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Independiente empató con Santos y se clasificó a cuartos de final en un partido que se suspendió por incidentes
SAN PABLO.– Las advertencias que enmascaraban amenazas, sutiles y no tanto, fueron la constante antes del partido entre Santos e Independiente, en el estadio Pacaembú, por los octavos de final de la Copa Libertadores. El clima estaba enrarecido desde horas antes, no sólo por el fallo que decidiría si el club brasileño era sancionado por la inclusión irregular de Carlos Sánchez, sino también por las indicaciones oficiales que llegaron desde Avellaneda para que los hinchas del Rojo evitasen gestos racistas, algo que no cayó muy bien entre los locales.
A un par de kilómetros de la plaza Charles Miller, corazón de la concentración de santistas en la previa al partido, algunos torcedores destacaban "el coraje" de los hinchas de Independiente de viajar para un cruce como este. En realidad, marcaban el terreno como zona de peligro para los argentinos que llegaron al mítico estadio paulista. Y vaya si lo sería.
Horas antes del partido, se registraron algunos incidentes. Un anticipo de lo que sería el desenlace del partido, suspendido a nueve minutos del final. Mientras hacían fila para ingresar al estadio, un grupo de hinchas de Independiente fue agredido por una fracción de la torcida organizada (barrabrava) de Santos, que les tendió una emboscada aprovechándose de la impericia de la policía local que, según testimonios de los propios fanáticos del Rojo, "liberó la zona" para que los violentos se despachasen a gusto. Un par de heridos por arma blanca fue el saldo. Casi un milagro que las consecuencias no hayan sido peores.
Ya en las puertas del estadio, los fanáticos del Peixe desplegaban una inmensa fiesta, con fuegos artificiales incluidos. Una especie de banderazo improvisado. La mayoría de los cánticos, sin embargo, no estaban destinados a apoyar al equipo y sí tenían como blanco a la Conmebol, tildando a la entidad de "ladrones", ya conocedores del fallo que le daba el partido de ida a Independiente, por 3 a 0.
Entre los locales, el sentimiento era único. "Estoy con rabia, mucha rabia. La Conmebol, desde un escritorio, nos puso contra las cuerdas. Vamos a hacer la fiesta igual, pero sintiendo que nos robaron", decía Gustavo, un hincha de Santos que reside en el barrio de Higienópolis, a pocas cuadras del estadio. "Los partidos se ganan en la cancha. Si no, que hagan un campeonato de abogados", agregó.
Un poco más nervioso estaba Gilmar, otro santista que vive y trabaja en San Pablo. "El problema es que, por culpa de la Conmebol, tal vez lo terminen pagando los hinchas argentinos que vienen acá", sostuvo.
Dentro del estadio Pacaembú, casa tradicional y querida de Santos cuando no actúa en Vila Belmiro, los hinchas de Independiente, amontonados en uno de los codos y muy custodiados, recibían todas las miradas, además varios insultos y gestos, claro está. Las amenazas se multiplicaban, los del Rojo respondían.
Silbidos cuando el equipo de Ariel Holan salió a la cancha. Silbidos multiplicados, abucheos y todo tipo de gestos cuando los jugadores visitantes decidieron saludar a los cuatro costados del estadio, como forma de respeto. Nadie los respetó, ni un único aplauso.
Mientras ambos equipos se disponían a empezar el juego, después de tantas palabras, algunos incidentes y muchas amenazas, comenzó a bajar un canto irónico de los hinchas de Independiente. "¡Sáaanchez, Sáaanchez!", refiriéndose al ex-River, protagonista principal de la decisión que encendió la mecha. "¡U-ru-gua-yo! ¡U-ru-gua-yo!", de nuevo. Los hinchas de Santos respondieron con la misma fórmula, pero en este caso mostrando su apoyo al jugador.
Durante el juego, cada pelota dividida parecía la última, al menos en las tribunas. Los santistas lo vivieron como una batalla, querían empujar a su equipo hacia una gesta histórica. Eso no sucedió, ni cerca estuvo de suceder, en realidad. El final estaba casi cantado. Una bomba de estruendo que cayó cerca de los suplentes de Independiente dio paso a otras bombas, la invitación al caos.
En medio de la agitación, varios hinchas de Santos intentaron invadir el campo, llevándose una paliza por parte de la policía que los esperaba del otro lado del alambrado. Más bombas. Otra vez, corridas en las tribunas. Enfrentamientos entre la policía y la organizada santista.
En otro sector, las butacas del Pacaembú eran arrancadas y volaban hacia el campo de juego. Mientras tanto, los jugadores de Independiente se retiraban, con el partido ya suspendido y la clasificación a los cuartos de final. Seguían las peleas entre hinchas locales y policía, cuando los helicópteros de la policía sobrevolaban el estadio.
De a poco el estadio se fue vaciando y, por primera vez, la calma pareció tener un espacio en la tensa noche paulista. Ya no había más bombas ni peleas, y sí un grupo de hinchas de Independiente que no paraba de cantar esperando su turno de salir del estadio.
En la próxima etapa, los Rojos se enfrentarán al ganador de la serie entre Racing y River.
El penal que Vanderlei le atajó a Meza
¡VANDERLEI LE ATAJÓ EL PENAL A MEZA!#LibertadoresxFOX | El arquero tapó el remate y mantuvo con vida a Santos ante Independiente. pic.twitter.com/Mgombzfd6Y&— FOX Sports Argentina (@FOXSportsArg) 28 de agosto de 2018
Incidentes en el final del partido
SIGUEN LOS DISTURBIOS#LibertadoresxFOX Hinchas ingresan al campo de juego, hay empujones, corridas. Cuca y los jugadores de Santos intentan separar pic.twitter.com/W3StvqbDli&— FOX Sports Argentina (@FOXSportsArg) 29 de agosto de 2018
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