Un piloto de tormentas, un entrenador que sabe de la lucha, el sacrificio, la batalla que una persona tiene que dar más allá de un partido de fútbol. Miguel Ángel Russo se reinventa y alumbra a los clubes que caminan a tientas, en la oscuridad. En San Lorenzo cumple su segundo ciclo y el inicio del torneo Apertura refleja lo que contagia: experiencia para transmitir serenidad, orden, y confianza a futbolistas que se ofrecían un semestre atrás desalentados y ahora se sienten protegidos, destacados, valorados. El Ciclón repitió la formación, respecto al estreno, y también a quien fue la llave del gol: Andrés Vombergar, saltando desde el banco de los suplentes, abrió el camino para la victoria con Talleres (1-0) y cuatro días más tarde martilló para que los azulgranas tomaran la ventaja para derrotar 2 a 0 a Gimnasia y Esgrima La Plata. Con puntaje ideal, el equipo anula las múltiples situaciones de desborde que desanda la institución que en 90 minutos y en una cancha logra apagar las llamas que recrudecen cuando deja de rodar la pelota.