El reto de Jorge Sampaoli: reinventarse como ya lo hicieron Gerardo Martino y Edgardo Bauza

Gorra blanca, remera ajustada y pantalón corto gris. Saluda, se abraza con todos los jugadores, ayudantes y colaboradores de Santos , un gigante de Brasil. Obsesivo, detallista, recupera la esencia de las viejas prácticas que lo lanzaron a la fama mundial, después de Chile y durante Sevilla: un ejército de ensayos audaces en el campo de entrenamiento y renovados esquemas tecnológicos que cada integrante del plantel debe memorizar en los tiempos libres. La primera práctica es una declaración de principios: les muestra la pelota con énfasis –siempre con ella–, grita, gesticula, mueve las manos en exceso y vuelve a tener una planilla, con nombres propios y flechas para arriba, debajo de su brazo izquierdo.

A Jorge Sampaoli , de 58 años, lo adoptan los hinchas de Santos, su nuevo club, en el que arrancó con su estilo la pretemporada, para relanzar su carrera, quebrada por el fracaso –no solo deportivo– en Rusia 2018. Los que lo conocen en la intimidad, aseguran que no se recuperó del golpe sufrido en el Mundial, casi seis meses después. Sin embargo, su regreso al ruedo lo reencuentra con una sonrisa: en su recorrida por el centro deportivo, acompañado por los dirigentes, saluda a cada empleado que se cruza y hasta toma nota de los detalles de la renovada sala de conferencias.

El hombre nacido en Casilda necesita reconstruir su imagen en un club que precisa recuperar el viejo esplendor, lejos de la leyenda de Pelé y, también, de Neymar, con el recuerdo de la exitosa Copa Libertadores 2011. Ese esfuerzo –el de volver a ser– es el eje que identifica a los otros ex conductores del seleccionado, como Gerardo Martino y Edgardo Bauza .

Tata, con una formación agresiva y un trabajo global que excedió el campo de juego, puso al joven Atlanta United en la cúspide de la MLS, el 8 de diciembre pasado, luego de superar por 2 a 0 a Portland Timbers en la final. Encontró su espacio en el mundo –¿será el próximo DT de México, apenas unos kilómetros más abajo en el mapa y lejos de los grandes riesgos?–, luego de su trayectoria en el seleccionado. Las dos finales perdidas de la Copa América contra Chile en 2015 y 2016 marcaron su paso. Tal vez de modo injusto.

Edgardo Bauza apenas duró un suspiro en la selección: así como llegó, salió, con un plantel con más poder y con muy pocos partidos con Leo Messi, de los 8 encuentros que dirigió. Ensayó por Oriente recuperar la sonrisa –cuatro en Emiratos Árabes y tres en Arabia Saudita–, pero la travesía fue frustrante, hasta que surgió Rosario Central. Si para Martino –un viejo amigo– Atlanta fue un destino exótico, en el que forjó una entidad desde el prólogo de su historia, Rosario es parte de la vida de Patón. La consagración en la Copa Argentina –un triunfo por penales frente a Gimnasia LP por 4 a 1, luego del 1-1– el 6 de diciembre, le devolvió brillo a una carrera exitosa. Entró en la historia, como DT y jugador.

Y lo consiguió con su estilo: solidez y laboratorio. Como Martino, como Bauza, Sebastián Beccacece –el ayudante principal de Sampaoli, su otro yo– también encontró su desquite, en el regreso a Defensa y Justicia. No se consagró –la Superliga está en receso– pero el equipo de Defensa y Justicia está segundo, a seis puntos de Racing, el líder, con un partido menos. No sólo es el único invicto: tal vez, es el que mejor juega.

Sin quererlo, Sampaoli se refleja en esos espejos. En el plantel tiene a Fabián Noguera –ex defensor de Banfield y Estudiantes–, a Carlos Sánchez y pretende a Martín Campaña y al chileno Jorge Valdivia. El debut será el 13, en un amistoso contra Corinthians, y el oficial será el 19, ante Ferroviaria, por el Torneo Paulista. Algo así como un volver a empezar...

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