San Lorenzo frente a Estudiantes: la usina de los Romero y el primer triunfo con Mariano Soso como DT

Ganar, porque lo obligaba su historia. Y porque el margen de equivocación era mínimo para San Lorenzo si aspiraba a avanzar en la nueva Copa Liga Profesional. Y el Ciclón sonrió tras el 2-0 sobre Estudiantes de La Plata. En la segunda jornada correspondiente a la zona 5, Mariano Peralta Bauer y Ángel Romero le dieron a Mariano Soso su primer triunfo como DT azulgrana.

El Nuevo Gasómetro recibió un partido de fútbol oficial tras 244 días. El recuerdo, difuso, lejano, trae a la memoria un éxito por 4-3 de San Lorenzo contra Lanús en la última fecha de la extinta Superliga (8 de marzo). Este sábado las mayores necesidades, lógicamente, estuvieron del lado de San Lorenzo, y Soso, que pregona un fútbol ofensivo, diagramó la misma formación del 0-0 frente a Argentinos. La gran novedad fue la ausencia del histórico Sebastián Torrico en el banco de suplentes: el Cóndor se luxó el hombro derecho y tendrá varios meses afuera.

En las tribunas, lo inusual. Apenas unas cuantas banderas: en los escalones de la popular local desplegaron una gigante con las iniciales del club; a su lado, otra rezaba: "A tanta locura, no hay explicación…". En la platea Sur, una con la leyenda: "Se hizo gloriosa, por la eternidad". Luego, una decena de estandartes más pequeños colgados en los alambrados. Uno resaltaba un pedido especial: "Sí a la ley de rezonificación". La vuelta a Boedo es el viejo anhelo de los hinchas de San Lorenzo.

Entre un juego dividido e imprecisiones de ambos lados, el entusiasmo inicial del partido se desdibujó con el transcurso de los minutos. Apenas un par de arrebatos, hasta que se iluminó uno de los hermanos Romero. Cuando la sociedad entre los paraguayos funcionaba frente a Estudiantes, ellos eran de los pocos que aportaban algo de brillo a un partido deslucido. Son la usina de fútbol del equipo, aun con intermitencias, alternando buenas y malas.

A los 33 minutos, un pase exquisito de zurda de Oscar dejó a Peralta Bauer de cara a Mariano Andújar. El delantero de 22 años definió con tranquilidad, suavemente, y marcó su primer tanto en su segundo encuentro como titular en la primera división. Oriundo de Adrogué, el atacante juega desde los 10 años con la camiseta azulgrana, al igual que su hermano Agustín (defensor en la reserva).

Resultó extraño no escuchar el grito de los hinchas de San Lorenzo cuando el equipo se puso en ventaja por 1-0, la ausencia de aplausos y de papelitos. Apenas el grito de gol de algunos dirigentes que estaban sentados en la platea y la explosión en el banco de suplentes local. Al cabo, era el primer festejo en el incipiente ciclo de Soso. La escenografía en las canchas, lógicamente, es otra. Y habrá que acostumbrarse.

Tras el gol, San Lorenzo se acomodó mejor –básicamente, en campo del rival–, se sintió más fuerte. No siempre lo consiguió, pero insistió con el toque, la circulación y la movilidad. Estudiantes, por su parte, suma urgencias. Potenciado por las frustraciones en el inicio del torneo, las presiones en estos días serán mayores. El interrogante es si se animará a más. Lo mostrado en los primeros compromisos –ambos, como visitante– dejó la impresión de que le cuesta soltarse.

Ahora, el historial es de 183 partidos, con 77 victorias de San Lorenzo, 55 de Estudiantes y 51 empates.

La apuesta del conjunto de Leandro Desábato se redujo a algunos centros para Leandro Díaz y Martín Cauteruccio. Muy poco entregó Estudiantes en el Bajo Flores. De la ambición de los primeros minutos pasó sin intervalo a la confusión y la inexpresividad. Demasiadas ataduras.

En el segundo tiempo el juego volvió a lo discreto; el esfuerzo y la entrega prevalecieron por sobre cualquier otra virtud. En favor de Estudiantes: el ingreso de Darío Sarmiento, de apenas 17 años, aportó otra movilidad al equipo. Los visitantes intentaron llevarse por delante a San Lorenzo, con más fervor que ideas. Pero eso duró un puñado de minutos.

En apenas 60 segundos el partido tomó un rumbo definitivo. Mauricio Guzmán se fue expulsado a los 21 minutos, y de la infracción del jugador pincharrata llegó un tiro libre magistral de Ángel Romero al palo derecho del arco de Andújar.

A partir de entonces el visitante se apagó por completo. Tanto, que del otro lado hubo tiempo para que Soso diera rodaje a los juveniles Alexis Sabella y Matías y Julián Palacios, hermanos. Los Romero tuvieron inteligencia y aptitud para sacar provecho de las desinteligencias defensivas de Estudiantes. Y encontraron los espacios necesarios para rubricar una victoria merecida. Cuando ellos se iluminan, San Lorenzo sonríe.

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