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Sampaoli se está despidiendo, pero el corazón del Sevilla ya le bajó el pulgar al entrenador
Amado por la gente hasta hace unos meses, el DT argentino perdió consideración por cómo manejó su futura salida y el desembarco en el seleccionado nacional; también impactó la baja en el rendimiento del equipo
SEVILLA.– La reunión transcurre como una asamblea informal a la sombra del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. “Si el presidente tuviera lo que hay que tener, al calvo lo pondría ahora mismo en la calle. No se puede reír así de nosotros”, dice, subiendo la voz, José Antonio Herrero, 63 años, casi tantos como tiene de socio del Sevilla FC.
Se niega a llamar a Jorge Sampaoli por su nombre. “Para mí es el calvo, por no decir el traidor”, acota. “¿Pero tú sabes la ruina que puede costar echarlo? Que siga hasta el final de temporada y ya después se va a Argentina”, retruca Domingo Díaz, otro participante de la tertulia de hinchas que se forma a diario alrededor de unos bancos de cemento frente a la puerta 3.
Oírlos es seguir la crónica de un desencanto. Desde hace una semana la mitad de Sevilla , que presume de ser la ciudad más futbolera de España, vive con malestar creciente la novela de la negociación de Sampaoli con la AFA para dirigir a la selección.
La escasa discreción en los contactos, las desmentidas indignadas de Sampaoli y la posterior difusión de imágenes que probaron que el presidente de la AFA, Claudio Tapia, se reunió en Barcelona con Fernando Baredes, abogado del director técnico, precipitaron una crisis incómoda en un club que todavía pelea por terminar la Liga española con puntaje récord en su historia.
“Las formas con las que Sampaoli y la AFA están llevando a cabo este tema no han sentado nada bien al sevillismo y la afición está bastante irritada”, sostuvo esta semana Pablo Blanco, coordinador de la cantera del Sevilla FC y vocero habitual del presidente, Pepe Castro. Auguró incluso que tal vez parte del Pizjuán silbará al argentino en el partido de mañana ante el Granada.
Sonó a una jugada de la dirigencia para encapsular el fastidio popular en el técnico que, aunque no lo admita, prepara las valijas pese a que al contrato que lo une al club hasta 2018. Únicamente el objetivo cercano de terminar el campeonato en los puestos que dan acceso a la Champions League –tercero o cuarto– motiva una suerte de tregua en estas horas.
“A Sampaoli lo han bajado del pedestal. Su mensaje, sumado a los buenos resultados de la primera parte de la temporada, habían entusiasmado a la gente. Ahora los aficionados sienten una doble decepción: por la baja en el juego y por cómo está gestionando su salida”, explicó Francisco José Ortega, redactor jefe de Deportes del Diario de Sevilla.
La prensa, dura
La prensa local reaccionó con fiereza contra Sampaoli después del último partido del equipo, el domingo, en Valencia (un apático 0-0). Dos días antes, el técnico había dicho que toda su atención estaba puesta en el Sevilla y que él no se reuniría ni con su hermano en la previa de un encuentro decisivo. Pasaron unas pocas horas y se filtró la cita Tapia-Baredes. La palabra “engaño” saltó a los títulos de diarios y portales de internet.
Sampaoli argumentó ante los periodistas en Valencia que no le constaba el encuentro y que nadie negocia en su nombre.
“Le está faltando el respeto a una entidad centenaria –lo cuestionó Ramón Román, jefe de Deportes de ABC de Sevilla– que no sólo es la que le paga el sueldo, sino es la que le dio la oportunidad de dar el salto a Europa y ponerse, a su edad, en el escaparate mundial del fútbol.”
Entre los hinchas quedan muchos que lo defienden, pero hay coincidencia al describir que su actitud de los últimos días no estuvo a la altura de la historia del club.
Arturo Zamora, empresario de buenos contactos con la dirigencia sevillista, opinó: “Está ciudad es muy pasional. Puede pasar del amor al odio muy rápido. Y creo que este hombre, que es muy listo, se ha equivocado en el modo de cumplir su sueño legítimo de entrenar a la Argentina”.
Un sector de la prensa insiste en que nada es casual: sostiene que las filtraciones son intencionadas porque Sampaoli y la AFA persiguen una destitución ejemplificadora. Si eso ocurriera, le ahorraría a Tapia pagar la cláusula de 1,5 millones de euros por la rescisión anticipada del contrato a finales de mayo. Castro no pasará por ahí, aseguran en el club. Entre otras cosas porque en ese caso debería pagarle, además, el sueldo del año próximo a Sampaoli.
La discusión prende en los socios. “Echarlo sería un gesto de dignidad, aunque cueste dinero”, decía Alberto Romero, otro de los hinchas que ayer mataba el tiempo frente al Pizjuán, el corazón del distrito de Nervión. “Son seis partidos los que quedan; déjalo que haga su trabajo”, intervino otro de los tertulianos.
A unos pasos de ahí, en la tienda oficial de merchandising del club se exhiben unas camisetas que recuerdan el fervor cercano por el técnico nacido en Casilda. “Sampaolismo: #someteralrival”, se lee debajo de una caricatura del aludido. “La verdad que esa no la piden mucho esta semana”, corrobora una dependienta de sonrisa irónica.
A muchos hinchas los apena la polémica. “Sentimos orgullo por cómo jugó el equipo. Dominamos al Madrid, al Barça, al Atlético. Sampaoli nos dio una identidad y a la larga va a sobrevivir esa imagen”, cree Diego Arenas, comerciante y peñista, de 30 años, que pasó ayer a buscar su entrada para el partido con el Granada.
La racha ganadora –que incluyó triunfos de ida y vuelta al Betis, el enemigo eterno– se cortó en marzo. Sevilla quedó eliminado de Europa y aflojó en la pelea de la Liga española con exhibiciones decepcionantes. Aún así, la ilusión por disputar el tercer lugar con el Atlético de Madrid o al menos sellar el cuarto asegura un Pizjuán lleno en los próximos partidos.
Los flojos resultados recientes abrieron otra grieta: el debate sobre el estilo. Algunos hinchas recuerdan ahora el mote que usaba Carlos Bilardo, viejo conocido del sevillismo, para descalificar a sus enemigos ideológicos (léase, César Luis Menotti). “Rabanito”: el que es rojo sólo por afuera. “Mira que lo he defendido al calvo –insiste el hincha que no pronuncia la palabra Sampaoli–. Me creí lo del amateurismo, el fútbol bonito. Ahora en partidos clave juega sin delanteros y a dar balonazos”. Otro contertulio se suma: “Ya no le creo nada. Para mí ni las gafas que usa son para ver”.
Pega el sol de la tarde. Al más exaltado le dan una palmada en la espalda. “Venga, José. Que ya falta menos para que juegue el Sevilla. El viernes te quiero animando”.
La reunión se disuelve. Queda una pregunta. ¿Qué sienten por Sampaoli? ¿Les queda algo de cariño, respeto? ¿Odio, quizá? Responden dos a coro: “Hombre, no. ¡Odio sólo al Betis!”.
Los medios pegan duro
Ramón Román, jefe de Deportes de ABC de Sevilla
“A nadie se le escapa que lo que merece Sampaoli tras los últimos acontecimientos es una destitución fulminante”
Jesús Alba, columnista de Diario de Sevilla
“Yo desconfiaría del que en verano entrenaba con el móvil en el bolsillo por si lo llamaba quien dijimos; del que pedía que el club corriera con los gastos de mate de su extenso clan (…), del que no contestaba ni a un buenas tardes si no sonaba a Río de la Plata”
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