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San Lorenzo y River jugaron un clásico intenso: empataron 1-1 en el Nuevo Gasómetro
Los dos llegaban con seis empates, tres por lado en la competencia doméstica. San Lorenzo imploraba por la primera victoria en el torneo local. Y River , ilusionado tras la estupenda tarea en la Copa Libertadores que se tradujo en goleada sobre Racing. En el Nuevo Gasómetro, ambos protagonizaron un 1-1 entretenido que los deja, claro, con cuatro empates por lado en igual cantidad de presentaciones.
Fueron 15 minutos frenéticos para San Lorenzo. Los cinco previos al comienzo del clásico, por la emotiva recibida que los Matadores de 1968 le dieron al elenco titular de Biaggio en el centro del Nuevo Gasómetro. Un lapso en el que se removieron sentimientos, allí donde se conjugaron pasado y presente. Sergio Villar, José Albrecht, Héctor Veira y Rodolfo Fischer, entre otras glorias de Boedo, mezclados entre abrazos con los futbolistas actuales. Celebraron, claro, el 50º aniversario de la gesta que lograron invictos en el Metropolitano. Y no precisó mucho tiempo el Ciclón para inquietar a River de entrada. A los 3 minutos, Maidana falló un despeje y Blandi le ganó en velocidad. El capitán de San Lorenzo asistió a Reniero, que sacó un zurdazo cruzado que Armani alcanzó a desviar. Antes de los 10, el local llevó peligro nuevamente con Reniero, pero su remate en la boca del arco rebotó en un defensor millonario. Para River no eran buenas noticias en el comienzo, porque al asedio azulgrana le sumó la lesión de Nacho Fernández, que se retiró antes del primer cuarto de hora.
Titubeaba River, con una defensa con escaso anticipo y floja reacción. Estacionado detrás de Blandi, Reniero era quien más daño hacía y se convertía en un dolor de cabeza. Pero duró 15 minutos la presión asfixiante de San Lorenzo. A partir de ahí, entre lujos y asistencias precisas, Quintero empezó a desnudar algunas carencias azulgranas en defensa. El volante cuenta con una cualidad excepcional: la mayoría de las veces va hacia adelante, no solo se caracteriza por el pase filtrado. Y si bien es titular desde hace un puñado de meses, el colombiano se hace un lugar entre los mejores futbolistas de la actualidad argentina.
Resultó Quintero, nomás, quien rompió el maleficio del elenco de Marcelo Gallardo en la Superliga, un certamen en el que contabilizaba 318 minutos sin anotar. A los 40, ideó una verdadera joya con una espectacular acción individual. Encaró al arco aprovechando el callejón que sus compañeros le armaban con diagonales y definió de manera sutil ante Navarro.
Tal vez, fue demasiado premio para River en un primer tiempo parejo, entretenido y con varias situaciones de gol de cada lado, en el que San Lorenzo terminó reclamando una mano de Enzo Perez en el área de Armani que el árbitro Baliño no sancionó. Era un penal que bien podría haber modificado el desarrollo del encuentro.
Pero hay una certeza: luce renovado este River. Un equipo que demostró fortaleza dentro y fuera de la cancha después de la goleada en la Libertadores sobre Racing. Eso le sirve como ratificación de algunas señales dadas en los encuentros anteriores y que ahora lo distancian de aquel equipo que carecía de efectividad en las primeras fechas de la Superliga. Siempre, claro, bien sostenidos por las manos cada vez más seguras de Armani.
En el segundo tiempo, con espacios, River le perdonó la vida al Ciclón. A los 27, Pity Martínez tuvo en sus manos la llave del clásico, pero remató por arriba del travesaño tras una pared con Santos Borré. Enseguida, los 965 minutos invictos de Armani llegaron a su fin. El 1 de la entidad de Núñez alcanzó así el segundo lugar histórico del profesionalismo, sólo detrás de Carlos Barisio, histórico arquero campeón con Ferro a principios de los 80, que llegó a 1075 minutos en 1982. Blandi conectó de cabeza un córner desde la izquierda y marcó la igualdad. Se hizo justicia, con un resultado más acorde al desarrollo del partido. En esos minutos, la dinámica de los volantes de San Lorenzo, sumada a la creatividad del resto, fue demasiado para los estáticos mediocampistas de River, que en ese lapso fue un manojo de nervios. El equipo nunca asimiló ese cachetazo aun con tiempo para reaccionar.
El Ciclón, por su parte, sigue sin jugar bien. Tan cierto como que exhibe otra figura, con enjundia, y tuvo audacia para buscar el empate en un escenario que siempre le fue difícil contra los millonarios. Para los de Biaggio pasaron otros 90 minutos que se tradujeron en un resultado algo más alentador que las tres igualdades anteriores en la Superliga. Sin Fernando Belluschi -su futbolista más determinante- desde marzo, mostró mayor asociación y paciencia. Su gente se lo valoró con aplausos.
A San Lorenzo se nota que le hace falta algo más que un golpe de efecto, como pudo ser la buena victoria sobre Nacional de Uruguay en la Copa Sudamericana. Tal vez lo consiguió ayer en la helada noche del Bajo Flores. No festejó, pero sonrió. Algo parece claro: se mira al espejo y ve que su aspecto está mejorado.
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