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Sadio Mané: el milagro senegalés que gambeteó a la pobreza y es campeón de África
Se escapó a Dakar para cumplir el sueño de ser futbolista; allí lo descubrió una delegación de captadores franceses y todo cambió; hoy brilla en Liverpool y en su selección
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En apenas 160 minutos, Sadio Mané cambió la amargura que le generó haber malogrado un penal en el inicio de la final de la Copa Africana de Naciones ante Egipto por la eterna felicidad de sentenciar, también desde los 12 pasos, la primera consagración de Senegal en esta competencia.
Así de cambiante es el fútbol. Con dos remates casi idénticos (fuerte derechazo cruzado) y con casi tres horas de diferencia entre uno y otro. El primero fue desviado con una gran atajada de Mohamed Gabaski, una de las figuras del encuentro decisivo disputado en Yaundé, Camerún. El segundo fue aún más esquinado.
Con mentalidad de hierro, Mané ni se inmutó por la gran ocasión desperdiciada tan temprano. Se dio media vuelta y volvió a posicionarse en el campo. Como si internamente supiera que más tarde tendría revancha. Y ahí sí que no falló.
En lo individual, el balance del torneo fue bueno para él. Autor del único gol de Senegal en la etapa de grupos (en el séptimo minuto de tiempo extra anotó de penal el agónico 1 a 0 sobre Zimbabue en el debut), sufrió con sus compañeros en los apáticos 0 a 0 contra Guinea y Malaui. Con 5 puntos le bastó para ganar el disputado grupo B.
Ya en octavos de final, fue el delantero de Liverpool quien también abrió la cuenta en el 2 a 0 sobre Cabo Verde. Y el que sentenció el 3 a 1 sobre Burkina Faso, que metió a los dirigidos por Aliou Cissé en la final de ayer.
Una historia milagrosa
“Nací en un pueblito de Senegal llamado Bambali. Se me consideraba el mejor jugador del pueblo, pero nadie en mi familia quería que fuera futbolista. Y yo estaba totalmente convencido de que cuando me fuera podría serlo. Lo único que me preocupaba era cómo”, confiesa Sadio en el clip promocional del documental Made in Senegal. Y si bien absolutamente todos sus buenos recuerdos de la infancia los relaciona con el fútbol, hubo un hecho puntual que marcó para siempre su destino.
Cuando tenía 10 años, la selección de su país hizo historia en el Mundial que organizaron de manera conjunta Japón y Corea del Sur en 2002. En el partido inaugural, Senegal derrotó 1 a 0 a Francia, el campeón mundial vigente. El gol de Papa Bouba Diop y la posterior gran campaña del equipo (cayó 1 a 0 ante Turquía, en cuartos de final) le demostraron que a pesar de la dramática pobreza con la que convivía, un futuro mejor era posible con solo proponérselo.
“Fue después de ese Mundial que me decidí a ser cada vez mejor. Pero mi familia tenía otros planes para mí. Recién cuando todo en mi vida giró alrededor del fútbol, empecé a convencerlos para que me dejaran ir a Dakar, la capital de mi país. Mis padres nunca tuvieron dinero para enviarme a la escuela”. Por eso, cada día jugaba a la pelota con amigos. “Veía chicos jugando y me sumaba a sus partidos. Cuando crecía, iba a la cancha. Especialmente cuando jugaba la selección nacional. Quería ver a mis héroes e imaginarme a mí mismo como ellos”, compartió. Y reconoció: “Cuando era joven, solo pensaba en jugar en la Premier League, que veía por televisión. Ese era mi gran sueño”.
Mané pudo continuar su vida sumido en la más absoluta pobreza, y sólo jugando al fútbol por amor a la pelota. Pero ocurrió el milagro: una delegación del Metz pasó por Dakar a reclutar a los jugadores más hábiles. Sadio fue a probarse, sin avisarle a nadie de su familia. Cuando el técnico Olivier Perrin lo vio jugar, quedó asombrado. Tenía un par de botines en pésimas condiciones y un pantaloncito que ni siquiera era de fútbol. El cazatalentos estuvo a punto de impedirle que juegue en esas condiciones. Pero finalmente lo puso en la cancha. Unos minutos más tarde le dijo: “Vos te quedás. Vas a jugar en mi equipo”.
Le pidieron que asistiera durante dos temporadas a una academia llamada Generation Foot. Allí hizo 131 goles en 90 partidos. Ese fue el trampolín al Metz, adonde viajó sin avisarle a su familia. Un día de 2011, mamá Satou recibió un curioso llamado. “Hola mami. Estoy en Francia. Voy a jugar en el Metz. Si no me creés, podés prender la televisión y verme”.
En la temporada siguiente emigró al Red Bull Salzburgo, donde en su segunda temporada marcó 23 goles y metió un doblete: campeón de la Bundesliga austríaca y la Copa de Austria 2013/14. En total fueron 45 conquistas en 87 partidos.
Su velocidad explosiva llamó la atención de un fútbol ideal para sus condiciones: la Premier League. Firmó para el Southampton. Y un año más tarde reescribió los libros: el 16 de mayo de 2015 anotó ante Aston Villa el hat-trick más rápido de la historia de la Premier League. Fueron tres goles en 176 segundos. El partido terminó 6 a 1.
Liverpool posó sus ojos en el senegalés. Y lo adquirió en 2016, a cambio de 41.000.000 de euros. Hasta hoy lleva convertidos 107 goles en 244 partidos oficiales con los Reds. Sufrió desde adentro la derrota 3 a 1 ante Real Madrid, en la final de la Champions League 2017/2018. Fue la noche en la que el arquero alemán Loris Karius regaló dos goles.
Zinedine Zidane, el mismo que padeció dentro del campo de juego aquella humillante derrota ante Senegal en el Mundial 2002, lo venía siguiendo y quedó encantado con su actuación en ese partido disputado en Kiev. Incluso, hubo sondeos para sumarlo al conjunto merengue. Pero al poco tiempo Zizou pegó el portazo y todo se diluyó... Al menos por ahora. Antes de la pandemia fue tasado en 150 millones de euros.
Musulmán practicante, poco después de ese encuentro se hizo viral una grabación que le hicieron mientras limpiaba los baños de una mezquita. Su gesto solidario y humilde le valió el respeto y elogio de millones a lo largo del planeta.
Liverpool FC footballer Sadio Mane cleaning the mosque toilets and wudhu area. mA #humbling pic.twitter.com/eNIxZzSLTf
— Khalil Laher (@khalillaher) September 1, 2018
Al año siguiente tuvo su revancha personal. Liverpool se proclamó campeón de la Champions League, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes. El 2019 pudo haber sido el mejor año de su vida profesional. Sin embargo, la derrota ante Argelia en la final de la Copa Africana de Naciones fue una espina que se clavó muy profundo y recién ayer puso sacársela.
El próximo 10 de abril, Sadio Mané cumplirá 30 años. Dicen que los cambios de décadas generan grandes cambios en las personas. Que se hacen balances por lo realizado y se proyectan nuevos desafíos para lo que viene.
Tal vez, solo tal vez, para el delantero de Liverpool el próximo objetivo sea conducir a su selección a Qatar 2022 y jugar su segundo Mundial consecutivo.
Para eso, deberá ganarle el mano a mano (ida el 23 de febrero, vuelta el 29, de local) a… Egipto. Aunque también puede darse que la moneda en el aire dé un giro y los que hoy celebran terminen el mes con una mueca de frustración.
Pero no hay nada que hacer. Así de cambiante es el fútbol.
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