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San Lorenzo - River, por la Copa de la Liga: el Millonario volvió a vencer (y convencer) con sus armas de siempre
El equipo de Gallardo se impuso 1-0 con gol de Paulo Díaz; los dirigidos por Pedro Troglio, en cambio, siguen sin conocer la victoria en el campeonato; el árbitro anuló mal un gol de Zapata sobre el final
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Las diferencias proceden de dos destinos: de la coyuntura y del pasado. Y si encima todas se inclinan para el mismo lado, cualquier pulseada se evapora de un plumazo. Como sucedió en este nuevo clásico, en el Nuevo Gasómetro. River fue superior a San Lorenzo, esencialmente en el primer tiempo, y con el 1-0 regresó al triunfo después de aquellos dos puntos que se le habían esfumado de local ante Racing. El equipo de Pedro Troglio, en cambio, sigue sin conocer la victoria. Y la mueca de preocupación cada vez crece más. Por lo que dice el pasado, ese recorrido vacío de juego; y por lo que dice el presente, esta coyuntura que lo volvió a exponer como un equipo sin acción. Y lo que es peor, sin reacción.
Más allá de la estrechez que indicó finalmente la chapa del resultado, River estableció distancias en todos los sectores sobre su anfitrión. Desde el inicio, cuando tuvo que salir a la cancha sin Julián Álvarez, hasta el final, cuando debió aguantar la desordenada presión rival, el conjunto de Marcelo Gallardo supo cómo diferenciarse. Sin haber llegado a encender todos esos argumentos que viene desparramando año tras año en cuanto al funcionamiento, más allá de los intérpretes de turno, River se las arregló para volver a vencer. Y convencer.
“Mis compañeros me ayudan, el cuerpo técnico también con la confianza que me da, por eso estoy feliz, y encontrando continuidad”, dijo Enzo Fernández, eje esencial en el sector central. Precisamente su lucidez, más las proyecciones de Milton Casco y los consecuentes revolcones de Sebastián Torrico fueron postales inequívocas de un primer tiempo en el que los unos y los otros mostraron los mismos semblantes que vienen exhibiendo torneo tras torneo. River (63% de posesión en aquellos primeros 45 minutos) y sus ideas claras; San Lorenzo y su blanca palidez. Por eso no extrañó siquiera que Armani neutralizara el penal ante “Uvita” Fernández. El delantero perdió tiempo y energía en discutir con Centurión por la ejecución. ¿Troglio no designa a los pateadores?
Lo mejor del partido
River, además del contratiempo de último momento por el cambio obligado de Braian Romero por Julián Álvarez (con dolor de cabeza y mareos), presentó otras tres variantes respecto de la formación inicial ante Racing: Casco por Elías Gómez, Bruno Zuculini por Enzo Pérez y Agustín Palavecino por Nicolás De la Cruz. San Lorenzo salió con los mismos once que habían arrancado contra Argentinos.
Cuando emergió Armani para atajar el penal, River ya había avisado con un disparo de Romero en el poste derecho (gran pase de Enzo Fernández) y un cabezazo también de Romero (luego de un centro de Casco) que alcanzó a desviar Torrico. Después volvió a escalar Casco, cedió a Enzo Fernández y su remate dio en la base del poste derecho de Torrico. Enseguida llegó Barco; Torrico al córner; y del tiro de esquina llegó el 1-0 a través del cabezazo de Paulo Díaz. Estaba para el nocaut San Lorenzo en el epílogo del primer tiempo, pero otra vez apareció Torrico y evitó el gol de Enzo Fernández. El clásico era todo de River. En el Nuevo Gasómetro no había equivalencias.
El planteo de Troglio mostraba un 4-2-3-1 en el que no podía hacer pie Agustín Martegani. El volante de 21 años, de lo mejor que ha mostrado San Lorenzo en este campeonato, también se perdía entre la neblina del mediocampo. Él y Yeison Gordillo dejaban huecos a sus espaldas, San Lorenzo se estiraba y River por ahí abría heridas a partir del talento de Enzo Fernández. Claro, luego, empujado por la necesidad, San Lorenzo trató de merodear los dominios de Armani.
Pero no hubo caso. Gallardo metió a Juan Fernando Quintero, después puso a Matías Suárez, que volvió a jugar después de cinco meses. Su último partido había sido el superclásico del 3 de octubre. Desde entonces la sinovitis en la rodilla derecha lo había marginado de las canchas. Más tarde ingresó Paradela. Troglio fue cambiando y cambiando, y en ese contexto de apuro y confusión, el local pasó a jugar más tiempo en campo de River. Pero lo hizo sin luces, con una postura desvencijada que no alteró el tablero. Sobre la hora el árbitro Fernando Espinoza le anuló mal un gol a San Lorenzo porque vio una carga de Blandi contra Armani que no existió.
Esa jugada fue la síntesis de la búsqueda postrera del local: centros y más centros a ver qué pasaba. Ni una maniobra colectiva con el debido proceso de elaboración construyó San Lorenzo. River fue mucho más en la primera parte y después, con poco, le alcanzó para sostener la diferencia y abrazar de nuevo a la victoria.
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