ROSARIO.- Roberto Sensini es veterano de tres mundiales (1990, 1994 y 1998), fue sparring en el '86 en México, y quedó en el corte final de la lista en Japón Corea 2002. Vivió buenos momentos con la selección argentina , y algunas decepciones. Reconoce que no puede "volver a ver la jugada contra [Rudi] Völler" en la final de Italia ’90, una acción que derivó en el penal y la derrota por 1-0 frente a Alemania. "Siempre cambio cuando llega", asegura. "Toco la pelota claramente, no le hago penal. Si tuviera que repetir la jugada, esperaría un segundo más antes de cerrar", se confiesa.
Los procesos previos a los mundiales parecen ser difíciles para Argentina. En el 1986, la selección de Bilardo llegó cuestionada, finalmente ganó el título. Los campeonatos siguientes no fueron la excepción. La etapa previa al Mundial 90, aún con el título sobre los hombros, tampoco fue tan tranquila.
"Ese equipo llegó con varios jugadores que no estaban al cien por ciento como Diego [Maradona] con su tobillo y Jorge Burruchaga, con un problema en el aductor. Sin embargo, el equipo se puso un objetivo y sacó a relucir entre algunas limitaciones, rebeldía, amor propio y carácter, condiciones que un equipo tiene que tener para salir campeón. Era un equipo duro, que se camuflaba bien, y sabía cómo encontrar el objetivo", recuerda.
–¿Existe la manera ideal de llegar a un Mundial?
-Lo principal es llegar sin lesionados, algo que no es sencillo porque las temporadas son exigentes, y los jugadores argentinos suelen formar parte de muchos equipos importantes. Si la base del equipo está sólida, es un gran punto de partida. Ninguna selección llega al tope de su rendimiento. El equipo se va armando en el Mundial. Lo importante es arrancar bien, y hacerse respetar por los rivales.
–¿Cuál es el clima que se vive en la previa del Mundial, qué pasa por la mente de los jugadores, qué se charla?
–Siempre integré selecciones donde la confianza era plena, absoluta. Todos se convencen de dar lo máximo. Se charla de fútbol, se habla de los rivales, los candidatos. Te enfocás, vas por el máximo y dejás atrás lo que ya pasó. Durante los entrenamientos vas viendo si todo sale natural, si hay cosas forzadas, y desde ahí construís un equipo.
–¿Cómo arranca Argentina?
–Contratar a Sampaoli fue una jugada importante. Llegó por cuatro partidos y Argentina se clasificó en el último partido con una gran actuación de Messi. Desde mi experiencia desde el ‘86, debió haber sido uno de los peores procesos, principalmente desde la gestión. Pero acá está, empieza el Mundial, y comienza otra historia. La Argentina hoy empieza casi a la par. Arriba veo tres equipos, Alemania, Brasil y España. Francia puede terciar. La Argentina tiene cuatro partidos para poner en condiciones el equipo y subir ese escalón. Si hace las cosas bien y encuentra un modo de jugar, la Argentina se transforma en candidato. Seguramente cualquier jugador de Alemania o Brasil, pone a la selección como candidata. Si se convencen, pueden. Ganar en el debut contra Islandia, crecer ante Croacia que aparenta ser el más difícil del grupo y consolidarlo contra Nigeria. Eso sería ideal.
–¿Qué virtudes tiene este equipo?
–Cinco o seis de estos jugadores pasaron por finales, eso es una experiencia única, y van por una nueva final. Mascherano llegó con tiempo, se quedó, busca la mejor versión. Tengo la impresión que Messi se cuidó en algunos partidos con el Barcelona, porque buscan estar en lo más alto.
–Viviste quince años en la defensa de la selección. ¿Cómo ves a la que va a jugar contra Islandia?
–Creo que puede animarse a jugar con un lateral volante, como Salvio, que pueda hacer la banda, porque se va a plantear un partido donde Argentina va a atacar y el rival defenderá en su campo. Muchos partidos del Mundial se pueden dar así, con equipos bien ordenados en treinta metros, cerca de su arco. Después se puede rotar, porque con Croacia uno puede entender otra actitud más ofensiva de ellos y también hay que defender bien: probablemente, muchas de ellas mano a mano. Por eso lo veo más a Rojo contra Islandia que tiende a salir y ser más agresivo, a diferencia de Fazio, que tuvo una buena temporada, pero es un jugador de característica más posicional.
–¿Y rumbo al arco contrario?
–Creo que Jorge tiene claro todo. Elige un doble cinco de juego, lo hizo en Chile y en Sevilla. Tiene a Mascherano más posicional, a Biglia con buena ubicación y buen pie, y a Banega, un poco más ofensivo. Creo que la presencia de Meza tiene que ver con cubrir el sector derecho, por donde arrancará Messi. Buscará un poco de equilibrio. Lo Celso es un jugador claro que le puede dar mucho al capitán.
–¿Dónde ves dificultades en el equipo argentino?
–No tenemos mucha altura para defender. En partidos cerrados, o donde haya que defender, podemos tener complicaciones. Otamendi tiene buen juego, aunque no tiene la altura. Fazio es el que mejor defiende en ese rol. Mercado tiene oficio, gana, anticipa. En los volantes no tenemos. Alemania saca ventaja en eso. Croacia con los dos centrales.
–¿Qué Mundial vamos a ver?
-No se van a encontrar muchos espacios. Algunos equipos tendrán mucha facilidad para manejar la pelota hasta mitad de cancha, y después el uno contra uno. España es la que más paciencia tiene para entrar tocando. Se acostumbró a jugar así. Seguramente un gol cambiará el desarrollo. Por eso es importante tener individualidades que rompan líneas.
–¿Habrá sorpresas?
–Bélgica creció en estos años. Tiene muchos jugadores en las mejores ligas y eso lo puede potenciar. Brasil llega en un gran momento y queda saber cómo estará Neymar. España juega igual, incluso cuando Iniesta no está, lo que habla bien del sistema. Funciona igual, no es lo mismo, pero habla bien del sistema. La Argentina no está lejos. Un error es pensar que Messi nos va a resolver todo. Veo la búsqueda de Sampaoli de ponerle jugadores para que se encuentren.
El recuerdo de México 1986
"Esa selección fue creciendo durante el campeonato. No regalaba nada, era fuerte en lo mental. Se puede decir que el que tenía a Diego Maradona era campeón, pero tenía muchas virtudes. Argentina se hacía fuerte en cada práctica y en cada partido. Lo veíamos. Se entrenaba muy bien, con prácticas de fútbol -las famosas de Diego con los botines desatados-, que el equipo aprovechaba. Vimos como se hicieron fuertes y que nunca se conformaban. Diego los obligaba a mejorar".
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