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Santiago Simón, la carta más sorpresiva de Gallardo en River: “Me cuesta darme cuenta del lugar en el que estoy”
Aquel chico que miraba a Exequiel Palacios en las categorías menores y ahora admira a Kevin De Bruyne, es titular en el equipo del Muñeco y en 2022 quiere pulir su juego
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En tan solo un año la vida de Santiago Simón dio un giro impactante. En el inicio de 2020 pasó de la quinta división a la reserva, atravesó el parate por la pandemia entrenando por Zoom y, al volver, en noviembre se presentó en la primera de River con 18 años. Desde ese partido inicial en Banfield hasta septiembre de 2021 solo sumó 271 minutos repartidos en seis juegos aislados. Hasta que en los últimos cuatro meses del año llegó la consolidación: titular, figura, campeón y convocado a la selección mayor. Hoy lleva 25 partidos oficiales (18 de titular) con tres asistencias y juega como si tuviera una tonelada de años encima. Con personalidad, técnica, despliegue y versatilidad, el volante derecho se asentó a los 19 años como una pieza central en el River de Gallardo. Y hoy sueña con poder sostenerse en un 2022 que promete mucha acción.
Pese al frenesí, Simón piensa con los pies sobre la tierra. No se deja llevar por los flashes. Sonríe cuando habla de su mamá María Elena, su gran sostén y con quien todavía convive. Disfruta pasar el tiempo con su novia y sus amigos. E intenta no llenarse la cabeza, aunque recuerda que está viviendo lo que siempre soñó desde que comenzó a los cuatro años en el baby de la Cooperativa de Tortuguitas. A los 10 llegó a Núñez en 2013 sin haber jugado nunca en cancha de once. Hizo todo el proceso de inferiores, se pulió en las selecciones juveniles y aterrizó de forma inesperada en la primera bajo el ala de Gallardo, su padre futbolístico.
“Se me dio todo muy rápido. Me sorprendió, pero traté de dar siempre lo mejor para seguir teniendo minutos y sostenerme en el equipo. Yo me siento muy bien y desde el primer día el grupo me recibió muy bien. Te integran muy rápido y te hacen disfrutar cada momento. Aprendés de todos también”, cuenta Simón en diálogo con LA NACION. Aquel chico que miraba a Exequiel Palacios en las categorías menores y ahora admira a Kevin De Bruyne, hoy es titular y quiere pulir su juego mientras los hinchas lo adoran y le transmiten constantemente el deseo de seguir viéndolo de arranque en el Monumental.
-¿Cuándo hiciste un clic para sentir que podías ganarte un lugar?
-Creo que después del partido con Boca me empecé a sentir con mucha más confianza y veía que podía estar a la altura. Me sorprendió jugar el clásico y me puso muy contento porque tenía muchas ganas de estar.
-¿Cómo te enteraste que ibas a jugar?
-El día anterior en la práctica, cuando paró el equipo, supe que iba a jugar. Yo creía que no me iba a tocar. Los dos partidos anteriores había jugado, pero con Arsenal de lateral y con Central Córdoba de volante. Venía el clásico y no sabía si iba a jugar porque no tenía continuidad. Y terminó siendo mi primer partido con la gente. Lo estaba esperando con muchas ansias, lo disfruté mucho y por suerte pudimos ganar.
-¿Qué creés que le aportás al equipo?
-Soy un jugador que intenta darle dinámica al juego colectivo y profundidad por las bandas. Gallardo nos pide siempre que sepamos encontrar bien los espacios y saber cuándo ir y cuándo acercarnos a buscar la pelota. La realidad es que me siento muy bien con todos mis compañeros. Nos entendemos dentro de la cancha y nos llevamos muy bien afuera. Eso suma mucho.
-¿Y qué sentís que tenés que seguir mejorando?
-Tengo que trabajar en la finalización de las jugadas y darle un poco más intensidad a mi juego. Y también aprovechar a patear un poco más. Las ganas de hacer un gol siempre están. Estuve cerca con Boca, hubiese sido lindo hacerlo en el clásico. Pero ya va a llegar.
-¿Qué tiene el Muñeco de diferente?
-Gallardo te dice algo y se lo creés. Sabés que es así. Es muy convincente. Todo lo que te dice, lo tomás. Cuando nos marca algo que cree que va a pasar en el partido, termina pasando. Es así. Y todas las ayudas que te da, después te sirven.
-¿Él te comunicó tu primera convocatoria en 2020?
-Sí. Yo venía entrenando con la Reserva y, a veces, nos llamaban si faltaba alguno para los entrenamientos con la primera. Justo esa semana había participado de un reducido y me había ido bastante bien. Me dijeron que fuera al otro día de nuevo y ese mismo día salía la citación. Terminó la práctica, volví a mi casa y nadie me dijo nada. Así que yo creía que ya estaba, que no iba a jugar. Pero esa tarde estaba en casa y me llegó un mensaje de Marcelo preguntándome si me podía llamar. Me llamó y me comentó que me iba a convocar.
-¿Cuál fue tu primera reacción?
-Corté y nos abrazamos con mi mamá. Estábamos los dos muy emocionados y contentos. Yo no lo podía creer. Y mucho menos cuando me tocó entrar…
-¿Dónde está esa camiseta del partido con Banfield?
-La tengo colgada en un cuadrito en mi habitación, je. No la muevo de ahí.
-¿Te costó asimilar todo lo que viviste en poco tiempo?
-Fue todo muy rápido, pero trato de no pensar mucho. Y hasta te digo que me cuesta darme cuenta en el lugar en el que estoy. Creo que lo mejor es ir viviéndolo día a día, dándolo todo y entrenando a full. Y cuando lo necesito me amparo en mi familia, mi novia y mis compañeros. Ellos me aconsejan y me acompañan. Disfruto pasar el tiempo con ellos. Son todos fanáticos y van a la cancha. Están muy felices.
-¿Y en el plantel quién te ayudó o aconsejó cuando empezaste?
-Zucu (Bruno Zuculini). Él siempre el primer día se acerca para hablarte y ayudarte. Lo hace con todos. Es una persona muy importante.
-¿Qué representa para vos el lugar que tenés hoy?
-Es un orgullo enorme para mí y para toda mi familia poder vestir la camiseta de River. Siempre soñé con estar acá y quiero disfrutarlo al 100%. Este es un club en el que uno debe trabajar y esforzarse, pero la pasamos muy bien. Hay un grupo muy lindo y te da aún más ganas de seguir.
-En noviembre te citaron a la selección mayor. ¿Cómo te enteraste?
-Cuando salió la lista en Twitter. Fue muy loco. Me había contactado un chico que trabaja en la AFA, que yo conocía de la Sub 17, porque no tenían mi número y me comentó que me iban a llamar más tarde. Pero al final no me llamaron y me terminé enterando porque me empezó a explotar el teléfono. Me escribió mucha gente. Fue una locura. No lo veía venir en ningún momento, me sorprendió mucho.
-¿Cómo viviste esa semana en el predio de la AFA?
-Y… no podía creer que estaba ahí. Lo disfruté mucho. Aproveché para mirar a todos los compañeros y aprender de ellos porque tienen muchísima calidad. Sabíamos que era difícil poder jugar, pero fue muy lindo estar ahí acompañando.
-¿Pudiste hablar con Scaloni?
-Sí, el último día hablamos con todo el cuerpo técnico. Nos dijeron que estaban muy contentos con nuestro rendimiento en los entrenamientos, que nos iban a seguir mirando y que le siguiéramos esforzándonos para volver.
-Sacando a Messi, ¿qué jugador te impactó?
-El Cuti Romero. Es muy, muy bueno. Me encanta la forma que tiene de defender y de jugar.
-¿Cuánto te ayudó el proceso de selecciones juveniles?
-Yo había hecho Sub 17 y también había arrancado el Sub 20 que se suspendió. Eso me sirvió para mi día a día. Tuve de técnico a Pablito Aimar, que siempre te da muchos consejos y a mí me hicieron crecer. Me gusta su trabajo como entrenador y él me dejó una enseñanza puntual que fue muy importante: dar el pase siempre firme para darle más tiempo al compañero al recibir. Eso me sirvió bastante.
-A River llegaste en 2013 con 10 años. ¿Qué recordás de ese momento?
-Estuve una semana entera a prueba. Yo nunca había jugado en cancha de once, solo en baby. Y me mandé porque un amigo me consiguió la prueba. La noche anterior al primer día me costó dormir, no pude. Estaba muy ansioso. Por suerte en la primera práctica hice un gol y jugué bien. Tuve que ir toda esa semana, hicimos varios partidos y tuve muchas charlas porque debía cambiarme de colegio por los horarios . Yo tenía doble escolaridad, pero hice todo para quedarme en el club.
-¿Cómo era esa rutina?
-Iba y volvía en tren desde mi casa al club. Me levantaba a las cinco de la mañana, era bastante duro. Tenía una hora y veinte de ida y una hora y veinte de vuelta. A la tarde iba al colegio. Pero me encontré con un gran grupo. Era una categoría muy linda. Salimos campeones en octava con el Tapón Gordillo y nos llevábamos muy bien.
-¿En algún momento te costó asentarte?
-Sí, yo en novena no tenía lugar. No jugaba ni en AFA ni en Liga. Hasta que llegando a fin de año empecé a jugar más. Estaba un poco bajoneado. Pero en el fondo sabía que podía ganarme el lugar. Le seguí metiendo hasta conseguirlo.
-¿Pudiste terminar el secundario?
-Sí. Me tuve que cambiar cuatro o cinco veces de colegio por diferentes circunstancias. Pero lo pude terminar y ahora quiero ver qué puedo estudiar. Tengo una buena base de inglés porque iba a un colegio bilingüe, así que podría seguir con eso porque me gusta.
-¿Y ahora qué sueños tenés por delante?
-A corto plazo sueño con ganarme un lugar en el equipo para este año y poder conseguir la Copa Libertadores que es lo que todos queremos. Y a largo plazo sueño con jugar en la selección y poder ganar un Mundial.
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