para “exigir” su regreso. Algo que bien merecía por su rendimiento.
El mismo Scaloni contó que lloraron varias veces cuando hablaron de su vínculo con la selección. Los goles en tres finales consecutivas eliminan cualquier otro análisis sobre su rendimiento entre 2021 y 2022.
Di María anunció que éste será su torneo de despedida. Y, sin saberlo, a punto estuvo de ser el encuentro con Perú el último de su carrera con la celeste y blanca. Porque el técnico lo excluyó de la formación en los cuartos de final. Y si Emiliano Martínez no obraba otra de sus apariciones como súper héroe, su despedida podía haber sido doblemente amarga: eliminado y sin jugar ni un minuto.
¿Por qué no jugó Di María contra Ecuador? Aquí la explicación tiene muchas variantes. Y está involucrado Lionel Messi.
La presión del equipo en la recuperación es una de las claves de este seleccionado. Messi supo hacer ese trabajo en su mejor época. Ya no. Di María, que “siente” más esa función, lo hace mejor, pero con las lógicas mermas de intensidad por su edad. El mismo entrenador argentino lo explicó: “Lo hablé con él. No es un jugador para que tenga que correr atrás de los ecuatorianos, que son veloces. ¿A quién no le gusta ver a Di María? Pero el partido estaba complejo. No es fácil”.
Hay una frase de Simeone que suele repetirse en estas ocasiones. Palabras más o menos, dice: “Si jugás con uno que no corre, das ventajas, pero podés permitirlo. Si tenés dos que no corren, no podés competir”.
La ventaja que tiene la selección es que sus dos centrodelanteros son jugadores que presionan y corren muchísimo para defender. Julián Álvarez, con algo más de dinámica que Lautaro Martínez, que es un 9 más clásico.
Entonces el técnico optó por Nicolás González. El mediocampista de Fiorentina es el típico jugador que se convierte rápidamente en una debilidad para los coaches. Puede jugar en el medio o retroceder, como ante Ecuador, para jugar de lateral izquierdo, y que Tagliafico se cierre como zaguero para armar rápidamente una línea de cinco atrás. Es obediente tácticamente y nunca deja de correr, de esforzarse. Como contrapartida, su presencia le quita precisión al juego del mediocampo. Y aunque aparece mucho en posiciones de ataque, no suele distinguirse por sus decisiones acertadas en la lectura de juego. Más de una vez sus compañeros gesticularon ampulosamente para señalarle con enfado sus desaciertos en la elección de jugadas y malas definiciones.
Scaloni sabe que el desafío físico irá en aumento en el torneo. Eligió al obrero, se privó del juego.
Tomó una decisión y aún no sabe si será la correcta.
Lionel Messi
El tema más difícil de abordar. Decir algo que no sea positivo del capitán sería una herejía. Su estado físico lo condicionó claramente. Aunque Scaloni lo desmintió. “No se notó para nada. Jugó como el resto del equipo. Somos un equipo. Si el equipo juega bien, él juega bien. Le fui preguntando y cada vez que le pregunté me dijo que estaba bien”, fue su evasiva respuesta cuando le dijeron que el capitán no estaba en forma y que por eso no había participado del juego.
Es cierto: Messi aún lesionado puede ser el futbolista más inteligente de la selección. El que ecualiza los sonidos en el ambiente cuando el juego provoca ruidos y no fluye. Limpia el panorama, le ofrece armonía y claridad al ataque.
Pero ante Ecuador eso apenas ocurrió en un par de jugadas en el arranque del segundo tiempo. Después, como el ritmo lo imponía el rival, ni siquiera entró en contacto con el balón.
Ahora bien: ¿Quién se anima a decirle a Messi que debe salir? Ni siquiera Louis van Gaal después de verlo hacer el Topo Gigio lo reemplazaría. Entonces todo depende del capitán. Se lo ha ganado. Aunque eso no significa que siempre será positivo para la selección. Scaloni lo sabe, pero no significa que pueda hacer algo al respecto.
No puede tomar ninguna decisión. Aunque más tarde, y con los resultados puestos, alguien pueda señalárselo como un error... o como el mayor de sus aciertos.
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