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Rosario Central eliminó a River de la Copa de la Liga, pero Martín Demichelis no duda: “No me voy a dejar hundir por el mundo externo”
El entrenador Millonario dijo que está “muy dolido”, pero que se sigue sintiendo con fuerzas para lo que viene
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En una definición insólita desde los penales, Rosario Central eliminó a River al vencerlo por 2-0 luego de empatar sin goles. Jorge Broun fue la gran figura de la noche, desviando los remates de Enzo Díaz, Agustín Palavecino y Pity Martínez, mientras que Lanzini erró el suyo. El equipo de Miguel Angel Russo también falló el disparo de Campaz (lo desvió Armani), pero terminó pasando a la final por las anotaciones de Lovera y Malcorra. Central festejó a lo grande con su gente y ahora jugará el partido decisivo el próximo sábado ante Platense.
Ahora se vendrá un momento de replanteos en el Millonario, ya que era el favorito de los cuatro equipos para quedarse con el campeonato, y si bien Demichelis (ni River) tenían urgencias para ser campeón, había una necesidad de finalizar el año de otra manera, luego de las eliminaciones en la Copa Libertadores y la Copa Argentina. Y de la tormenta que debió atravesar el propio entrenador con el plantel en este segundo semestre.
Lo mejor del partido
En la conferencia posterior al partido le preguntaron a Demichelis si se sentía cuestionado. Y respondió: “Si me lo están preguntando seguro que está eso instalado. No me subí al escalón del éxito cuando habíamos ganado el primer torneo y no me confundía para perder mis ideales y humildad ni raíces porque sé de dónde vengo pero tampoco me voy a dejar hundir por el mundo externo. Me siento con total fortaleza para agarrar el auto e ir al River Camp para entrenar al equipo. Vivimos en un país pasional y todos opinamos, pero me sigo sintiendo con la fuerzas para lo que viene. Logramos en 7 meses algo que no era fácil. Estoy dolido y hay que ajustar los detalles. Hicimos un buen partido ante Central aunque sé que eso no le gusta a la gente. Quieren ganar, golear y gustar. No le sirven las explicaciones”.
River no hizo un mal partido, pero careció de peso ofensivo y las elaboraciones del ataque no fueron tantas. Jugó apurado en líneas generales y de los 26 remates en total (22 más los 4 de la definición) apenas 6 fueron al arco.
Durante toda la semana, de lo que más se habló en la previa de este encuentro fue sobre el desequilibrio de Jaminton Campaz, este volante zurdo que le dio dolores de cabeza al propio Millonario y que venía de ser clave en la eliminación de Racing por los cuartos de final. Russo, viejo zorro, jugó 4-2-3-1, pero ubicó en los primeros minutos al colombiano por la derecha. Movida de ajedrez que duró poco.
¿Demichelis iba a hacer retoques? ¿Iba a tomar más recaudos de lo habitual? La respuesta apareció con la planilla: ni Santiago Simón ni Herrera ni Casco (lesionado). Como lateral derecho –en un puesto sin dueño, donde el DT probó seis variantes en su ciclo- apareció Sebastián Boselli, el central uruguayo con mucho futuro y escasa participación hasta ahora. Y además sacó a González Pirez para tener un tándem más veloz: si superaban a Boselli, iba a quedar Paulo Díaz como el primer relevo para la posición de 2-4. Y por eso apareció Funes Mori como segundo central.
Salvo un centro puntual, Campaz estuvo controlado hasta los 22 minutos, cuando el zurdo sorprendió a Boselli y le ganó la posición sobre la línea de fondo y envió un centro que terminó en el córner. De ahí, un remate de Toledo controlado por Armani. Pero fue un aviso: River no podía darle ni un centímetro de ventaja a Campaz.
River no modificó su estilo, incluso redobló alternativas ofensivas para transiciones veloces, con los ingresos de Pablo Solari y Facundo Colidio, con Barco complementando este tridente por detrás de Rondón, el 9 que siempre exige y –con o sin carambolas– se muestra peligroso en los metros finales. Al lado de Enzo Pérez, De la Cruz, ese artista multifunción que (casi siempre) todo lo hace bien. De una combinación iniciada por el uruguayo y con más ataques interiores que desequilibrios por las bandas llegó un remate del uruguayo que lo obligó a estar atento a Broun.
De la Cruz era el principal eslabón de conexión en corto en River y complicaba a todo Central porque no sabían cómo tomarlo, pero empezó a sentir una lesión a los 25 minutos y despertó las alarmas de Demichelis, que mandó a calentar a Nacho Fernández, Lanzini y Aliendro. El uruguayo, ya desde una modificación del dibujo al 4-3-1-2 (con De la Cruz y Barco a los costados de Enzo Pérez y Solari más adelantado con Rondón) encuentra respuestas incluso cuando está disminuido físicamente: tres minutos después sacó un violento derechazo desde afuera del área que exigió una gran atajada del arquero canalla. Solari, ingresando por ese mismo sector, tuvo otra posibilidad con un disparo que se fue por encima del travesaño. A Central le costaba cada vez más pasar a campo rival. Un tiro libre de Barco fue apenas desviado por Broun y la pelota dio en el travesaño.
El plan de Rosario Central, con una posesión inferior al 30%, estaba claro: recuperar la pelota cerca de su arquero, en el bloque bajo, y salir rápido largo para poner a Campaz y Martínez Dupuy mano a mano contra el fondo de River. Lo pudo hacer apenas tres veces en toda la primera etapa y en eso fue clave Enzo Pérez, haciendo un partido muy táctico, siempre bien ubicado y anticipando (sobre todo a Malcorra, uno de los cerebros del equipo de Rosario) y robando balones.
En el segundo tiempo, River seguía dominando la pelota y el campo, pero se pasó de revoluciones a la hora de atacar. Y eso le sacó eficacia en los metros finales: a veces el centro no era bueno, en otras el último pase o la definición, como el derechazo cruzado de Colidio.
Enzo Pérez se empezó a cansar (vio la amarilla por una falta sobre Martínez Dupuy) y Malcorra encontró más espacios para habilitar a Campaz. De un par de lanzamientos suyos llegaron dos aperturas picantes del colombiano. En otro avance sacó a bailar a Paulo Díaz que lo bajó con falta en la puerta del área. Lo más peligroso del Canalla fueron los cabezazos de Mallo en las pelotas paradas.
Los ingresos de Claudio Echeverri y Manuel Lanzini (por Barco y Rondón, pasando Colidio de 9) buscaron refrescar el ataque, darle una gambeta más rebelde. En uno de esos movimientos, De la Cruz probó desde afuera con un remate desviado. Los últimos cambios de Palavecino y Pity Martínez terminaron de renovar el frente de ataque, pero dio la impresión de que River se potenció con creadores y, al mismo tiempo, le faltó peso desde los “finalizadores”. Lo más peligroso, antes de los penales, fue un remate de Boselli desde afuera. Un indicador de lo que le costó desequilibrar en el área rival a River. Otro: en la noche (incluido los penales), el Millonario pateó 26 veces y sólo en 6 acertó al arco de Broun. El arquero canalla hizo lo suyo en los penales y Central festejó la clasificación a la final. River, en cambio, recibió otro golpe inesperado.
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