San Lorenzo - Atlético Tucumán, por la Copa de la Liga: en la semana de su cumpleaños número 114, el Ciclón se llevó una nueva decepción

En la semana de su cumpleaños número 114, el Ciclón se llevó una nueva decepción. Pasó más de la mitad de la Copa de la Liga y su bajo vuelo lo pone más cerca de los empates que de los triunfos. Es lo que ocurrió en el 1-1 frente a Atlético Tucumán (goles de Ricardo Centurión y Ramiro Carrera). La igualdad reflejó el flojo desempeño y dejó traslucir la actualidad de los dos equipos. Y en un cruce de dos clubes con demasiadas necesidades y urgencias, el resultado les dejó a los hinchas azulgranas la sensación de que el equipo se aleja cada vez más de la zona de clasificación. Dolió, además, porque el éxito se escapó en los últimos minutos.

Pedro Troglio precisaba una victoria imperiosa para fortalecer su ciclo. Hasta aquí, el Ciclón había conseguido su único éxito sobre Talleres, en Córdoba, por 1 a 0. De ahí el descreimiento de los hinchas, que volvieron a protestar contra los dirigentes tras este nuevo empate. Del lado visitante la realidad tampoco es demasiado auspiciosa. En la Copa de la Liga, Atlético sólo venció a Patronato y sumaba tres derrotas en fila (Newell’s, Racing y Central Córdoba, de Santiago del Estero). Y por la forma en la que llegó, esta igualdad le cayó como un soplo de aire fresco.

El técnico azulgrana introdujo algunos cambios, fundamentalmente por algunas lesiones que arrastra el plantel. Primero, dejó el 4-2-3-1 para pasar a un 4-4-2 más clásico. Ante las bajas de Gino Peruzzi y Ezequiel Cerutti, Troglio improvisó en el lateral derecho con Jalil Elías, quien supo jugar en esa zona en Godoy Cruz. Después, el DT buscó algo más de peso ofensivo. El Ciclón presenta una particularidad: en las ocho fechas que disputó, sólo suma seis goles y ninguno de ellos por obra de un delantero (Agustín Martegani, Cristian Zapata, Alexis Soto -en contra-, Yeison Gordillo y Centurión en dos ocasiones). Por eso apostó por el ingreso de Adam Bareiro para acompañar en la delantera a “Uvita” Fernández.

Los dirigidos por Troglio asumieron la iniciativa del encuentro y San Lorenzo empezó volcado totalmente en el campo de su rival. Como muestra vale apuntar que una combinación entre los delanteros azulgranas, apenas a los 3 minutos, le dio al Ciclón la primera situación de riesgo. Tras el centro desde la izquierda de “Uvita” Fernández, el paraguayo la rozó con su botín derecho y la pelota se fue apenas desviada. Era un aviso. En la jugada siguiente, a los 5, arremetió Martegani, pero Campisi -una de las figuras- alcanzó a manotearla al córner.

Lo mejor del partido

Respondió el Decano a través de un remate de media distancia de Carrera -el mejor jugador del partido- y Sebastián Torrico voló para salvar al Ciclón. Con Centurión demasiado recostado por la derecha, a San Lorenzo le faltaban intérpretes que acompañaran a los de ataque. Eso generaba la ausencia de un conductor futbolístico. Entonces, el equipo caía víctima de la confusión y era presa del enredo.

A partir de ahí la pelota cambiaba de manera constante de dueño, pero nadie lograba entregarle una dirección correcta. Quien más insistía era Bareiro, inquieto, insistente, que chocaba contra la seguridad de Campisi abajo de los tres palos. Demasiado poco para modificar la falta de atractivos en un juego cada vez más anodino. Con pocas luces, que se fueron apagando con el transcurso de los minutos.

Con otra actitud, San Lorenzo se recompuso en el inicio del segundo tiempo. Fue más vertical, se mostró audaz y abrió el marcador a los 3 minutos. Una combinación que terminó con la asistencia de Bareiro para la entrada de Centurión, que tocó la pelota mansa a la red. Un punto a destacar, que cambió la fisonomía del Ciclón: “Ricky” se despegó del sector derecho, donde lucía atado, y jugó más libre en el frente de ataque.

Esa situación resultó un estímulo para los azulgranas, aunque el partido se puso espeso y trabado debido a la intensa lluvia. Con pierna fuerte y reacciones que generaron más de un cruce. San Lorenzo, especulativo, se metió más atrás para defender y apostó por algún pelotazo largo. Otra vez Bareiro, de cabeza, tuvo la chance de estirar el marcador.

Y cuando parecía que los tres puntos se quedaban en el Nuevo Gasómetro, Ramiro Carrera, a los 40, puso a celebrar al Decano. Un premio a la actitud de los tucumanos, que nunca bajaron los brazos. Para el Ciclón, el cierre fue de fastidio y desazón.

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